✎Tal vez en otra vida podrían estar juntos sin que el mundo los criticase.
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│todos los personajes pertenecen al mangaka Kohei Horikoshi.
│historia me pertenece a mi, cualquier tipo d...
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Lo sabían, estaban más que conscientes que la sociedad no aceptaria una relación de dos omegas.
Pero esto era demasiado, no creyeron que su odio llegaría hasta este punto.
Ambos omegas corrían tomados de las manos, escapando de aquellas personas que les querían hacer daño.
─¡Ya no puedo, paremos! ─gritaba el peliverde en lágrimas. Sus piernas ardían.
─¡No! ¡No ahora por favor! ─el rubio igual estaba llorando a mas no poder, sus tobillos y piernas igual ardían. No sabían cuanto llevaban corriendo pero sus perseguidores no se cansaban.
─¡¡Ya no puedo!! Tu corre, perdón... Yo no puedo ─el pecoso se detuvo, deteniendo consigo al rubio el cual lo miraba con miedo.
De lejos se escuchaban los gritos de las malas personas.
─¡¿Eres tonto?! ¡No te voy a dejar, vamos! ─el rubio intentaba hacer que su pareja siguiera.
─¿¡Y si escapamos qué!? ¿¡Crees que podremos vivir en paz!? ¡A dónde sea que vayamos nos tratarán mal! ─el de ojos esmeralda tenía razón, y el rubio lo sabía.
A dónde sea que vayan, nada cambiaría.
El de iris ambar estaba más calmado por alguna razón, miró a su alrededor y visualizo un barranco. Sabía que su altura era la suficiente para una muerte asegurada.
─Si vamos a morir, no quiero que sea a manos de ellos ─el pecoso lo volteo a ver confundido, su novio le señaló el barranco y supo lo que tenía en mente.
Sonrio calidamente y asintió.
Solo tendría que correr un poco más y todo terminaría.
No sufrirían más y le parecía algo romántico.
Al llegar a la orilla del barranco ambos se miraron a los ojos, seguían derramando lágrimas, tenían miedo. No querían morir pero sabían que no había más opción. O tal vez ellos no la conocían.
─Te amo... ─hablaron al mismo tiempo dándose un último beso, era un beso con sabor amargo. No querían que terminará.
Se volvieron a tomar de la mano y cortaron el beso. Miraron hacia el vacío y respiraron hondo.
Apretaron el agarre en sus manos, intentando darle fuerzas al otro.
Estaban listos para saltar cuando el de pelo esmeralda escucho un sonido que lo asustó para después ser jalado por la mano de su novio hacia el vacío.
Una flecha se encontraba incrustada en el pecho del lindo rubio, a la altura del corazón.
El pecoso soltó un grito desgarrador al ver a su novio muerto antes que él y a manos de ellos, se supone que morirían juntos y esa caída se le estaba haciendo muy larga.
