V. Todavía no cantes victoria

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. — ¡Ah! La carne ya está, bon appetit~

Midorikawa fue el primero en servirse dos jugosos trozos de res y unas cuantas verduras para acompañar. Sopló un poco y se relamió los labios antes de, con ayuda de los palillos, llevarse un poco de carne con tofu a la boca.

Se detuvo a pocos centímetros por causa de dos miradas perturbadas.

. — ¿Ocurre algo?

Hiroto planeaba tomar la palabra, de no ser porque el menor se le adelantó en eso. S-Sí, sí me ocurre algo —. Kariya no había agarrado su prueba, dejándola ahí porque no pensaba rendirse en el tema. ¿Cómo es eso de que el trato era un cien?

Tragó antes de contestar, solo pensando en que la carne estaba muy rica. Sí... ¿No te acordas? Yo te dije que podías ir con una condición, y la condición era que pasarás la prueba con un cien.

. — Usted dijo sin errores.

. — ¿Y cuando no hay errores que nota se suele poner? —. Con eso le cerró la boca, haciéndolo sentir satisfecho. Pensaba que ahora los tres podrían comer en paz.

El chico miraba a su tutor, desesperándose. Hiroto nada más le hizo un gesto con la mano junto a una nerviosa sonrisa, intentando que haya calma. Ryuuji... creo que estás siendo un poco duro.

. — ¿Lo crees? Nosotros hicimos un trato, y él lo acepto. Yo no tengo la culpa de que no lo haya conseguido. Sigue siendo una muy buena nota y tendría que estar orgulloso, lo único que digo es que no puede ir.

. — ¡Fue la nota más alta de la clase! —. Chillaba Kariya. ¡Incluso! ¡Incluso el profe me ha felicitado y todo! —. La mirada pasiva del adulto solo lo alteraba más, ¿Acaso no había manera de convencerlo? ¡Estaba siendo un autentico tirano! Hiroto, por favor, haz algo.

. — Vaya, ¿Te felicitó y todo? Creo que eso es algo muy a tener en cuenta, ¿No lo crees, Ryuuji? Incluso el profesor reconoció su esfuerzo.

A Midorikawa ese tipo de cosas no le cerraban el apetito, fue por eso que se sirvió unas setas y algo más de verdura. ¿Cuándo dije yo que no reconozco su esfuerzo?

. — ¡Literalmente me estás prohibiendo ir!

. — Mira vos, primero me bajas un cambio. Y segundo, no sabía que respetar un acuerdo en base a tu propio consentimiento y que no hayas cumplido las pautas, y que aun así te haya felicitado significa que no reconozco tu esfuerzo.

. — Ryuuji...—. Lo llamaba en un tono profundo, no gustándole como se estaba dirigiendo al chico. De por sí, no le gustaba nada de nada la situación. Era la primera vez que experimentaba algo como esto. Quizá Masaki no se sacó el cien, pero dio el cien por ciento de sí mismo, eso es lo que debería importarte.

. — ¡Eso!

. — Puede ser lo que te importe a vos. Yo ya tome mi decisión, y ahí dice noventa y dos.

. — ¡Midorikawa! —. Llamaba devuelta Kariya, y el hombre tomó cierta dimensión de que con pequeñas palabras no conseguiría que ellos comprendieran. Lo que está haciendo no es justo. ¡Usted me vio estudiando! ¡Usted me despidió en la puerta el sábado! ¡Incluso me ayudó aquella vuelta! ¡Sabe todo lo que hice! ¿¡Por qué hace esto!? Hiroto ya lo dijo... yo di el cien por ciento de mí... —. Estaba que podía comenzar a temblar de la impotencia.

. Lo siento, pero tienes que entender que vos accediste a mis pautas y condiciones. Es como cuando un jugador entra a la cancha para enfrentarse a otro equipo en un torneo—. Explicaba cuidadosamente, seguro de sí mismo. Ponele, si el Raimon juega contra Teikoku y termina en un tres a dos, ¿Acaso declararían ganadores al Teikoku solo porque dijeron que dieron el cien por ciento? ¿A pesar de que el Raimon metió más goles? Eso sí que no sería justo. Acá con nuestra situación pasa lo mismo. El trato era un cien, sacaste un noventa y dos, fin de la discusión.

Nadie te enseña a ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora