Tema: Belleza, inseguridad

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Lo escuchó de casualidad. Estaba en el mercado, vendiendo unas cuantas tonterías para conseguir un par de glorys más como el buen ciudadano ejemplar que era, cuando repentinamente oye a lo lejos la voz de Nefa, ¡Su Nefa!

Le fue imposible no emocionarse ante la perspectiva de encontrarse otra vez con ella, ya hacía varios días desde la última vez que la había visto, y en verdad deseaba hablarle y enseñarle el hogar idílico que ahora poseía, por lo que, entusiasta y apresurado, terminó con sus negocios para salir a encontrarse con ella ( —¡Vamos, Doblus!).

Fue entonces cuando escuchó la conversación que mantenía con Nexxuz.

— Joder, Nefa. Eres horrible, me dan ganas de patearte la cara.
— Que ya lo sé, joeer. Tampoco tienes que decírmelo siempre, macho.

¿Fea? ¿SU Nefa?

Una molestia (que era más enojo que una simple molestia) le comenzó a consumir; ¿Quién se creía que era el enanucho cabeza de Quetzal de Nexxuz para criticarla? Hm!

A paso decidido se acercó a la pareja (no pareja, noop), interrumpiendo la conversación.

— Nexxuz, ¡Hola! — Con una sonrisa agradable saludó al hombre que ahorita mismo le caía pésimo, para a continuación con otra sonrisa que él llamaría de galán saludar a Nefita, que incluía un movimiento de cejas bastante sexy en su humilde opinión.— Hey, guapa.
— Hoola, Vegettita. ¿Qué haces?
— Nada, nada. Solo venía a decirle a Nezzux— rió internamente por su mala pronunciación, era un pillín— que mi papá lo anda buscando.

Es una mentira, pero nadie necesita saber eso. Lo único que quiere es  tener un momento para hablar con ella en solitario y sacarle esas ideas tontas que Nexxuz y otra gente le han metido en la cabeza.

Hay una mini conversación, una a la que no le presta mucha atención si es honesto; el pelirrojo dice algo, Nefita le responde, blahblah, no se dice nada en verdad importante, y antes de darse cuenta son solo ellos dos, tal como lo planeó.

Y estarán en medio del mercado, pero están solos, y es un buen momento como cualquier otro.

— Nefa, antes no pude evitar escuchar... — suena raro, incluso para sus propios oídos, algo tímido e incómodo de sacar el tema,  pero sigue adelante, es algo que hay que abordar más pronto que tarde. — Tú sabes que no eres fea, ¿Verdad?
— Sí claro, también que los mercaderes no estafan a nadie. — respondió con diversión. — Anda ya, Vegetta. Tenemos otras cosas que hacer.

Es inquietante, la facilidad con la que desecha sus palabras. Era consciente desde hace un tiempo que ella no tenía la mejor autoestima, no obstante nunca creyó que era tan... baja su opinión sobre sí misma. Decide allí mismo que él hará algo con eso, no puede dejar que una compañera (¿amiga? ¿o quizás algo más?) crea tonterías como esas, y definitivamente no dejará que nadie le diga esas cosas en su presencia otra vez, ¡No señor!

Evitando que se aleje, coloca sus manos sobre los hombros de la muchacha. Frente a ella se pregunta cómo alguien podría considerarla fea.

— ¡Eres preciosa! — Su voz es firme, intenta que su convicción sea suficiente para vencer la inseguridad que adueña su corazón, pero Nefa aún lo observa divertida, sin creer ni una palabra de las que sale por su boca. — Nefa, que es en serio, eres hermosa.
— Si es que soy muy fea, Vegetta, para qué engañarnos. Y está bien, lo tengo aceptado, no necesitas decirme estas cosas. 

Y es la forma en la que lo dice, con tanta confianza en que ella tiene razón y que él solo está diciendo cosas raras, lo que podría haberlo desmotivado en otro momento de seguir insistiendo, pero ella sonríe de una manera que solo puede describir como amarga aceptación, y eso en realidad solo incrementa sus ganas de obligarla a verse de la misma forma que él la ve.

La obligará a hacerlo.

— ¿Cómoo? ¡Pero qué dices! ¡En qué mundo vivimos! Nefa, eres preciosa. ¡El que diga lo contrario no solo es un tonto, sino que me tendrá que dar tres glorycoins, no, cinco glorycoins! — Mentalidad de megalodón, le dicen, juju. Pero más allá de eso, si Nefita no iba a aceptar sus sinceras palabras..., quizás podría convencerla de que era bella de otro modo. — Es más, me debes cinco glorys, no dejaré que ni tú digas esas cosas.
— Peeeero Vegetta, si me voy a quedar pobre al lado tuyo…
— Bueno, ni pa ti ni pa mi, si aceptas mis cumplidos me olvidaré de esos glorys que me debes.

Nefa se ríe, pero es solo cuando le sonríe con timidez que Vegetta se permite relajarse. Tomará esos pequeños avances como lo que son, avances.

Idílico e IlegalisimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora