CAPITULO 9✓

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Jalo los botones de mi vestido con fuerza hasta llegar a desgarrarlo todo, jalo mis bragas y de un solo tirón las rompió, patalee con fuerza evitando de que fuera a hacerme daño.

— ¡Héctor no por favor detente! —. Grite desesperada

Mis lágrimas comenzaron a salir y mis quejidos de dolor por sus agarres no se hicieron esperar.

— ¡Mirame, por que yo soy la única persona con la que podrás hacer el amor! —. Golpeó varias veces la cama

— ¡Héctor no! —. Grite al sentir como metió su pene con brusquedad en mi vagina

Empezó a moverse con fuerza dentro de mi, cerré los ojos con fuerza tratando de olvidar lo que me estaba pasando.

— ¡Ayuda! —. Grite con la esperanza de que alguien viniera a ayudarme

— ¡Nadie va a venir a ayudarte, por que en esta casa mando yo y en tu amor también mandare! —. Mi esperanza se apago al escucharlo decir eso

— ¡Héctor por favor detente, me estas haciendo mucho daño! —. Mi voz se escuchaba entre cortada

Suplicaba para que él se detuviera, pero hizo caso omiso y volvió a penetrarme con fuerza.

Gemía con fuerza mientras yo lloraba desconsolada, empezó a hacer chupetones por mi cuerpo mientras entraba y salia dentro de mi.

Después de un largo tiempo de sufrimiento él se corrió dentro de mi, bajo de mi cuerpo y se despojo de toda su ropa.

Mis lágrimas no paraban lo único que hice fue acostarme aún lado mientras recordaba aún sus sucias manos en mi cuerpo, sentí que se acostó a mi lado.

— ¡Espero que lo hayas disfrutado, por que esta será la primera y la última vez que vuelves a tocarme! —. Hable mientras le daba la espalda

— ¡De ahora en adelante dormiremos en habitaciones separadas! —. Sorbí mi nariz mientras me aferraba con fuerza a la cobija

— ¡Tu te casaste conmigo y tu juraste en el altar amarme así que toda la vida vamos a dormir juntos! ¡Te guste o no! —. Me tomo de nuevo de los brazos

Y comenzó a besarme a la fuerza, cerré mi boca impidiendo su acceso a ella pero mordió mi labio inferior provocando que la abriera y así él pudiera meter su lengua.

Entro con brusquedad buscando a la mía, pero ni siquiera la moví, puse mis manos en su rostro tratando de alejarlo, pero él me lo impido volviéndome a tomar por la muñecas y subirse arriba de mi.

Con una mano jalo la cobija que cubría mi desnudes y empezó a acariciar mi cuerpo sin pudor.

— ¡No me toques maldito enfermo! —. Trate de patearlo pero su cuerpo era demasiado fuerte para quitarlo

— ¡Eres mía, y no dejare que otras manos te toquen a menos que sean las mías! —. Gruño

Nuevamente volvió a penetrarme con fuerza, mis lágrimas ahora eran aún más continuas.

Sentía dolor cada vez que entraba en mi, sentí que un liquido salio de mi y pensé que era sangre.

Gemía con excitación y se movía salvajemente dentro de mi, y después de gran eternidad de dolor volvió a correrse por segunda vez dentro de mi.

No me moví ni un solo momento, deje que él se apartara de mi cuerpo, se hizo aún lado y me volteo con fuerza, me abrazo y se aferro a mi cuerpo como un imán, llore y llore toda la noche hasta poder conciliar el sueño..

MÍA, SÓLO MÍA (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora