Capítulo 7

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Cada minuto de las siguientes dos horas estaba completamente planeado. Nada podía salir mal. Nada debía salir mal.
En su departamento se encontraba Juyeon junto a su novio. Hyunjae acariciaba su pelo y le daba pequeños besos por todas partes con tal de darle algo de calma. Para él se sentían como los últimos que recibiría de su parte. Por lo que sabiendo cuanto tiempo les quedaba juntos, simplemente puso ambas manos en los cachetes de Jae y lo besó lenta y profundamente. Diciendo que lo amaba, pero no solo eso. Prometiendole amor por más tiempo que el posible. Prometiendo lo inalcanzable. Queriendo darle toda la honestidad a través de su tacto, toda aquella que no pudo darle antes. Toda la que se merecía. Porque sí, Lee Hyunjae era un mundo entero para Juyeon, un mundo lleno de maravillas. Uno que le enseñó más cosas de las que se ve capaz de explicar, porque le enseñó que las palabras no dicen más que las caricias. Entre ellos dos éstas siempre sobraban, porque con un simple beso se decían más que en años enteros. Querían seguir, cada vez acortando más la distancia. Pero no podían, por más de una razón.
- Desde ayer… yo… todavía no puedo… vos sabes que quiero decir Juyeon no me hagas decirlo.
- Lo se bebe. - Le sonrió y lo volvió a besar brevemente. - Me gusta tu pelo, el rubio naranja te quedaba hermoso pero el azul me gusta muchísimo más.
- ¿Si?
- Si, todo de vos me encanta.
Se dieron de esas miradas que cargaban amor y pena, con miedo ambos se aferraron al otro. Se besaron una última vez y se desearon buena suerte. Hyunjae estaría en el cuarto de Eric escondido donde no lo podrían encontrar, solo por si era necesario, con el arma de Juyeon. Este último detalle el otro no lo sabía, porque si lo supiera jamás le dejaría hacerlo. En un principio en vez de Hyunjae iba a estar Hyunjoon, pero él seguía demasiado conmocionado por lo que había hecho en la mañana. Todavía no podía reaccionar, estaba en una especie de trance, de shock. Con él se encontraban, en su casa, Haknyeon, Eric, Changmin y Kevin. Por otro lado, Jacob y Sunwoo se encontraban en el café de enfrente del edificio de Juyeon. Si alguien resultaba herido ambos sabían primeros auxilios sin contar que Jacob era estudiante de medicina. Todo estaba cubierto, todo debería ir de acuerdo a lo planeado no mucho tiempo atrás.
Pasaron 20 minutos y Juyeon escuchó el timbre, era él o ellos, no sabía cuantos realmente. Al estar todos en el departamento sorprendentemente le dieron la oportunidad de explicarse. Pero se notaba bastante que lo único que querían hacer era meterle una bala entre las cejas.
- No iba y no voy a matar a mi amigo.
- Entonces yo los mataré a ambos, obligando a tu lindo novio y tierno hermanito a mirar.
- No lo vas a hacer.
- ¿A si? ¿Y qué te hace pensar eso nene?
- Hay cierta grabación tuya hablando con el actual presidente ¿Qué pasaría si la diera a conocer?
El silencio arrasó el departamento y una sonrisa llena de malicia cruzó por un breve momento la cara de Wongyong. Lentamente sacó un cuchillo de su campera y le pidió a sus dos acompañantes que salieran. Juyeon temblaba del miedo, pero aún así sabía que no le haría nada. Él se sentó en el sillón mirando de arriba a abajo a Lee, sonriendose cada vez más al ver el terror en sus ojos.
- Ahora que estamos solos, contame niño bonito, ¿Qué fue lo que me escuchaste decir?
- District 9 manipuló los resultados de las elecciones a cambio de impunidad. Está grabado y esa grabación nisiquiera se encuentra en el país. Si algo me pasa a mi o a cualquiera de mis amigos va a ser publicada.
- Supongo que queres algo más que seguridad ¿No?
- Quiero que District 9 deje en paz a mi familia y quiero saber donde está el Señor Lee.
- Muy bien, te daré su dirección.
Lentamente se levantó y se acercó a Juyeon, quien parecía una estatua. Con el pequeño cuchillo le rozó la mandíbula, su sonrisa se ensanchaba cada vez más. Lo apoyó debajo de su barbilla y le hizo levantar la mirada. A centímetros de distancia Juyeon podía ver lo retorcido que era realmente ese hombre. Nada se escapaba de sus manos, esta era una de las primeras veces en mucho tiempo. Lo frustraba, pero lo divertía. Él ya tenía lo que quería, ahora lo que restaba era tapar sus intenciones a los ojos de sus compañeros.
- Pero… ahora me dejaste en un aprieto. Necesitaba a Jae muerto y no podía matar a uno de los nuestros. Si alguien más lo hacía, por otro lado, y yo después por venganza lo mandaba a matar si sería aceptado. Ahora Jae esta muerto, pero su asesino no. Justo como supuse, te mande tras él sabiendo que lo salvarías. Y después yo me deshacería de ambos. Dos pájaros de un tiro. Pero ahora… - La falsa duda se pintó sobre su rostro, estaba completamente trastornado. - Quizás te puedo dejar ir con una advertencia. Cualquiera que se pone en el camino de District 9 tiene una de éstas, aunque muchos de ellos ya no están aca para contarlo. ¿Qué decís eh? ¿A cambio de libertad y seguridad una pequeña marca?
Volvió a levantar el cuchillo y lo pasó por toda su cara, buscando el lugar perfecto. Con una sonrisa estampó el cuerpo Juyeon contra la pared haciendo que Hyunjae se asuste del otro lado. Él salió de su escondite silenciosamente y esperó el momento perfecto para aparecer en el living. Wongyong lo agarró de las mejillas, le sonrió con maldad y lentamente fue aumentado la presión que ejercía con el cuchillo, en un costado de su cara, logrando romper la piel. Los ruido de dolor asustaron a Hyunjae. Salió y apuntó con el arma al pecho del hombre. Éste le sonrió mientras escuchaba a Juyeon decirle que baje el arma y vuelva al cuarto. El cuchillo se deslizó lentamente abriendo la piel a su paso, la sangre corría por su cuello y manchaba su ropa. Las lágrimas se mezclaban con ésta y el dolor era aún peor por la lentitud. Hyunjae lloraba por verlo sufrir, pero no podía hacerse de fuerzas para disparar. Sabía que habían acordado paz. No quería arruinar nada, pero verlo siendo torturado de esa forma era lo más espantoso que había visto en su vida. Cuando el cuchillo se alejó de su cara ambos chicos sintieron que por fin podían respirar. Wongyong limpió los restos de sangre en la remera de Juyeon, les sonrió a ambos y se fue. Todo había acabado.
Apoyó el arma en el sillón y se acercó a Juyeon, que se encontraba sentando en el piso con su espalda contra la pared y los ojos cerrados. A penas los tres hombres salieron del edificio Sunwoo y Jacob entraron con las llaves que anteriormente les habían dado. Al llegar fueron rápidamente por las vendas y el alcohol. Hyunjae estaba hecho un bollito al lado de Juyeon mientras lo abrazaba y lloraba en sus brazos. Él estaba consciente, pero estaba tan cansado que no quería abrir los ojos. Solo lo hizo cuando sintió como ese calor que su novio le daba se desvaneció, ya que Sunwoo lo tuvo que sacar de ahí para que Jacob pueda curar la herida. Iba a quedar un cicatriz, esa era la intención de Wongyong. Una que cuando la gente la vea sepa quien es. Todo aquel que la cargaba era despreciado. Las bandas como District 9 las hacían a los buchones, a los desertores y, en su caso, a el traidor. No era uno, pero eso no lo sabía la gente común. Cada vez que lo vieran, verían a la escoria de la sociedad. Alguien de quien temer. Juyeon sabía esto porque vio mucha gente con éste tipo de marcas en Busan. Y aunque en su ciudad natal era mucho más común verlas, en Seúl también se conocían.
Esa noche de sábado durmió junto a su hermano. Abrazado como si sus vidas dependieran de eso. Pero al rededor de las 3 de la mañana Juyeon se despertó y fue al baño. Se miró en el espejo y vio la marca cubierta por una venda. Con extremo cuidado se la sacó, ya que la herida no sangraba. Vio como su cara cambiaba con aquella cicatriz al lado de su oreja. Recordó como podía escuchar perfectamente al filo del cuchillo cortar su piel y una lágrima se escapó de sus ojos. Haknyeon le había dicho que podía tatuarse para esconderla. Pero no estaba tan seguro.
- Juyeon Hyung, vuelva a dormir.
- Ya voy Eric… ya voy.
A la mañana siguiente se despertó porque su hermano le había traído el desayuno a la cama. No recordaba haber comido tanto a la mañana como ese día. No podía nisiquiera obligarse a sonreír. No sabía muy bien que hacer ahora. El lunes iría al trabajo, pero no sabía si Jaebeom lo dejaría entrar al ver su cara. Quizás si, porque Hyunjae dijo que lo acompañaría. Pero quizás no. Sabía además que su historia era complicada, sabía que él entendía el significado de esa marca.
- ¿Amor? ¿Estas listo?
- Si, vamos.
- ¿Y Eric? Pensé que iría con nosotros.
- Sunwoo vino porque quería hablar con él antes de entrar al colegio.
Caminaron hasta el colectivo con las manos entrelazadas. Cada vez que alguien miraba su venda se sentía incómodo, sabía que lo estaban juzgando. Hyunjae no quiso soltarle la mano en ningún momento, cada vez que Juyeon se sentía inquieto él le acaricia la mano para calmarlo. Quería tranquilizarlo al menos un poco hasta que llegaran a su trabajo. En la recepción se encontraron con Jaebeom y él, al ver a Juyeon, se puso completamente serio. Se levantó de su escritorio a se acercó a ellos. Ambos chicos temían lo que podría llegar a decir y/o hacer.
- ¿Qué sucedió?
- Ellos no se tomaron muy bien que Juyeon no hiciera lo que le pidieron.
- ¿Quiénes son ellos Hyunnie?
- District 9.
- ¿Te dejaron ir Juyeon?
- Si.
- Bien, porque sino quiero que sepas que no te permitiría volver a acercarte a Hyunjae. Ahora anda a trabajar y vos anda al colegio que sino vas a llegar tarde.
- Jaebeom Hyung deberíamos hablar de esto con mis padres.
- Ellos no saben lo que significa la marca.
Durante toda esa semana su relación con Jaebeom fue muy tensa, pero sabía que con el tiempo iba a mejorar. Los martes seguía presentándose a bailar en el bar junto a sus dos amigos y los demás días seguía practicando a su lado. Todos los fines de semana era invitado a almorzar junto a la familia Lee y la mayoría de esos días dormía junto a Hyunjae. Todo estaba mejorando lentamente y por fín sentía que todo estaba yendo para delante.
- Juyeon, el viernes que viene va a haber un evento al que fuimos invitados. Solemos siempre ir nosotros tres, pero ahora nos gustaría que nos acompañes.
- Muchas gracias por invitarme Señor Lee, pero ¿Qué clase de evento es?
- Es de una fundación para caridad amor. Muy probablemente también vayan los Kim y también inviten a Eric.
- Si, ellos van a ir como todos los años. Asique ¿Te gustaría venir?
- Si Señora, muchas gracias por considerarme.
A pesar de conocerlos hace meses Juyeon todavía se sentía intimidado frente a los padres de su novio.
Esa noche, mientras ambos chicos se acomodaban en la cama para dormir, charlaron sobre el evento. Hyunjae le contó que siempre se aburría y él junto a Sunwoo terminaban haciendo desastres. Le explicó que cuando él y Sun habían formalizado tuvieron que comunicarlo frente a cien personas y después escuchar las felicitaciones de todas ellas. Había sido un martirio, pero era la costumbre. Ante eso Juyeon se puso extremadamente nervioso. No tenía ropa para ir y probablemente no cumplía con las expectativas que la gente tendría para la pareja del joven Lee. Le contó también que cuando habían finalizado la relación también tuvieron que comunicarlo y desde entonces esas personas no han hecho nada más que intentar que vuelvan a estar juntos. Habían sido la pareja preferida. Hyunjae los odiaba a todos ellos. Si no fuera porque a sus padres no les interesaba encajar con esa gente, él hubiera tenido que seguir con Sunwoo a pesar de no quererlo. Eran personas superficiales que solo les importaba la imagen que su clase daba a los otros. Hyun le contaba todas estas cosas para que se pueda preparar para lo que probablemente pasaría. Él debía ir porque era inaceptable que un joven de su edad con pareja no vaya acompañado de ésta, pero tranquilamente después del anuncio podían retirarse.
Esperaban únicamente poder sobrevivir la noche.

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