El taxi se detuvo frente a la mansión en la que vivíamos, Héctor le pago y bajo del auto, me abrió la puerta y entramos a la casa.
— Dejame curarte Héctor —. Me acerque a él tomándolo de los brazos
— Estoy bien —. Hablo sin mirarme
Me dio la espalda, la tensión que había entre nosotros era notoria, se sentía a kilómetros de distancia.
Pase aun lado de él y fui a la habitación por el botiquín de primeros auxilios.
Lo tome entre mis manos y baje rápidamente las escaleras hasta llegar con Héctor.
Lo ví parado frente a la chimenea tomando un vaso de whisky, su brazo se recargaba en la chimenea mientras que en el otro detenía el vaso, me acerque a él con pasos ágiles.
— Héctor —. Le hable
Él me miro, su mirada demostraba arrepentimiento.
— Dejame curarte —. Me acerque a él y tome su mano entre la mía
Me quede estática observando su mano golpeada, pero lo que mas me impresiono fue que una corriente de electricidad invadió mi cuerpo al tocarlo.
— ¿Sucede algo? —. Pregunto
Lo mire y sonreí tiernamente mientras negaba con la cabeza repetidas veces.
Camine al sillón y me senté sobre el, deje aun lado el botiquín de primeros auxilios y mire a Héctor parado frente a mi.
— Ven, sientate —. Señale con mis cejas un lugar junto a mi
Él me hizo caso y se sentó aun lado de mi, tome su mano entre las mías y empecé a limpiar las heridas con alcohol.
Sentía su pesada mirada en mi rostro, después tome un pequeño algodón y comencé a limpiar las heridas de su labio roto, al parecer no le dolía por que no se quejaba de nada.
Al terminar comencé a limpiar todo, pero él seguía sin apartar su mirada de mi.
— ¿Sucede algo? —. Quise sonar lo mas tranquila posible para que él no se alterara
— No, pero gracias por curarme —. Sonreí y me levante del sillón
Pero antes de irme me tomo con delicadeza del antebrazo, lo mire, su mirada estaba perdida en la mía.
— No toleraría perderte, eres mía, solo mía —. Se levanto de golpe y planto un salvaje beso en mis labios
Su ritmo era posesivo, su legua entro a mi cavidad bucal con brusquedad buscando mi lengua.
Al principio me costo trabajo seguirle el ritmo, pero después de eso puede lograr seguir el beso.
Nuestras lenguas tenían una batalla interna, en la cual me dominaba él, mis brazos rodearon su cuello y sus manos tomaron con fuerza mi cintura.
Termino nuestro beso y el pego su frente con la mía.
— Si tu me llegaras a dejar, me mato —. Abrí los ojos de golpe, sus palabras me ocasionaban escalofríos
— Eso no va a suceder Héctor, yo siempre voy a estar contigo —. Algo en mi latió con fuerza al decir aquellas simples palabras
Cada día me costaba aun mas trabajo mentirle sobre lo que sentía por él.
— Que descanses —. Me separe de él y camine hacía la habitación
A pasos veloces llegue hasta ella, entre y recargue mi cuerpo en la puerta.
Mi respiración era entre cortada, mi corazón latía a mil por hora y mis nervios se apoderaban de mi, decidí darme una ducha con agua fría, me desnude y entre al baño.
Deje que el agua fría acariciara mi piel desnuda, cerré los ojos y pegue mi frente al mármol.
Recordando aquellos momentos tan felices que viví con Andrés, pero los borre inmediatamente al verlo besar a otra mujer que no era yo.
Abrí los ojos y cerré la llave, tome una toalla y cubrí mi desnudes, salí del baño y fui al armario a buscar algo para dormir.
Encontré un pequeño vestido color piel de seda, deje la toalla aun lado y me coloque el vestido.
Deje que mi cabello se secara un poco, y antes de si quiera llegar a la cama, observe la hermosa luna brillante.
Me acerque al ventanal y la observe con cautela, su brillo me recordaba a la forma en la que me miraba Héctor, con tanto amor y dulzura.
Sonreí con tristeza sintiéndome culpable por todo el daño que le causaría si lo dejara.
Agache la mirada y camine a la cama, me recosté en ella, me acomode, sintiendo el espacio vacío de Héctor a mi lado.
Lo roze con las puntas de los dedos, su aroma embriago mis fosas nasales, cerré los ojos y caí rendida en un profundo sueño.
ESTÁS LEYENDO
MÍA, SÓLO MÍA (+18)
RomanceTERMINADA...✓ - ¡Héctor no! -. Mi pulso se acelero él me tenia acorralada No dejaba de repartir besos agresivos por todo mi cuerpo, por un momento en él observe la locura. - ¡Dime que solo me amas a mi! ¡Dímelo! -. Gritaba desesperado esperando mi...