Capítulo 26

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Capítulo 26

La tarde se hallaba adentrada cuando me dedicaba a ordenar cuidadosamente unos cacharros limpios en la cocina, con tranquilidad, pero esta fue truncada cuando escuché la firme voz del rubio a mis espaldas.

Al sonido de su voz, yo me giré con rapidez, asustada, haciendo malabarismos para que el plato que se encontraba en mis manos no cayera al suelo.

-Un día de estos vas a acabar conmigo. –Dije algo sería, terminando de colocar el objeto en su lugar, girándome después para observar sus rígidas facciones.

-Esperemos que no sea así. –Alegó sonriente, para cambiar en milésimas de segundo su rostro con nuevas cuestiones. -¿Cómo estás? Te noto algo ausente estos días.

-Estoy bien, sólo que he estado pensando en varias cosas que me tienen algo... inquieta.

-Adelante; te escucho.

Aparté la vista por unos segundos del sereno y comprensivo rostro de Carlisle, respirando profundamente, para después volver a fijarme en él, intentando no titubear.

-¿Ocurre algo con Esme? –Solté a bocajarro, apretando los puños instintivamente, clavándome las uñas en la palma de la mano debido la fuerza.

-No, sólo que tiene un pequeño contratiempo personal y recurrió a mí para contármelo, ya que tenemos una estrecha relación.

-Claro, es normal después de tanto tiempo y de mantener una relación, ¿no?

-¿Estás celosa? –Preguntó el hombre con seriedad mientras miraba fijamente mis ojos, tratando de descifrar mis sentimientos.

-Claro que no, es sólo que me sorprendió veros así, nada más. Es curiosidad por saber qué ocurre.

-El tema es algo delicado para ella, me pidió que mantuviera el secreto de sus intimidades. Espero que lo comprendas.

-Por supuesto, lo entiendo perfectamente. -Dije con sinceridad, encontrándome algo mejor al observar su tranquilidad. Volví a la tierra al oírlo de nuevo.

-¿Algo más que quieras tratar?

-Sí, ahora viene lo realmente importante. –Tragué saliva, buscando las palabras exactas para ser clara y concisa sin mostrar el miedo, y la incertidumbre que había en mi interior, y mirando sus ojos fijamente hablé de nuevo. -Quiero que me conviertas en vampiro.

-Nadine, esta conversación ya la hemos tenido. –Habló de manera cansada, tras un largo suspiro, sin apartar la vista de mí.

-Carlisle, ¿no te das cuenta de que es la única salida? La salida para que nadie sufra ningún daño.

-Buscaremos otra, tiene que haber algo que se pueda hacer sin tener que llegar a esa medida...

-¡Deja de soñar! –le corté en seco, algo alterada-. Sabes que no es así, y desde luego, no pienso dejar que nadie muera o resulte herido por mi maldita culpa, Carlisle. Si fuera como vosotros se acabarían las huidas, los miedos, ¡todo! –Hablé con un tono de voz más elevado, sintiéndome enfadada mirando el rostro del rubio, algo descolocado por mis palabras.

-Nadine, esta vida no es una bendición, sino una condena. Tú no puedes verlo desde fuera, pero es así realmente ¿Acaso te gustaría tener que ver como mueren los que te rodean? ¿Amanda, Jessica? Como el mundo se va al traste sabiendo que aunque se extinga la maldita raza humana seguirás aquí, sola, condenada a vagar eternamente. Nadie puede desear esta vida, y no te dejaré destrozar la tuya por simple miedo.

-Dios mío, Carlisle, ¡no seas egoísta! Piensa en tu familia, no merecen librar una batalla que no les corresponde por la novia de su padre. Ellos seguro que estarían de acuerdo en convertirme. –Me callé al escuchar la voz del hombre cortarme con un tono de voz más relajado que el anterior, mientras este miraba hacia la gran cristalera de la cocina, para acto seguido, volver a mi rostro lleno de incomprensión.

Una nueva esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora