DIEZ MESES DESPUÉS...
Robin llevaba un acelerado ritmo practicando los golpes y movimientos con dos de las espadas de bambú, en esos diez meses su mejora había sido más que notoria, era más veloz, más ágil, más hábil, más fuerte, su resistencia había mejorado, controlaba mejor sus impulsos y emociones. Slade lo veía practicar, su avance era impresionante no se había equivocado, ellos dos era muy parecidos solo necesitaba una manera de sacar a flote esa parte de él.
En aquellos meses las dudas que alguna vez tuvo acerca de la confianza, desaparecieron. Todo lo que realizaba era de manera genuina y verdadera sin mentiras, sin trucos. Era su aprendiz perfecto. Robin dejo a un lado las espaldas para secarse el sudor con una toalla que tenia cerca, Slade comenzó a acercase a él, este mantuvo la toalla en su cuello mientras le daba un largo trago al vaso con agua en su mano.
-Has mejorado bastante en tan poco tiempo Robin- dijo y este sonrió y soltó un pequeño suspiro
-Si pero es gracias a ti Slade, me has ayudado, entrenado y mostrado todo lo que se. No se que haría si no fueras mi maestro
-Sabes que puedes pedir mi ayuda cuando quieras. Excepto para esto, o bueno al menos un poco- le entrego un folder que tenia un ancho considerable, Robin lo miro un poco confundido pero tomo aquel folder y lo abrió, en su interior había demasiados papeles, documentos, estadísticas, datos hojeo y vio de reojo sin analizar nada y levanto su vista hacia el mayor, reflejaba duda
-No entiendo ¿Qué es esto?- miro por un momento aquello que tenia entre sus manos
-Creo que estas listo para tu primera misión a solitario, has entrenado lo suficiente y tienes el conocimiento como para llevarla a cabo con éxito, estoy seguro que eres más que capaz de conseguirlo- Robin volvió a mirar aquel folder y abrazo con fuerza a Slade este se sorprendió por un instante hasta que ligeramente lo correspondió
-No te decepcionare Slade
-Se que no lo harás Robin
Después de eso nos separamos y él se fue a su habitación minutos después me acompaño a un lado de la computadora central comenzando a leer los documentos y a analizarlos, comenzando a formar un plan y una estrategia, pasaron las horas podía ver el esmero que hacia por que saliera bien. Trabajaron por un largo tiempo, Slade estaba demasiado enfocado en su propio trabajo que no vio en que momento Robin se quedo dormido encima de los documentos. Se puso de pie e intento despertarlo pero este parecía esta profundamente dormido, soltó un suspiro y lo tomo en sus brazos, lo llevo a su habitación y lo dejo descansar.
Miraba a un lado y a otro, no sabía en que lugar me encontraba, pero sin importar en que dirección viera o desde que ángulo se podía ver que aquella casa era demasiado ostentosa en todo sentido, debía ser alguna mansión. Comencé a caminar por los pasillos, todos eran iguales y las decoraciones demasiado similares, un par de sillas, una mesa, un jarrón y algunos cuadros. Llegue a lo que parecía ser la escalera principal, baje por ella mirando a todos los lados.
¿Dónde me encontraba?
No sabía donde estaba pero de alguna extraña forma me parecía conocida, familiar camine un par de pasos más hasta que llegue a lo que probablemente era la sala
-Richard- escuche ese nombre y me gire sobre mi hacia donde estaba un marco de puerta y ahí estaba de pie, un hombre con vestidura formal que comenzaba a acercarse hacia mi
-¿Quién eres?- me puse en forma defensiva para atacar en cualquier momento, pero este continuaba avanzando hacia mi
-Soy yo Richard, B....- avanzo hasta quedar a una corta distancia de mi, lance el primer golpe pero este lo evadió- por que haces eso Richard? soy yo B....-volví a lanzar otro golpe pero este en vez de evadirlo, tomo mi brazo y con uno de sus pies pateo los míos haciéndome caer, me aprisionado contra el piso, intentaba soltarme pero su agarre era fuerte cuando volví a verlo no tenia aquella apariencia, ahora vestía un traje negro con una mascara de igual color, en aquel traje había la forma de un murciélago
-¿QUIÉN ERES TÚ? CONTESTAME- ahora exigí mientras me removía en busca de soltarme, pero su entrecejo se frunció
-Soy tu padre y tu maestro Richard- logre soltarme y ponerme de pie cuando iba a patearlo me empujo lejos de él, sacándome el aire que tenia en mis pulmones haciéndome caer de rodillas intentando recuperarlo- como has podido hacer todas esas atrocidades, se supone que eres un héroe- me puse de pie como pude y comencé a pelear con él, era rápido pero recordaba una de las miles de cosas que me ha enseñado Slade: analiza su modo de pelea, sus movimientos, intenta descifrar el patrón y usa si velocidad en su contra.
En uno de sus golpes lo evadí, tenia un cierto patrón cada seis golpes largos movía su pie de soporte, eso indicaba alguna lesión vieja no sanada por completo, golpe su pierna haciéndolo flanquear cuando iba a dar el golpe decisivo este se esfumo. Gire a ver con ira alrededor con ira y desespero, jadeando por lo hecho y fue cuando vi una estela amarilla con rojo
Veía la estela pasar de un lado a otro, lo primero que paso por mi mente: Un velocista. Me mantenía atento a un ataque y así fue pero mi movimiento no fue rápido como para poder tocarlo, sentí el golpe de mi espalda contra la pared y la retención de mis brazos, me había aprisionado contra la pared, se quedo quieto, era un chico de piel morena y ojos oscuros respiraba de forma agitada y por alguna razón sentía que mi cuerpo me abandonaba, no podía moverme.
-¿Q-quién eres?- mi voz temblaba, sentía un nudo en mi garganta, el aire se sentía sofocante
-Soy yo amor, Wally. Vallamos a casa, vivamos juntos- me sentía paralizado, sentía... miedo, pero por que?- estaremos juntos para siempre Dick, seremos felices- comenzaba acercarse a mi y lo único que podía hacer era cerrar mis ojos, mis piernas y cuerpo cayeron quedando de rodillas y se escuchaba aquel nombre ser gritado, junto con otras palabras como <vuelve>, <huye>, <reacciona> pero el más ensordecedor de todo ellos, era aquel nombre
¡¡RICHARD!!
Y yo comencé a gritar intentado espantar aquellas voces
-NO! YO NO SOY ÉL! SLADE! AYUDA! AYUDAME POR FAVOR!- tenia mis manos tomando con fuerza mi pecho, mi voz comenzaba a ahogarse en las otras.
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Síndrome de Estocolmo o amor?
Hayran KurguEn la vida de Robin todo era un rutina despertar, entrenar, visitas de su pareja, ir a combatir a los mismos criminales que siempre hallaban la forma de escapar, nada nuevo, como dije una rutina. Pero a veces algo interrumpe la rutina y le da un gir...