Capítulo 12

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El maestro

- Cada vez entiendo menos, ¿Por qué yo soy quien debe cuidar de estas dos especies? - Comenzó a hablar Hoseok una vez su esfera de cristal había dejado de transmitir la imagen de aquellos dos vampiros, su voz demostraba la preocupación que se había instalado en su ser, comenzaba a arrepentirse por ser hechicero y aparte ser el elegido por Aleysha, era mucho trabajo y no se sentía listo para ello. - ¡Estas dos especies causaron una guerra! ¿¡y yo debo cuidarlos!? No, todos aquí están locos, ¡LOCOS! Me reúso a hacerlo, ¡apenas puedo cuidar de mí! y soy un desastre haciéndolo. -

- Hobi... - Habló el mayor de la sala viendo como su aprendiz caminaba de un lado al otro despeinando su cabello y jalándolo las hebras con sus dedos.   

- Yo, un simple mortal cuidando de las dos especies que más se odian en todo este mundo, todo se va a descontrolar, el mundo caerá y será toda mi culpa, no podré vivir con eso. - 

- Hobi... - Volvió a llamar el mayor, pero el chico no prestaba atención, estaba bastante sumergido en sus pensamientos que no podía disociar lo que ocurría. 

- Uno tiene el pergamino de la profecía, el otro tiene al hijo de ambos, ¿acaso esto suena normal? Pude haber cuidado de los elfos o faunos, son seres más tranquilos que se relacionan con la naturaleza. -

- ¡Hoseok! - Llamó más fuerte, pero Hobi seguía sin prestar atención. 

- O las sirenas, seres de mar que conviven con los peces y solo se preocupan por aprender a cazar y cantar, ¡Pero no! ¿Qué tenía preparado el destino para mí? ¡LUCIFER Y DRÁCULA! - Gritó esto último dando una patada en el suelo, estaba bastante frustrado que cada que hablaba apenas se le podía entender a causa de la velocidad de sus palabras. El hechicero se quejó tomando su pie a causa del golpe dado con anterioridad, seguía hablando a la vez que se quejaba por su lastimado pie.

- ¡JUNG HOSEOK! - Gritó el mayor estampando su bastón en el suelo, Hobi no hubiera hecho caso de no ser por el estruendo que se escuchó cerca de ambos.

Un ligero temblor ocurrió, al parecer, solo en la casa de ellos, un trueno hizo retumbar la casa alumbrando las ventanas desde afuera, el menor abrió sus ojos en demasía, el mayor de la habitación ni se inmutó, él no había provocado eso, pero sabía a la perfección de quien se trataba. 

- Gracias Aleysha. - Pronunció aquel canoso ser y avanzó un par de pasos hacia el adverso, con su mano que no sostenía el bastón, tomó el hombro del chico. - Hobi, si tú eres el que fue escogido para esto es porque eres el único capaz de cumplir con los deseos de nuestra diosa Aleysha, el problema aquí es que tu no lo has notado aún, se paciente y confía en ti mismo, estoy totalmente seguro de que no vas a fallar, confía como yo confió en ti. - Terminó de decir con la voz bastante relajada y digna de su usual forma de ser.

- Aleysha... - Susurró bajo llevando la mirada hacia la ventana que dejaba ver el bello paisaje de afuera. - ¿La conoces personalmente? Quisiera verla, tengo muchas preguntas para hacerle. -

- No puedes verla, al menos no aún, la conozco, si, también he hablado con ella, pero lamentablemente no la podemos ver físicamente, ella está cumpliendo una condena divina por casi destruir su mundo. -

- Pero ella no fue la culpable, Lucifer, Drácula y esa mujer fueron quienes comenzaron con todo. -

- Si Hoseok, pero Aleysha creó a los vampiros y permitió que un ser no creado por ella habitara con nosotros, si lo vemos desde esa perspectiva, fue todo a causa de ella, aparte no podemos saber lo que los dioses saben, sus reglas y todo lo que han vivido, lo único que sabemos es que ellos tienen su propio mundo al cual no tenemos permitida la entrada. - 

El menor soltó un suspiro y dio un par de pasos atrás hasta caer sentado por inercia en el sillón de ahí, su mirada se perdió en el suelo y su adverso tomó asiento a su lado mirando hacia aquel mueble donde tenía todos los libros desordenados a causa de su alteración de minutos atrás cuando buscaba el pergamino. 

- Yo sé que podrás con esto y más. - Susurró el mayor luego de un largo rato en silencio.  

- ¿Y si hago algo mal? No quiero cargar con ese peso en mis hombros maestro, es mucho para mí. - respondió estando más calmado, su respiración se iba regulando poco a poco y su mirada se dirigió hacia donde su mayor estaba sentado, él le devolvió la mirada y le dedicó una dulce sonrisa. 

- No harás nada mal, no puedo decirte lo que debes hacer, ya que tu solo tienes que descubrirlo, lo único que si puedo decirte es que no puede haber alguien mejor para el trabajo que harás, repito, solo debes confiar en ti, estoy seguro que harás las cosas aún mejor de lo que Aleysha piensa, no te conoce como yo. -   

El menor del lugar sin decir nada más estiró sus brazos hacia el mayor abrazándolo con bastante cariño, se sentía muy cómodo y feliz teniéndolo cerca, sentía que, sin él, su vida sería un vacío total, no quería ni imaginar como seguiría sin tenerlo a su lado. 

- Gracias, enserio muchas gracias. - Susurró Hobi sin separarse de aquel lindo abrazo que estaba teniendo, el adverso correspondió gustoso a esta muestra de afecto y agradecimiento, ambos eran la única familia que tenían cerca, tan unidos como si fuesen padre e hijo. - Nunca se vaya de mi lado, aunque ya no esté, quiero que siempre esté conmigo, no me deje solo nunca. - Murmuró 

El mayor al escuchar estas palabras sintió como una pequeña lágrima se resbalaba con lentitud desde su ojo hasta llegar a su barbilla, sabía que no le quedaba mucho tiempo en ese mundo, tomó aire de manera profunda y al separarse del abrazo logró limpiar aquella lagrima sin que el menor se diera cuenta.

- Jamás te dejaré solo, eres el pequeño hijo que nunca pude tener, no sabes lo agradecido que soy al poder haberte visto crecer, aún recuerdo cuando eras un pequeño que apenas se sostenía en sus pies y que babeaba cada que dormía, has crecido tan rápido, aunque sigues babeando en la noche. - Comentó esto último riendo un poco.

- Hey, eso es un secreto. - Se quejó el menor golpeando cuidadosamente el hombro del mayor. 

Ambos rieron un poco más, recordando algunas vivencias que llegaron a tener juntos, a decir verdad, eran más unidos de lo que aparentaban. 

El tiempo pasó y la luna cayó oscureciendo así los alrededores, Hobi se despidió del más grande y se fue a su habitación para poder dormir, por su lado el hechicero más grande salió de la casa, se recostó en el verde césped que adornaba el exterior del lugar y mantuvo su vista fija en aquella luna azul de forma esférica y con un par de anillos a su alrededor, lucía más linda cuando Aleysha era feliz, su brillo era mayor.   

- Gracias por permitirme cuidar de él, no sabes lo feliz que me hiciste, creaste al ser con el mejor corazón, te pido que cuando me vaya de aquí y visite aquel bello lugar que tienes preparado para mí, él sea feliz, encuentre el amor como tú lo hiciste años atrás, cuando eras libre, lamento haberte causado todo ese dolor, sé que tú y yo tampoco podremos encontrarnos de nuevo, pero jamás me olvides, eres la única mujer que pudo hacerme tan feliz, ojalá jamás hubiese muerto de aquella manera, no tuve tiempo de despedirme de ti como debía... Pero sabes, agradezco de todo corazón que me hayas dado esta oportunidad, aunque esto te haya causado más problemas con nuestro dios, enserio, muchas gracias amor. Aprovecharé estos días que me quedan a un lado de él, jamás los olvidaré. - 

Así fue como luego de esta pequeña charla el mayor cerró sus ojos quedándose dormido a la intemperie con una gran sonrisa en su rostro y lleno de felicidad en su corazón.

Seres mitológicos || Namjin +18 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora