La fiesta

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-¿Lili, y si no les agrado?

-Por favor cariño, eres adorable, claro que te amaran

Ambas subieron al coche y se encaminaron al la casa de su vieja amiga Park. La psicóloga al vivir con Jisoo y las pequeñas decidió comprar una casa y dejar de lado su antiguo apartamento

-Estoy muy nerviosa

-¿Jen, qué te preocupa?

-Tengo mucho que no las veo. ¿¡Y si se olvidaron se mi!?

Lisa de reojo vio a su esposa hacer un puchero y no pudo evitar sonreír. En tres años de casadas Jennie se había vuelto toda una humana. Incluso había iniciado su carrera como modelo.

La castaña era hermosa, sin duda, a sus 27 robaba miradas al pasar. ¿pero quien no voltearía a ver a una chica enfundada en chanel?

-Jennie, las viste hace un mes. Creeme, no te han olvidado

Al estacionar el coche, Lisa dedicó una mirada a la casa antes de salir, y suspiró

-Es Rose quien está a punto de colapsar

En el interior de la casa, la rubia no dejaba de caminar en círculos con inquietud, y eso no pasó desapercibido para la pelinegra

-¿Que pasa ardilla? Te veo inquieta

-Por si no lo has notado tengo una niña en cada brazo llorando a mares. ¿Por qué carajo no les das de comer?

-¿¡Yo!? ¡Mis pezones están desfigurados de tantos mordiscos, parecen caníbales!!

-Oh claro, ¿y en cambio te relajas con videojuegos mientras yo me encargo de todo no? ¡levanta tu culo del sofá y ven a atender a tus hijas ya mismo o no respondere!

-Pero...

-¡Kim Jisoo!

El timbre sonó distrayendo a la australiana, y dándole chance a la coreana de escapar ilesa de la discusión

-¡Yo abro!

-¡Espera Jisoo, vuelve aquí!!- gritó para poco después bufar. Vivir con Jisoo no era fácil, pero tener que lidiar con dos mini Jisoo era aun más complicado

-Hey mamá Park

La nombrada giro al oír la voz de su amiga y rodó los ojos de mal humor

-Lalisa no empieces y mejor ayudame con una, ya no siento los brazos...

Pero bastó con oír la voz de la tailandesa para que ambas niñas abrieran los ojos al instante

-¡¡Tita!!!

-Oh no...

Lisa amplió los ojos al ver a las dos pequeñas zafarse de los brazos de su madre y correr hacia ella.

Rose miró divertida como sus hijas saltaban en el mismo lugar en la espera de que Lisa las tomara entre sus brazos. Pero lo que más le divertía era la cara de pánico de la tailandesa

-Joder Lisa, solo cargalas. Parecen pulgitas saltando para alcanzarte

-Rose, la última vez tus pequeños demonios me rompieron el cel

-Mamá dijo que debía golpear la pelota que aparecía en la pantalla- susurró Yire con timidez mirando sus pies

-Golpearla hija, no estrellar el celular

-¡Y ni hablar de cuando casi me arrancan un dedo!- continuó Lisa

-¡Pensé que era de pollo!- exclamó Jeongyeon en rabieta

Me enamoré de mi gata 2 (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora