Capitulo 2

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—Lo siento, ustedes me pagan muy bien pero ya no puedo, disculpen, debo renunciar —Óscar hablaba con mis papás y ellos no estaban angustiados porque se fuera, sino porque ya nadie cuidaría de mí, y para ellos me convertí en una carga, pero no lo quieren aceptar, al fin y al cabo, mi enfermedad no prometía que viviría hasta hacerme viejo.
—Óscar, piénsalo bien, de verdad que te necesitamos, mi hijo no puede hacer nada por sí mismo y necesita ayuda —mi mamá lo miraba triste para que lo reconsiderara, yo estaba ahí como una estatua, sentía la mirada de Óscar y la desaprobación de mi papá, no me mires así, yo no tengo la culpa de que no haya aguantado cuidar una piedra.
—Me tengo que ir —Óscar de verdad quería irse, tomó sus cosas y se despidió de mí despeinándome, ¿estaría pensando que lo voy a extrañar? Ya era hora de que te fueras.
Mis papás intentaron rogarle antes de que se fuera, Óscar les suplicaba que no lo hicieran cambiar de opinión porque no lo haría, después de varios intentos, se fue. Cerraron la puerta desanimados y me miraron, como si yo tuviese la culpa de que no tengan tiempo para mí. No sabían que hacer, encontrar un tipo como Óscar era difícil, tan solo se quedaban viéndome, esperando que me parara y les dijera “Oigan, tranquilos, yo puedo cuidarme solo”, eso esperaban, vaya que lo deseaban.
—Puedo…puedo pedir unos días en mi trabajo, hasta que encontremos a alguien que te cuide —decía mamá mientras volteaba hacía mi papá esperando una mirada de aprobación —. Así podríamos pasar tiempo juntos, tú y yo —volteó la mirada a mí, hablándome como si fuese niño pequeño.
No me importaba en absoluto, para un adolescente promedio como yo, le importaría mucho que su mamá siempre le fuera a dejar a la escuela, que lo despida de beso, que le meta lonche, ya que para ellos sería mucha humillación que su mamá les dé amor, por mi parte, no es nada de eso, no puedo ir a la escuela solo, no puedo alejarme de mamá si me intenta dar un beso y me tienen que meter la comida a la boca, ¿qué importa que mamá esté todo el día conmigo? En la escuela, en la casa, si todos los días me dicen de cosas, ¿por qué no aguantar que me digan muchas más cosas por traer a mi mamá a la escuela? Ellos piensas que porque me dicen de cosas, me voy a sentir mal, están equivocados, no me da impotencia que no sepan que me viene y me va, más bien, intento aparentar que me siento mal porque si algún día me llego a morir, que es seguro, los primeros que se van a sentir mal, son todas esas personas, eso me llena de alegría, porque sé que al final, el que va a terminar ganando, soy yo.
Al día siguiente, mamá fue quien me bañó, me vistió y me arregló para ir de nuevo a la escuela a calentar mi silla, estaría todo el día en la escuela, esperando a que terminaran mis clases para que pudiera darme algo de comer o hablar conmigo, no aguantaría, sé cuánto le gusta su trabajo y que pierda de su tiempo para cuidarme, para ella era un poco abrumador.
—¿Qué quieres hacer? —¿Cómo quería que le contestara?, mamá, por eso renunció Óscar, intenté decirle con la mirada que tenía varios libros en mi mochila, pero, ¿cómo decir eso con una sola mirada? —. Quieres ¿jugar?, ¿comer? ¿hablar conmigo? —cada pregunta que hacía era más tonta que la anterior, sé que no debo pensar tan negativo, para mi mamá era la primera vez que me cuidaba y sé que estaba nerviosa porque movía sus pies rápidamente, mamá, soy tu hijo, no un desconocido.
Volví a intentar que me entendiera con el movimiento de mis ojos, mantuve mi mirada en mi mochila, hasta que entendió que es lo que tanto miraba.
—¿Por qué lees este tipo de cosas? —tú me compraste los libros. Mi mamá inspeccionaba los libros del derecho y al revés, los estaba maltratando, refunfuñé para que dejara de hacerlo, para mí, mis libros eran lo más sagrado —. No voy a dejar que leas este tipo de cosas, ¿Cómo qué “Asesinos en serie”? ¿por qué necesitas leer este tipo de cosas?
Pensemos, mi mamá estaba pensando que los leía porque un Domingo por la tarde saldré a matar gente por lo que he leído en “Asesinos en serie”, “eres lo que lees”, qué estúpido, revolví los ojos para mostrar mi enojo con las frases tan poco coherentes de mi mamá.
—Te voy a castigar estos libros, te voy a poner a leer, no sé, libros de John Green.
No creo en ti, pero Dios, de verdad que me está empezando a molestar que hable mucho, Óscar, vuelve.
Y así todo el día, después del día de mi accidente, este fue el peor día de mi vida.

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