Sus manos temblaron al trazar con sus dedos las iniciales «S más R», en el árbol. Rin recordaba con nitidez cuando él había tallado sus nombres encerrados en un corazón, como muestra del amor que se tenían. Ella con una sonrisa feliz, con los ojos resplandecientes, había sellado la promesa de esperarlo el tiempo necesario, y lo hizo; seguía esperando bajo el árbol donde lo vio por primera vez, donde le regaló su primer beso.
Sesshomaru Taisho era el amor de su vida. Joven dotado de gran inteligencia y atractivo, de rostro serio e indiferente, él no era hablador, no decía, demostraba con hechos. Fueron felices mediante su noviazgo (corto a su parecer) solo seis meses en lo que estuvieron juntos. Rin sabía, nada era para siempre, aunque a la fecha no habían roto, él se marchó a estudiar en una universidad lejana, al principio hablaban (o ella hablaba) por teléfono, todo el tiempo libre que ambos tenían, pero un día sin saber la razón, Rin no volvió a escuchar el timbre sonar, aunque añoraba escuchar su voz.
Cada noche cuando la luna salía, se dejaba arrullar por el manto plateado y con prisa subía a su bicicleta, pedaleando de camino hacia el parque, esperando que él estuviera bajo el árbol, pero no estaba, su corazón sufría una gran decepción al verse sola en el lugar.
Entonces con el pasar del tiempo se preguntó si él la recordaba, ¿recordaba la promesa que ambos se habían hecho?, ¿sabría qué ella lo esperaba?. Guardaba la esperanza que algún día, Sesshomaru regresara, aunque aquello parecía lejano.
No fue hasta una noche, cuando una hermosa mujer, acompañada de un joven, apareció en el lugar donde ella estaba: supo entonces la verdad. Aquella noche la realidad la golpeó en la cara, marchitando los prados de su alma.
La hora era desconocida, pero la luna llena estaba en lo alto alumbrando las calles, vio que era una mujer madura, de ligeros pliegues en el rostro, se veía triste, agotada, como si hubiera hecho un largo viaje que la dejó cansada. Sostenía una rosa blanca, que parecía irradiar luz propia.
—Es una pena, ya han pasado muchos años y aún sigue doliendo como si… fuera ayer —La voz se quebró, terminando la frase en un susurro casi inaudible, pero Rin pudo escuchar las palabras de la mujer.
—Disculpe mi atrevimiento, señora, pero ¿a qué se refiere usted? —preguntó sin saber porqué aquella dama se le hacía conocida.
La mujer se acercó al árbol pasándole por el lado, colocando la rosa en el suelo, dejando caer lágrimas. No contestó su pregunta.
—Madre, creí que ya estaba superado —El joven que había guardado silencio habló, Rin lo contempló; era parecido a Sesshomaru, tanto que asombraba, largo cabello platinado, piel blanca y ojos ámbar, pero en él no había ni una pizca de indiferencia.
—¿Superado? Algo como eso jamás se supera, ella era mi hermana, era un rayo de luz, el corazón de la casa, alegre, joven e inocente y-y sobre todo tenía un alma que valía más que cualquier cosa —La mujer sollozó—. No fue justó para Rin morir por una maldita bala perdida.
Aquellas palabras le ocasionaron un shock, un impacto tan grande que sintió el precipitar de recuerdos olvidados en alguna parte de su subconsciente; fue una fatídica tarde, había ido al supermercado a comprar los víveres de la cena, pero no recordaba haber llegado, ni siquiera regresar a su casa, sin embargo sí recordaba escuchar dos disparos, seguramente un tercero, recordó su caída de la bicicleta, sus ojos en el vasto cielo azul, después, oscuridad.
Su mente retrocedió en el tiempo, recordando a su familia, madre, padre y hermana mayor, recordó, ese día habló con Sesshomaru, su salto de emoción cuando él le mencionó que iría a la semana siguiente, recordó despedirse feliz cuando su madre la llamó para hacer un recado. Recordó haberle dicho a su hermana de dieciocho años, lo bien que le sentaba el color verde esmeralda, antes de cruzar por la puerta y no volver jamás.
Su semblante cambió y por un instante se sintió desfallecer.
—Kagome, soy yo, estoy aquí, por favor, mírame, por favor, dime que esto es una broma, por favor, Kagome —rogó, aunque en su interior sabía que no lo era, solo tenía que mirar a su hermana para saberlo, los años habían pasado y el rostro de Kagome lo demostraba, ya no era aquella joven rebosante de juventud, y aunque Kagome no era una anciana, se veía los cambios, las marcas de los años.
No había que pensarlo mucho, estaba muerta.
—Perdón, madre, no debí decirlo —El joven no comprendía el dolor de su madre, pues no llegó a conocer a su difunta tía y jamás perdió a alguien cercano en su vida.
—Está bien, cariño.
Poco tiempo después un hombre mayor apareció, Rin lo reconoció, era Inuyasha, el novio de su hermana y hermano de Sesshomaru.
Después de un rato de silencio él habló:
—Descansa en paz —dijo al viento.
Después de algunos lamentos, los tres allegados se marcharon sin notar ni sospechar su presencia. Y con la mirada gacha, Rin se preguntó qué fue de su primer y único amor, ¿qué fue de Sesshomaru Taisho?.
Cuenta la leyenda que hoy en día, se escucha el tintineo del cascabel de la bicicleta de una joven enamorada, que espera con paciencia el regreso de su amado.FIN
Hola, gracias por leer.Quería decir que este oneshot lo escribí en 2017 y lo subí a la página de fanfic es, pero como abandoné la cuenta, quedo hundido por ahí. Quería compartirlo por aquí, porque de todo lo que escrito este es mi favorito y quisiera que lo leyeran.
Tengo muchos otros oneshot, pero creo que algunos no tienen salvación (a menos que lo reescriba).
Espero poder escribir otro (o reescribir) pronto, aunque creo que estoy muy oxidada (lo último que escribí fue en 2019 y solamente fueron dos oneshot).
De todos modos, gracias por leer
😊
Editado por última vez el 10/12/21.
ESTÁS LEYENDO
Eѕρєנσѕ & ¢α∂єиαѕ
FanfictionEѕρєנσѕ ρσяqυє ℓα νι∂α єѕ υи яєƒℓєנσ. Cα∂єиαѕ ρσяqυє єѕтáи αтα∂σѕ α ѕυ ιиƒιєяиσ. ✿No me hago responsable con lo que te puedas encontrar. ✿Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi® ✿Credito de la imagen utilizada para la portada a su respectiv@ a...