Temor a primera vista.

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Nunca fui una chica popular, tampoco puedo decir que era invisible, pero jamás llame demasiado la atención, tenía mi grupo de amigos, yo los quería y ellos me querían a mi, no puedo decir que nadie me odiaba, tampoco que yo no odiaba a nadie, pero jamás me atreví a expresar mis verdaderos sentimientos sobre la gente que no me
agradaba así como la mayoría; yo era alguien normal, no era la mas bonita pero me decían que no era fea, aunque aveces no lo creía, la verdad jamás me importo; podría decir que mi vida estaba bien, era la misma rutina todos los días, aveces me quejaba pero no en voz alta, como cualquiera, a la mirada de la gente que me rodeaba era común, todo era solo... Normal.

Era el primer día de clases, era un nuevo año, algunas nuevas caras, pero a mi solo me interesaban las de siempre, quería ver a mis amigos pero me fastidiaba tener que levantarme tan temprano. Baje a la sala de mi casa y ya no había nadie, tome mis cosas de sobre la mesa y salí; me quede parada en el pórtico de la puerta un momento, llegó la hora de comenzar todo de nuevo, mi rutina volvía a cambiar y a pesar de no ser la gran cosa, lo sentía un poco extraño, nunca me habían gustado los cambios.

De camino a la escuela intente despabilarme con el aire frío que azotaba en mi cara, aún era temprano así que decidí irme por el camino largo; para llegar de mi casa a la escuela había dos caminos, el habitual y más corto, por donde el paisaje apreciable eran varias casas y mas chicos caminando hacia la escuela, el típico suburbio al llegar a la parte poblada de la ciudad y el que pasaba por el bosque, el más largo, por el cual caminabas un recorrido de árboles siguiendo una vieja y rota banqueta que te hacia llegar por la parte de atrás de la escuela, había unas cuantas casas, habitadas por ancianos solitarios o familias de hijos casi adultos, como vivía a las afueras de la ciudad podía elegir entre uno y otro. Mayormente siempre escogía el camino largo.
Me puse mis audífonos y salí de mi casa empezando mi recorrido, el aire soplaba y las copas de los árboles sonaban, el clima era fresco, me gustaba. En esta pequeña ciudad siempre se mantiene el clima otoñal sin importar la estación, lo cual era bastante de mi agrado. Disfrute del camino y de mi música de siempre hasta llegar a la parte de atrás de la escuela, cruce la calle, di la vuelta al edificio y entre por el portón del patio delantero.

...Era el primer día de clases, la mayoría de los chicos parecían felices por volverse a encontrar, había grupos saludándose y riéndose, deportistas y porrisitas besándose, y algunos otros chicos lamentándose, típico. Seguí caminando y entre en el edificio, camine hasta mi viejo casillero lleno de calcomanías y deje mi pequeña mochila vieja dentro de el, camine hacia las escaleras donde solían reunirse mis amigos, y tal y como siempre ahí estaban, al verme me saludaron con una sonrisa como siempre y yo se las devolví a ellos, era bueno volver a verlos...

-¡Hey Lena! -Exclamaron todos al mismo tiempo riéndose, ya que a finales de año se les dio por ponerme ese extraño apodo, supuesta abreviatura de mi nombre original, Helena

-Que hay chicos -Conteste tranquila como siempre. Mi grupo de amigos constaba de cinco chicos
-¿Que tal, que hiciste en las
vacaciones? -Dijo Ben, tan educado como siempre
-Lo de siempre. -Conteste.
-L, L, L, tan aburrida como de costumbre -Se burlo Ash
-Cállate idiota. -Conteste riendo
-Déjala en paz Ash, no todos tienen un verano tan interesante como el tuyo. -Dijo Daniel, dando por mi lado como siempre
-Interesante, si claro, si con interesante quieres decir holgazán, se a lo que te refieres. -Reprocho Ginger, siempre alegre.
-Bueno basta de peleas niños, pueden seguir discutiendo luego, aunque sea denle un minuto ah Lena para hablar. -Dijo Rose, ella siempre mantenía el orden entre todos nosotros.

Todos le obedecieron y voltearon a verme en silencio esperando mi respuesta.

-La verdad es que no hay nada nuevo. -Dije simple
-Lo ven! Se los dije
-Oh cállate Ash...

Escuchamos a Ginger y Ash discutir otro rato por que siempre nos resultó divertido, hasta que sonó la campana y teníamos que irnos a clases, cada uno en una clase diferente por desgracia...
-Nos vemos a la salida chicos. Dijo Ben como palabra final de todos y nos fuimos con un adiós en boca.

Camine por el pasillo a mi salón tal y como los demás chicos, pensaba en la tortura que me esperaba al tener que escuchar la rutina habitual de los maestros en el regreso a clases, nos desean lo mejor y nos preguntan qué tal nos fue en nuestras vacaciones, se presentan todos los años aunque ya todos los conozcamos, y lo peor de todo, el ensayo de "en mis vacaciones yo..." Donde tienes que escribir lo interesantes que fueron tus vacaciones y que hiciste en ellas, lo cual siempre es difícil para mi ya que mis vacaciones siempre convierten en una rutina de levantarse tarde y dormirse igual, la música hasta lo más alto todo el día y mis aburridos pensamientos llenando mi cabeza sin preocupaciones, no podía poner eso en el ensayo...
Caminaba tan concentrada en la voz dentro de mi cabeza que no me di cuenta que cada vez iba mas lento y en los pasillos ya no había nadie, apresure el paso hasta el salón de mi primera clase, doble en un pasillo y empece a correr al ver la puerta cerrarse, mientras corría sentía una sensación extraña, algo detrás de mi, como si me miraran, después alcanzar a escuchar un poco de ruido como pasos detrás de mi pero no le puse mucha atención, llegue al salón y toque la puerta para entrar.
El maestro Miller abrió la puerta y me miro gracioso al verme agitada por haber corrido.

-Llega dos minutos tarde señorita Adams, me temo que tendrá que quedarse afuera. -Dijo sarcástico.
La clase se rió ante su broma y me hizo un gesto para que entrara, le sonreí y me fui a mi lugar.
El maestro Miller siempre fue mi favorito, el era el maestro de ciencias, era muy agradable y divertido.
Me senté y deje mis libros sobre la mesa, me acomode en la silla y empece a escuchar el sermón de primer día de clases, aburrido...

-Bueno muchachos, supongo que disfrutaron sus vacaciones al igual que yo, pero, llego la hora de volver a la normalidad y espero que la pereza se les quite si no quieren re...

El sonido de la puerta interrumpió el discurso y llamó la atención de todo el salón incluyendo la mía

-Oh, cierto! -Dijo el señor Miller para el mismo.

Se acercó a la puerta, salió del salón y entrecerró la puerta, todos empezaron a murmurar y después de un minuto el señor Miller entro de nuevo y todos guardaron silencio. ¿Que estaba haciendo?
-Muy bien muchachos, este años nos acompañará un nuevo integrante en la clase.

Alguien nuevo... Bueno, las cosas empezaban a ponerse interesantes...
El señor Miller abrió por completo la puerta e hizo un gesto para indicar a quien sea que estuviera afuera que entrara, el mismo que me había echo a mi hace unos momentos.

-Clase el es Jack, Jack Stripes.

Por la puerta entro tímido un chico con la cabeza agachada, segundos después levanto la mirada y le echo un vistazo al salón dejando ver si rostro... Wow...

-Quiero que le den la bienvenida y lo traten bien, ¿Entendido?

La clase entera contesto un "si" cantado, pero nadie le quitaba la mirada de encima al nuevo, yo tampoco podía...
El era alto, muy alto, tenía el cabello demasiado negro y despeinado, un poco largo; venia vestido con un pantalón de mezclilla y una camisa negra lisa, con una chamarra encima y tenis iguales a los míos, parecían igual de viejos... Su tez era pálida y sus ojos eran perfectamente negros, su mirada... No podía dejar de mirarlo, el era aterrador, parecía demasiado dominante pero de una manera tenebrosa, había algo en el que me impedía dejar de mirarlo pero también me ponía nerviosa, su mirada era profunda, era escalofriante...

El señor Miller aclaró la garganta para hacer reaccionar al grupo, ahora hipnotizado por el nuevo y perturbador alumno, daba escalofríos solo de verlo, era intimidante, pero, había algo en el... Algo que... Me atraía...
Al igual que a los demás, pero a diferencia de mi seguro aspecto de abeja mirando a la miel, los demás lo miraban con curiosidad, pero, una curiosidad extraña... Como repulsiva y temerosa... Por decirlo así.

-Bueno hijo, puedes sentarte al fondo, al lado de Helena.

Las palabras del maestro me hicieron dar un pequeño salto del susto, se sentaría a mi lado, mierda...

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora