El Hijo De La Luna ||Vkook Libro #1||

24: El valor de la vida

El príncipe sonrió tomando con sus manos la filosa cuchilla alejándola de su cuello: — Me temo que la Hacha del Juicio no está hecha para combatir contra los Dioses.

—  El que ríe de último, ríe mejor. No me culpes y aparezcas ante mi como un espíritu vengativo cuando tu cabeza ruede y sea exhibida para que todos los reinos lo vean.

— ¿Oh? —enarcó una ceja aún con su sonrisa arrogante— No me culpes a mi de que tu plan no funcione como lo esperas. —Tras haber dicho aquellas palabras, Jungkook desenvainó su espada espiritual echándose hacia atrás en una distancia considerable para comenzar la lucha entre filosas cuchillas.

Choi sonrió de lado haciendo lo mismo, mientras que un aura negra rodeada toda l estructura del hacha, concentrando toda su energía en la punta para volverla más filosa y sea capaz de matar a un inmortal.

Jungkook fue el primero en atacar a una velocidad casi impresionante, un mortal no podría verlo ni de cerca, los dedos índice y medio los mantenía juntos creando talismanes con la mitad de su energía espiritual para proteger su espíritu primordial de todo aquel ataque del enemigo. El sonido de las cuchillas y el viento se combinaban y complementaban muy bien entre ellas,  el rey demonio no fue capaz de ver su próximo movimiento y en cambio recibió numerosas cortaduras en su rostro.

— Bien mereces tu título del Dios del Viento —dijo mientras tocaba cada una de las cortaduras en su rostro, las heridas cicatrizaban una vez que las tocaba emanando una especie de regeneración en medio del humo.

Mientras los principales generales de la guerra luchaban entre ellos, el Dios de la Guerra Jung tomó cartas en el asunto enfrentándose al príncipe mayor de los demonios, teniendo una lucha  donde ambos estaban parejos y daban todo de sí mismos, uno de ellos queriendo acabar pronto con todo mientras que el otro teniendo cada vez más sed de sangre.

Hueningkai no parecía estar satisfecho con el rumbo de la batalla, sintiendo como todo su cuerpo se entumecía y el aura negra lo rodeaba, sus ojos amarillentos se formaban de un color rojizo carmesí, como si estuviesen inyectados por la sangre y la rabia.

Ambos peleaban con las manos desnudas después de que ambas espadas espirituales sufrieran una repentina ruptura, peleaban hasta que uno de los dos pereciera. Hoseok con su palma, golpeo el pecho de Hueningkai al mismo tiempo que el demonio golpeaba el suyo, ambos tosiendo sangre.

Demonios y dioses parecían caer uno detrás de otros, aunque las mayores bajas eran de el reino de los demonios, casi el 70% se habían perdido dirigiéndose al reino de la nada mientras que los inmortales tenían solo 15% a pesar de que la formación celestial había sido rota.

Pero aún así, eso no le dio motivos a Hoseok para no seguir peleando y menos cuando Hueningkai estaba tan agotado que no le quedaba ni una pizca de energía espiritual cayendo de rodillas mientras apretaba los puños a sus costados, iba a morir y de eso estaba seguro, sus ojos volvieron a ser de color amarillo como el ámbar. El dios de la Guerra sonrío de lado mientras se acercaba lentamente hacía el heredero al trono del palacio rojo, una sonrisa que podía quemar al mismísimo Helios, la personificación del sol.

Tomó su espada rota empuñándola concentrando lo poco que le quedaba de qi en la punta de la cuchilla. Hueningkai cerro los ojos esperando la muerte, pero luego de varios segundos se dio cuenta que su pecho seguía intacto y no lo habían apuñado, mirando a su costado se encontró con la espada de Hoseok enterrada en el suelo.

— No necesito matarte —dijo el Dios de la Guerra.

Hueningkai frunció el ceño: — Imbécil.

El Rey demonio esquivaba y contraatacaba al mismo tiempo, sin darle tan siquiera una oportunidad a Jungkook de devolverle el golpe. Ambos se dispersaban en el aire, nadie podía seguirlo con los ojos, se movían tan rápido que un rayo no podría alcanzarlos, las ráfagas de vientos invocadas por el príncipe celestial habían logrado debilitarlo un poco pero no del todo.