Misted ✦ larry au! | ✓

capítulo 12

El resto de la tarde en el centro comercial resulta ser bastante entretenida en la medida de lo posible, Harry llega incluso a ser capaz de decir que la pasa bien mientras su madre ha estado merodeando en aquella tienda de artes mientras él y su abuela se han sentado en alguna banca con un helado cada uno mientras aguardan a que su progenitora termine de emocionarse por cada pequeña cosa que halla en alguno de los estantes.

Harry ha podido verla caminando de allí para allá desde su posición, y se ha reído en silencio con los comentarios chistosos de la abuela que sirven de anécdota sobre cuando Anne era más pequeña y estaba pasando por esa fase de obsesión con las reglas y todo lo que fuera un objeto de medición.

A eso de las cinco y quince se encuentran saliendo del lugar y están de camino de vuelta a la casa, llevan en los asientos traseros las bolsas de libros y cosas que Anne inevitablemente ha adquirido y Harry menea la pierna de arriba abajo mientras sostiene su teléfono entre las manos en un claro ejemplo de ansiedad porque simplemente no puede esperar a llegar.

Desea no hacer este tipo de cosas, eso de mirar a la pantalla como si estuviera esperando por un mensaje que ni siquiera le va a llegar porque no es él quien tiene que recibirlo y de todas formas no cuenta con internet en su dispositivo, o eso de morderse el labio inferior al mismo tiempo en que observa hacia la ventana para saber si están cada vez más cerca o llevar la vista hacia la hora para asegurarse de que todavía tiene tiempo y que las siete no es un número cercano por ahora.

Sabe que no debería de ser de esta forma, es aún más terrible para él el ser completamente consciente de este tipo de hechos, pero ya ha llegado al punto en el que no puede evitarlo y tiene que hacer todo lo que está en sus manos para no llevarlo al extremo. Ni siquiera sabe por qué está tan desesperado por avisarle a Louis que le han dado el permiso de ir con él a casa de Niall, debería de incluso sentirse aterrado por la idea de caminar dos calles con aquel castaño cuya estabilidad es casi idéntica a la suya; nula. Sin embargo, no puede hacer nada cuando posee dentro de si esta agobiante necesidad de hacerle saber que no lo va a dejar plantado de ninguna manera y que pueden llegar a ser amigos si se dan la oportunidad.

¿Harry la quiere?

Si, podría decir que si tiene ganas de ser amigo de Louis, de volver a hablar con los demás chicos con la esperanza de que no hayan notado su repentino desinterés e interacción deficiente que bien puede ser la catástrofe para cualquier amistad recién iniciada, y es justamente esa la excusa que se da a sí mismo cuando empieza a tener todas estas preguntas relacionadas a ellos, a él, a sí mismo, y evita a toda costa el agobiarse demasiado con sus propias interrogaciones porque se supone que los efectos de sus antidepresivos han pasado hace mucho tiempo, y en cualquier instante es propenso a sencillamente dejar de funcionar igual de bien como lo ha estado haciendo casi toda la tarde.

No ha habido ningún instante en el que se sintiera demasiado triste, agotado sí, seguro, han estado caminando mucho, pero la compañía de su abuela y su madre le han hecho las cosas más ligeras y no va a permitir que el nerviosismo de los eventos próximos arruinen nada de lo que está sucediendo ahora. Así que respira profundamente, llenándose el pecho en una especie de ritual en donde acumula todas esas cosas que pueden llegar a abrumarlo, tan solo para dejarlas escapar con una larga exhalación que le desinfla la caja torácica y le baja hasta los hombros.

No revisa el móvil por el resto del viaje, y eventualmente llegan a su destino. Harry aguarda con paciencia que no tiene, a que su madre aparque el coche, y se baja tan pronto como puede para recorrer el camino hacia el pórtico, sabe que tiene que esperar a su abuela para que abra la puerta, pero eso no evita que busque su teléfono y trate de ver si la conexión de internet se ha establecido y que la señal es lo suficientemente buena como para permitir que reciba cualquier mensaje o notificación que al final no le interesa demasiado.