Megumi sintió un brazo rodear su cintura mientras aún tenía los ojos cerrados y lo único en lo que pudo pensar fue en acurrucarse aún más a la fuente de calor.
-Buenos días- Dijo una voz gruesa en su oído.
Pero Megumi estaba lo suficientemente agotado por la noche anterior como para responder, así que se limitó simplemente a presionar su mejilla contra la palma que acariciaba su rostro.
No, aún no quiero abrir los ojos~ Fue el pensamiento que le recorrió ~Aun no quiero despertar. Quiero que dure un poco más Dios.
Pero ÉL al igual que Dios nunca se apiadaron de su ser, así que continúo insistiendo.
-¿Amaneciste callado?- Pregunto la voz ronca mientras besos eran depositados detrás de su cuello... ¡Mierda! Megumi no tenía ninguna camisa puesta así que los labios de su amante continuaron bajando por su piel desnuda. - Ya veremos por cuanto tiempo -Agrego con petulancia para el chico de cabello negro.
Joder ¿Se había puesto algo de ropa ayer después de que follaran? La respuesta posiblemente era no ya que podía sentir los dedos del contrario separando sus nalgas sin ningún impedimento para darle un mejor acceso a su lengua.
-Oh por Dios- Gimió cuando sintió la primera lambida cerca de su agujero y bajo sus puños la ceda de la cama se retorcío.
-Ni Dios mismo podría ayudarte a librarte de mi cariño- Proclamo con autoridad.
Lo sabía. Y aunque Dios le diera la opción sabia que siempre regresaría a él. El dueño de su corazón. Siempre lo elegiría. Aunque en un inicio no fue así.... ahora su pasado parecía oscuro en los momentos en los que él no estaba corrompiendolo. Haciéndolo suyo. Amandolo. Por qué estaba seguro que esto era amor. O por lo menos eso quería creer.
-Amor te necesito ahora- Gimoteo Megumi mientras recostaba su cabeza entre las almohadas presionado su torso contra la cama y elevando su culo en el aire.
-¿Enserio? ¿Donde me necesitas omega?- Gruño el pelirosa arrodillandose a la altura de su trasero. Tomándose el tiempo para masajear su nalgas. Amasando lento pero doloso. Con autoridad y propiedad.
-Aqui- Suplico Megumi separando sus glúteos, mostrando el lío que era su entrada, no podía dejar de producir lubricante ante la excitación.
Estaba expuesto ante él. A su merced.
- Lo que mi amor me pida- Dijo con una voz burlesca. Y lo siguiente que sintió fue el miembro de Sukuna entrando en el sin titubeos.
Como siempre que hacían el amor él toma su tiempo en la primera embestida. Saboreando el primer momento de su miembro dentro de sus estrechas paredes.
-Aaaaahhhhh- Grito Megumi a las almohadas y sus piernas se volvieron en mantequilla. Pero ahí estaba Sukuna para sostenerlo mientras empezada a proporcionar poderosas embestidas contra su cuerpo.
¿Por qué eran unos desquiciados en la cama?
No lo sabía. Pero en ese momento solo podía pensar en la polla de su Sukuna tocando ese lugar dentro de él que lo hacía explotar.
-Más, más por favor- Suplico mientras movía sus caderas para recibir cada embestida que le proporcionaba su amado- Necesito estar lleno de ti... mi Alfa.
- Mío... eres mío ¿lo entiendes?- Gruño Sukuna tomandolo de su cabello negro para llevarlo hasta su altura y besarlo.
Se sentía tan bien lo que estaba tan mal. Pero quería más y Sukuna parecía saberlo porque con su mano libre tomó el miembro de Megumi y lo empezó a masturbar.
Maldición estaban conectados en cada forma posible. Sus lenguas. El miembro de Sukuna penetrandolo sin control. Y su mano trabajando su miembro para llevarlo a la cima.
Entonces una embestida particularmente devastadora acertó en él llevándolo al cielo - Te amo- Grito mientras podía sentir como Sukuna temblaba vaciando su semilla dentro él y Megumi propiamente en su palma...
- Eres mío... solo mio- Gruño Sukuna mientras ambos se desplomaban en la cama.
Lo era. Era de él. Él. Quien lo podía hacer caminar en el infierno con tan solo unas palabras o creer en el amor con solo un beso.
Quien le había hecho entender que el amor dolía.
Porque lo sabía... de hecho Megumi lo entiendo desde la primera vez que lo beso, nunca podría resistirse a Sukuna. Su corazón estaba encadenado a la persona incorrecta.
Lo siento... lo siento tanto Itadori- Fue el último pensamiento que recorrió su mente antes de caer en un profundo sueño en los brazos del hombre que amaba.
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