Capítulo 22

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Capítulo 22

—Haz como si no estuviera

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—Haz como si no estuviera.

—Como si fuera tan fácil. Por mucho que intente fingir que no estás, no puedo.

Saber que mi presencia la alteraba me provocó una gran sonrisa. Le di un beso en la mejilla antes de centrarme de nuevo con lo que estaba: la sesión de fotos para el proyecto. No sé cómo habíamos podido coincidir con los horarios tan dispares que teníamos, pero al final habíamos encontrado un hueco libre.

—Posa un poco. Pon las manos en una posición natural y destensa los hombros. Pareces un palo en esa misma pose, un poste. No quiero que parezca que te estoy obligando.

Suspiró.

—¿Y no es así?

—Los dos sabemos que estás aquí porque quieres.

—Yo diría porque me pagas muy bien.

La miré inquisitivo. Me acerqué un par de pasos, exhibiendo mi mejor sonrisa ladeada.

—¿Ah, así? No recuerdo haber acordado algo semejante.

Jugueteó con el dobladillo de las mangas de mi jersey. ¿Se había sonrojado?

—Te habrás olvidado. Se supone que me pagarías con tus besos, tontorrón.

Una de las cosas que me habían sorprendido aquellas primeras semanas de noviazgo era descubrir el lado dulce y romántico que habitaba en Venus. No estaba acostumbrado a verla tan cercana y cariñosa; supuse que se debería a que se sentía cómoda entre mis brazos, tal y como yo me sentía cada vez que estábamos juntos.

Acorté la poca distancia que nos separaba. Entrelazó lo brazos alrededor de mi cuello, con una sonrisa preciosa en los labios. ¿Qué me estaba haciendo aquella morenita? ¿Por qué últimamente solo podía pensar en todas las formas de hacer que ese gesto se formara en su boca?

—Ahora que lo recuerdo, sí, creo que dijimos que mi pago iban a ser tus mismos.

Una carcajada brotó de su garganta. Me dio un tímido beso en la mejilla antes de separarse. Estábamos en una de las zonas verdes del campus, cámara en mano. Venus era muy tímida ante la cámara, lo que había ralentizado el proceso, aunque he de decir que había sacado varias fotografías que eran dignas de un propio álbum fotográfico.

En un par de ocasiones, le atusé el pelo antes de disparar un par de tomas. Después, la llevé hasta la zona donde había una fuente preciosa y cuyas fotos quedaron insuperables.

—¿Has traído el otro jersey que te he pedido?

—Por supuesto. No entiendo para qué lo necesitas.

—Para que no aparezcas con la misma ropa en todas las fotografías, mujer —expliqué con obviedad—. Así parece que te las has hecho en días distintos.

Venus. Luz y oscuridad (Serie «Chicas guerreras» 1) (#PGP2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora