Capítulo 4.

1.4K 188 208
                                    

—Chan hyung vendrá a visitarnos.

—¿En serio? —Una sonrisa se extendió por los labios de Seung Min tan pronto como escuchó aquella noticia.

Ji Sung asintió y le enseñó a Seung Min el mensaje donde su antiguo compañero confirmaba que ya tenía todo preparado para viajar a Corea y quedarse ahí por lo menos un par de meses, pues tenía que hacer servicio comunitario por parte de su universidad y le habían dado la libertad de escoger en dónde.

—También me dijo que podemos tener una videollamada esta noche.

—Oh, cómo desearía poder tener videollamadas con ustedes —suspiró el pelinegro.

—Necesitamos conseguirte un teléfono... ¡Ya sé! Podríamos juntar nuestros ahorros y comprarte uno aunque sea usado o de casa de empeño.

—¡No! No es necesario. Perdón, fue más como un pensamiento que solté en voz alta...

—¡Pero sería genial, Seung Min! Estaríamos en contacto incluso fuera de la escuela y también podrías tener redes sociales —intentó convencerlo—. Además, ¿no te parece un poco injusto que tu mamá sí tenga un teléfono y tú no?

—Lo dices como si mi mamá tuviera algo muy moderno —rio el más alto—. Su teléfono es de hace años, sólo sirve para enviar mensajes, hacer llamadas y recibirlas. Mi mamá dice que eso es lo único que necesita.

—Bueno, pero el punto es que a ti no te vendría mal tener un teléfono y lo sabes.

La conversación se vio interrumpida cuando Hyun Jin se acercó a aquella mesa y saludó a ambos chicos, ganándose una mirada de pocos amigos por parte de Ji Sung y una expresión facial de pura confusión por parte de Seung Min.

El joven de cabello color cobre apenas y podía confiar en alguien después de todo lo que había sufrido por culpa de Min Ho, por eso no se sentía cómodo con la idea de que algún otro estudiante tratara de dirigirle la palabra, en especial si éste parecía venir del mismo tipo de familia que la persona que le había hecho tanto daño. Mantener la guardia en alto se sentía como una necesidad, pero Seung Min era el único que era capaz de comprenderlo.

—¿Les gustaría probar mi postre? —Ofreció Hyun Jin con una media sonrisa—. Son crêpes Suzette* —pronunció en lo que a Seung Min le pareció perfecto francés—. Ah, pero no tienen triple sec**, descuiden —agregó con una risa suave.

—Y-yo... no sé qué es eso... —Murmuró el pelinegro con cierta vergüenza.

La presencia del estudiante nuevo lo ponía nervioso y no podía entender el porqué.

Hyun Jin sacó un recipiente de vidrio de su elegante bolsa de almuerzo, lo acomodó encima de la mesa y habría alcanzado a retirar la tapa de no ser por Ji Sung, quien movió su mano rápidamente para detenerlo.

—Mejor no pierdas el tiempo, no queremos tu postre —le dijo con un tono de voz cortante—. ¿Te puedes ir, por favor? Mi amigo y yo estábamos hablando hasta que llegaste y nos interrumpiste.

—Ji Sung... —A Seung Min no le gustaba para nada ver a su amigo transformarse en una persona grosera sólo por estar cerca de un estudiante adinerado, pero al mismo tiempo hacía todo lo posible por entender el motivo detrás de su actitud tan cerrada y fría.

—¿Podría sentarme con ustedes? —Se animó a preguntar el castaño.

Aquella pregunta sorprendió demasiado a ambos. Seung Min se quedó sin saber qué responder y Ji Sung lo miró con el ceño fruncido durante varios segundos.

—No —respondió Ji Sung.

Seung Min miró a su alrededor, un tanto inquieto al darse cuenta de que los demás no dejaban de señalar a Hyun Jin y susurrar cosas, probablemente malas. ¿Por qué Hyun Jin quería sentarse con ellos? No tenía sentido.

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora