Capítulo XIII

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Aclarando...

«El está, muerto» pensé. Me di cuenta que la chica frente a mí no tenía ni la menor idea de lo que le había ocurrido a nuestro amigo.

Rasqué la parte trasera de mi cabeza, incomodado.

—Él... ha–

—¡¿Qué rayos haces, Sam?! —Reclama alguien. La voz masculina llena de ira y desprecio me hace girar. Es él, Zain llegando de manera apresurada e imprevista.

Sam, su gesto tranquilo deja de serlo volviéndose curioso y expectante mientras ignoraba completamente a su pareja. No deja de mirarme, sus ojos estaban llenos de curiosidad pura, clavados en mí, esperando lo que yo tenía que decir.

—¿Te quedaste sin habla? —Emite la chica al dar un paso hacia mí. Sus cejas se hunden apenas.

Yo retrocedo, no por temerle, todo lo contrario, quería estar cerca y preguntarle cosas sobre el pasado, pero no después que ellos no supiesen ni siquiera que Dániel había fallecido.

Zain brinca casi sobre mí y se alza. Yo doy otro paso hasta que me detiene una mesa de plástico que adornaban el local de un lado.

—¿La estás molestando? —Señala mi pecho y me quito para que no me toque—. Te sugiero que te metas con alguien que si te pueda da–

—¡Cállate Zain! —Demanda Sam. Él la mira, incrédulo, sin entender nada, nadie entendía nada. Ella se acerca y me hace mirarla—. ¿Qué estabas por decir antes de que él llegase? —Exigió en mi dirección.

Tragué y pensé rápido en lo que iba a de decir: Dániel murió.

Era fácil, unas simples palabras... Pero, ¿y si eran tomados por sorpresa cómo ocurrió conmigo? ¿Qué pasaría si les afecta?

—Es mejor que se vayan —susurra Alice cabizbaja, pero es la voz que menos se escucha entre todos. Es evidente que le teme a su hermana mayor. Sam la hace callar con la mirada.

—Andrew —trata de intervenir Samuel dando unos pasos hacia mí.

Yo asiento, sonrío, le hago un gesto tranquilo y se da cuenta que es mejor no meterse.

—¡Responde! —Pide esta vez desesperada, con sus facciones en interrogantes. Ella, Sam, sabía que algo no estaba bien, no del todo. Siempre fue la mas inteligente, la mas valiente—. Te lo pido.

Mi ceño se arqueó apenas con su suplica. Se creó un nudo en mi garganta al sentirme cercano con ella, con nuestra interacción, como era antes, como lo fue alguna vez...

Crecen unas arrugas en la frente de Zain al notar como su pareja me habla con tanta normalidad, sin desprecio, obviando por lo que todos me odiaban.

—Yo... —estoy por decir pero mi oración es cortada, no puedo responder.

Me siento sofocado cuando llega: Hannah, junto a ella Trent y Violet,  convierten y empeoran todo. La presión que se ancha con su presencia hace que mi corazón se vuelva loco y mis pensamientos se revuelvan.

Todos sus rostros son tan nostálgicos y conocidos. Parpadeó y los veo a todos: niños, corriendo, sonriéndose, sonriéndome... Juntos, éramos todos.

Trent da un paso y me fijo que la maseta roja de cabello no está encima de él. Entiendo que no veo el nido rojo lleno de rizos y la busco, busco a Marie pero no la encuentro, no está por ninguna parte.

—¿Qué ocurre aquí? —Se involucra Hannah entrando en la conversación de brazos cruzados.

Los repaso a todos; Trent yace con sus brazos inquietos, parecía tranquilo pero con mueca seria y con una pizca curiosa. Violet, cabizbaja, era más que evidente que no quería ni siquiera mirar la discusión, le aterraba. Hannah, el desprecio que ella sentía y desprendía hacia mí opacaba cada gesto o mueca. Sam, curiosa, atenta a cualquier cosa que saliera de mi boca. Zain, ya se encontraba bufando y sus manos hechas puños. Estaba en problemas.

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