(Hago uso del "Dirty-talk", si no te gusta este tipo de cosas, eres libre no leerlo; pueden reproducir la canción de multimedia para mejor experiencia xd)Título: Make your jaw drop-drop
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Me removí bajo las sábanas con una enorme sonrisa en el rostro, al respirar todo su aroma invadió mis fosas nasales y los recuerdos de la noche anterior vinieron a mi cabeza, como había disfrutado a su lado.
— Despertaste, preciosa.
Javier sonrió a mi lado, mirándome con esos hermosos ojos café que tanto me encantaban, los cuales brillaban cada vez que me veía. Le sonreí, acurrucándome más cerca a su torso desnudo y él rodeó mis hombros con su brazo izquierdo.
— ¿Estabas mirándome desde antes?
— Puede ser, tal vez —Javier rio—. Estoy acostumbrado a despertarme temprano, ya sabes, por el trabajo y lo primero que encuentran mis ojos es tu rostro y pecho desnudo, que sube y baja lentamente por tu respiración tranquila... Dios, qué tal manera de despertar.
— No exageres, Peña —negué con una sonrisa—, no soy así de linda, estás muy cariñoso hoy.
— ¿Será por que vi a la mujer más guapa del mundo al despertar?
Yo volví a negar con la cabeza, sentándome en la cama y buscando mi ropa con la mirada, ¿tan lejos de la cama estaba mi ropa? Javier estaba tan caliente el día de ayer... Puedo jurar que, si la habitación de al lado está ocupada, escucharon mis gritos de placer. Javier siempre logra llevarme a las estrellas gracias a sus embestidas.
— Tú no te quedas atrás, eh.
Reí, levantándome de la cama con todo mi cuerpo desnudo, estaba completamente expuesta ante Javier y, oh, como me gustaba sentir eso. Como si él fuera un cazador y yo su presa, la que tarde o temprano caerá en sus brazos. Sentí la mirada de Javi sobre mí, mordí mi labio inferior aún de espaldas hacia él y cuando encontré una de mis prendas en el suelo, me agaché lentamente para recogerla, dándole un gran espectáculo a mi amante.
— Maldición, muñeca, harás que ponga contra la cama justo ahora si sigues así.
Seguí con mis movimientos lentos y tortuosos para Javier mientras encontraba mis prendas de vestir. Cuando encontré mi sostén, sonreí de manera traviesa, recogí la prenda lentamente, regalándole a Javi una buena posición para cogerme, moví mis caderas de lado a lado y le lancé mi sostén. Él negó con la cabeza y lo atrapó—. Sigue, maldita sea, sigue moviéndote, pequeña zorra.
Relamí mis labios al oírlo hablar de esa manera, había logrado mi objetivo con mi pecha travesura: provocarlo. Javier gruñó, esperando que obedeciera su orden y así lo hice. Empecé a moverme de lado a lado, tocando todo mi cuerpo frente a él. Javier ahora estaba sentado en la cama, cubriéndose de la cintura para abajo con las sábanas blancas.