V e i n t e

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Demonios, porque nunca me dijeron que visitar a tus suegros era tan terrible, quería vomitar el pastel de chocolate que me comí hace unos momentos y de seguro estaba blanca como un maldito papel. Miraba la ropa encima de mi cama, pero absolutamente nada me convencía porque me estaba invadiendo la inseguridad de todo este asunto.

Hacia frío hoy, y Kageyama no es de mucha ayuda al respecto de darme pistas de como es su madre y hermana, así que iba así, enfrentandome al Amazonas sin rifle y sin ropa, al igual que ese programa del animal planet.

Además, debía llevar más ropa porque me habían invitado a quedarme en la casa por el fin de semana y eso me tenía más loca aún. Al final me rendí, y decidí ir con unos pantalones negros de jeans, una camisa negra, un suéter de lana burdeo sobre la otra prenda anteriormente nombrada y unos botines negros con una plataforma tremendas, pero que al final hacían sentido. De bonus, un gorro de lana negro, mi bufanda del mismo tono y una chaqueta de mezclilla clara con chiporro por dentro. Suspire exhausta, mientras metia todo lo necesario dentro de un bolso y cuando estuvo todo listo, me digne a irme a duchar.

Entre al baño sin más, y comencé a rezar para que todo saliera bien. Realmente estaba nerviosa, tan tonta estaba que me lavé el cabello con champú como tres veces y ya iba por una cuarta, hasta que caí en cuenta de que ya estaba poniendo idiota. Bufé molesta y finalmente me digne a echarme acondicionador, lo dejé reposar en mis puntas y luego procedi a mi pesadilla, la cual consistía en la estúpida depilación de cuerpo completo y restregarme mis partes más olorosas hasta que me deje rojo, si no, no servía este limpieza profunda. ¡Dios mío! Estaba loca, y nadie me frenaba lo cual era lo peor.

Llore de felicidad cuando salí por fin de aquel tormento y después de sufrir mucho, pude respirar en paz.

...

Camine por las calles frías de Miyagi, ya que, eran las ocho de la tarde y digamos que las temperaturas estaban increíblemente bajas. De mi boca salía vapor y lo único que quería era llegar pronto, porque mis piernas tiritaban a más no poder. Cuando divise por fin la casa de mi novio, acelere el paso pero luego caí en cuenta, otra vez, a lo que me estaba enfrentando. Me detuve en seco mientras comenzaba nuevamente a repasar todo lo que había practicado en mi cuarto, mi presentación, mi postura, mi forma de comer y todo lo que debía hacer para causar la mejor impresión posible.

Suspire exhausta y al fin mis piernas comenzaron a caminar nuevamente, para luego detenerse frente a la casa de los Kageyama, era linda, bastante familiar y había una especie de bajada en ella, así que tuve que caminar nuevamente para llegar a la verdadera entrada del hogar de mi chico.

Ahora por fin estaba frente a las rejas, y sin más preámbulos de por medio, toque el condenado timbre que me entregaría a mi próxima muerte.

Escuche una puerta abrirse, y luego la voz de una mujer, mi corazón empezó a agitarse rápidamente, pero se calmó al instante cuando sentí la voz de Tobio. Luego se esperar unos segundos más, vi a una mujer, medianamente mayor con una enorme sonrisa acercándose a mi dirección y detrás de ella venía Kageyama con un ceño muy fruncido, escondí mi risa entre mi bufanda.

— ¿Eres Nezuko?— asentí suevamente y la mujer me abrió el portón — Yo soy la mamá de Tobio cariño— se presentó con aquella dulce voz y se abrió paso para que entrara.

— Un gusto conocerla Señora Kageyama— susurre tímidamente mientras hacia una reverencia — Gracias por recibirme en su hogar espero no ser una molestia.

— Nunca serás una molestia— dijo Tobio entre dientes y su madre rió.

— Bueno mi hijo tiene razón— apoyo la mujer— La novia de mi hijo menor nunca será un estorbo— sonrió enormemente, haciéndome sonrojar.

In Solitary // Kageyama Tobio [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora