Cap 1

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-Qué tal te fue ayer, mi pequeño? - Decía mientras desenredaba el suave y rubio cabello del
pequeño.

- ¡Muy bien, mami! ¡Me gustó mucho ir al teatro!

- Se nota - Dijo mientras sonreía cálidamente.

- Ahí había una chica, me gustaba mucho como bailaba, tenía un vestido blanco ¡Muy bonito! -
Dijo el pequeño Park.

- Oh… ¿Enserio te gustó? - Le dijo María con una dulce sonrisa en su rostro.

- ¡Sí! ¡Me encantaría ser ella! ¡Movía sus pies y manos muy bien, mami! – Explicó emocionado,
casi gritando.

Llegó el padre de Jimin casi escuchando todo lo que dijo.

- Con esas manos debería servirle a un hombre, no puedo creer que haya mujeres que sean así de
libres ¿Qué clase de educación tuvieron? – Opinó fastidiado el señor Park mientras le entregaba
su camisa a su esposa.

Mamá… - Susurró el pequeño rubio.
- ¿Qué pasó? – Le preguntó mientras miraba al frente, siguiendo el camino hacia la escuela.

- ¿Está mal si quiero bailar? – Cuestionó con curiosidad.

- Mi niño… no, no está mal, lo que está mal es que te impidan hacerlo.
- Entonces… ¡Seré el mejor bailarín, mamá! ¡Estarás orgullosa de mí! – Dijo con total emoción,
parecía un sueño para él.

- Sí, estaré muy orgullosa de ti… - Murmuró con pequeñas lágrimas cayendo de sus ojos.

Jimin llegó a la escuela y María regresó a casa, no sin antes darle un beso al menor.

- ¡Jungkook! – Gritó el rubio, no encontraba a su mejor amigo, quería darle una buena noticia.

- ¿Eh? ¿Jimin? – Dijo Jungkook dándose la vuelta y viendo a su pequeño amigo.

- ¡Kookie! ¡Mamá dijo que sí! – Contó con euforia.
- ¿Enserio? ¿Lo del baile? – Acompañó a su amigo en su sentimiento de emoción, estaba feliz por
él.

- ¡SÍ! ¡Dijo que estaría orgullosa de mí! ¡Ya sé qué ser de grande! – Abrazó a jungkook con mucha
felicidad.

- Yo aún no le digo a mamá… Ojalá fuera como la tuya, me gustaría mucho que diga que sí.

- ¡Seguro que lo hará! Mamá antes me decía que cuando una madre ama mucho a su hijo, lo
dejaría ser feliz, y bailar nos hace felices ¿verdad? Estoy seguro que no se iría a oponer – Animaba
a su amigo.

Yo también espero eso, Jimin - Dijo emocionado. El rubio le había dado tantas esperanzas…

Jimin esperó a que su madre llegara y fueron camino a casa, era bastante tarde y Mimi ya tenía
hambre, al decírselo a su madre, inmediatamente llegaron a casa y le preparó la cena hasta que
finalmente se sentaron todos a comer.

Jimin por lo que había conversado con su madre antes, decidió tratar de decírselo a su padre, con
su respuesta (en caso de que le diga que sí) sería el más feliz.

- Papá, me gustaría mucho aprender a bailar…

En ese momento el señor Park, que estaba bebiendo de su copa de vino, casi escupe todo sobre la
mesa. Luego de eso empezó a carcajearse.

- ¡¿QUÉ?! JAJAJAJA ¿Ahora te volviste comediante, pequeño? – Apenas pudo pronunciar aquello debido a que no paraba de reír.

- Pero, papá, hablo en serio…

- ¿Y creíste que te dejaría hacerlo? Jimin, tienes que ser un hombre ¿Qué clase de educación te
estoy dando? Sé más masculino; elige una carrera varonil como abogado, ingeniero, arquitecto,
pero ¿bailarín? ¡Qué dirán de nosotros! ¡Seguro te creerán marica! Eso es lo que quieres ¿verdad?
Piensa en nuestra reputación, sin duda tu comentario fue el mejor chiste del día.

- Cariño, es un niño inocente, no le hables de esa manera… - Apaciguó su esposa, estaba molesta,
sí, pero no lo demostraba.

- ¡Cállate, mujer! ¿Enserio estás de su lado? Mejor me voy de aquí – Se marchó mientras repetía
la palabra bailar de manera burlesca.

- Jimin, cariño, no escuches a tu padre

– Le aconsejó María, acariciando las suaves y rojas mejillas
de su bebé.

- Estoy bien, gracias mamá…- Fue lo último que dijo y se dirigió a su habitación, sollozando

- N-necesito llamar a Jungkook – Habló mientras lloraba, no podía siquiera ver, sus ojos estaban
llenos de lágrimas.

María tocó la puerta, pero escuchó el llanto de su hijo y decidió entrar.

- ¿Jimin? Mi pequeño… - Rápidamente fue hacia él y lo envolvió en un cálido abrazo.

- P-papá tiene razón, d-debería ser mas hombre ¿verdad? – Apenas se podía entender lo que
decía y a pesar de no entender muy bien, su madre le respondió.

- Cariño, no le hagas caso… Solo está cansado y dijo cosas que no debía, además, aquí estoy yo
para apoyarte y amarte en todo lo que hagas ¿está bien? – Y al terminar de decir aquello, le dio
un tierno y dulce beso en la mejilla haciendo sonreír a el menor.


- Gracias, mamá, te quiero mucho.

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