Capítulo 13.-El monstruo del espejo

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Sábado/07/Noviembre/2020.

La noche anterior me había dormido con los dedos cruzados y con un deseo; que Angelina nunca más volviera a casa. La quería ver muerta, quería matarla, así como mis padres se habían encargado de matar cada cosa buena que había en mí hasta convertirme en nada.

No esperé su llegada dándome la ansiada noticia, sabía que estaba en casa, sola, que no había nadie que estuviera haciéndome compañía, no requería su consuelo, yo solo quería que Angelina estuviera muerta.

Me levanté de la cama con pesadez, no hubo una alarma que me hiciera despertar de la cama, ella también se había olvidado de mí por esta ocasión. Era la primera vez que lo hacía y la sensación de vacío lleno mi pecho.

Caminé hacia el espejo, ansiaba ver el reflejo de una persona que había acabado con lo bueno que había en la vida de sus padres, ansiaba ver a ese monstruo que mis padres tanto odiaban, quería ver el reflejo, mientras una sonrisa llegaba hasta mis ojos, una sonrisa de placer por haberles arruinado aquello que tanto les gustaba.

Descubrí el espejo de la habitación, mientras tocaba con cuidado el reflejo de lo que era. Las cicatrices y marcas del daño que me habían ocasionado para convertirme en alguien que ellos pudieran amar, se podían ver a través de la desnudez que la pijama no alcanzaba a cubrir.

Sonreí fragmentada, mientras tocaba con suavidad cada parte que me constituía.

«¿Y el monstruo del espejo? ¿Dónde está el monstruo del que tanto solían hablar? ¿El monstruo realmente soy yo? ¿Yo soy esa persona que decían que tenía que destruir? ¿Todo este tiempo me he estado destruyendo? ¿Ese monstruo no existe? Todo este tiempo traté de matar a un monstruo que nunca existió, todo este tiempo traté de matarme a mí misma creyendo que de esa manera acabaría con el monstruo cuando el monstruo realmente soy yo, todo este maldito tiempo me lastimaba a mí misma. Yo no soy ese monstruo del espejo. El monstruo del espejo no existe. Los monstruos son mis padres, todo este tiempo ellos me han estado matando lentamente. El monstruo del espejo nunca he sido yo, ellos han creado esto, ellos quieren que sea un monstruo».

Y lo estaban consiguiendo, estaba siendo igual de monstruosa que ellos, había acabado con Angelina. La maté, la maté como todas las veces en las que ellos lo hicieron conmigo, y no había ni una sola pizca de arrepentimiento en mí.

Miré mi herida a un visible con algunos restos de sangre seca. Alcé mi falda, miré cada cicatriz en mi cuerpo, cada vez que traté de matar el monstruo del espejo, pensando que de esa manera haría feliz a mis padres, pensando que ellos me amarían, pensando que por fin podría ser feliz y lo único que quieren hacer es desaparecerme. Toqué cada cicatriz, vi la historia de cada una de ellas, ¿me he estado matando lentamente para hacer feliz a alguien que no me necesita? ¿Su felicidad depende de mi sufrimiento? ¿Ellos merecen ser felices a cambio de mi felicidad?

Escuché el ruido de la puerta, mis padres habían llegado y no escuché su voz, no escuché el llamado de Angelina, ni su canto entrando a la vivienda, ella no venía con ellos. ¡Angelina estaba muerta!

—¡Angélica!—llamaron con fuerza mi nombre que escuché el vibrar y desestabilizar toda esa falsa paz que me había acompañado.

Bajé con una gran sonrisa de maldad en mis ojos, no había podido disimularla a pesar de que lo intenté, pero realmente estaba satisfecha de haberles arruinado la felicidad a los que me habían saboteado la mía. Amaba destruir todo lo que ellos amaban.

—¡¿Sabes que te odio?!—gritó mi madre desde el suelo, me limité a solo asentir con la cabeza—¿Realmente lo sabes maldito monstruo?—tiró de mi brazo hasta acortar la distancia que nos separaba, mi mejilla se llevó un golpe.—¿Entonces hasta cuándo dejaras de ser un estorbo?—preguntó mi madre, tomó mi cabello con fuerza tirando de el.

Balas Perdidas ¿Alguien me amará? (Nueva Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora