Recuerdo la primera vez que vi a Sandro Vanglesky, él era distinto no como su melliza, a pesar de ser hijo de un hombre con bastante nivel económico, el los metió al mismo colegio que ambos, podía verlo jugar, todo mundo se abalanzaba cuando encestaba el tiro. Pensé que a mi edad era la simple curiosidad, de verlo. Mire aquel anillo de maquinita que me dio, sabía que él lo había olvidado pero yo no, y tal vez cuando creciera se lo recordaría.
Todo mundo no podía quitar la vista de Sandro sus ojos enigmáticos y de color casi turquesa, me fascinaba, su cabello quebrantado daba destellos dorados, pero sobre todo sonreía cuando tenía el triunfo en sus manos, tal vez por eso me gusto sin saber que el seria mi mate. El amor que tenía por su melliza era grande aunque ella era un ser muy malévolo daba órdenes aquí y allá, era la única vampira y muchos niños querían su atención. Claro su cabello blanco la hacía ver una verdura hechicera.
Pero sabía que si Analea y ella estuvieran aquí sería un campo de batalla.
Ahora con los años se ha puesto más atractivo, sensual y el destino me concedió lo que tanto desee, Sandro Vanglesky a mis padres sé que les dará algo, mi madre debe saber el destino que uno tomara, pero mi padre, con lo de mi hermana no quedaron bien la relación con ellos.
–Dime Hera seguirás siendo la lista de hace un momento –tomo su mano chupando sus dedos.
–¿Qué? –contesto perdida en sus pensamientos.
Sandro solo otro risa mordiendo su pulgar con fuerza.
–Ahhhh.
–No te hagas la inocente conmigo, me quieres calentar la cabeza, para luego irte con ese estúpido gato peludo no es así, ¿A qué juegas? Que puedes irte y burlarte de mí, así es como quieres las cosas.....
Hera parpadeaba tanta información que el mismo Sandro escupía, pero de que diablos estaba hablado, pero entre más lo hacia sus ojos se volvían negros, no como ese color tan dócil que tiene.
Pero ya la estaba enfadando, poniendo sus manos en su pecho apartando, ante la incredulidad del híbrido.
–No te voy a permitir que me acuses de algo que no tienes fundamentos, así que te calmas –dijo ella con un semblante ya irritado. Volvió a punta pero esta vez con su dedo con fuerza –No juego sucio, pero soy cortes con la gente, me gusta ser servicial y agradable, lamento si tu no lo eres con los demás
–¿No hablas enserio? –contesto molesto ahora.
–Si muy enero, así que me permites iré con mis amigos y disfrutare la noche. –dice empujándolo.
–Hera Walmon no te pases de lista.
–No voy a escuchar a un tipo que se está quejando de que yo soy ese tipo de mujer, porque no lo soy Vanglesky, además solo me beso no es para..... –Hera paro sus palabras no debió decir eso.
La furia de Sandro despertó, pasando de lado de ella, le rompería todos los huesos a ese imbécil, era claro su "Recorrido", Hera reacciono jalándolo del brazo, pero quemaba tocarlo.
–SANDRO!!!
Solo pronunciar su nombre lo hizo reaccionar, mirándola. Bajo su vista lo tenía sujeto a su brazo.
–Nadie toca lo que se me concedió, y tu deberías saberlo –se dio vuelta dejándola ahí.
Hera respiro asustada, no quería una escena, camino aprisa antes de que entrara.
–Vamos a otra parte –dijo ella sin pensar que esa palabras tendría gran poder.
Sandro asimilo sus palabras, pasando saliva, miro algunas personas pasar era mejor llevársela de aquí pero esto se lo pagaría el juez.
El tomo del brazo llevándolo chasqueo los dedos, al valet solicitando su auto.
–Oye, mis cosas están...
–No te vi entrar con bolsa–dijo el subiéndola, aunque más bien obligándola a subir al auto.
Hera lo vio subirse, miró sus manos como es que el... se dio cuna que no había llevado nada, el juez paso por ella y no vio necesidad de llevar bolso creyendo que regresaría entera a la
habitación.
–NOS VAS A MATAR!! –grito Hera asustada por la forma en que maneja.
–Vas a morir de otra manera –contesto con esa voz gruesa.
Hera se agarró del respaldo de la puerta. A mala hora se le curio decir eso.
Sandro se carcajeo, pero era de una manera que la hizo estremecer del miedo, ahora si estaba en las garras de santanas como dice Francis.
Su corazón se podía escuchar por toda aquella habitación de lujo con vista a la ciudad, las luces tenues apenas alumbraban dando un aire seductor, mientras Sandro fue por un trajo, Hera camino era claro que tenía un buen gusto el hibrido, pero...
–¿Quieres un trajo? –pregunta ofreciendo aquella bebida.
Hera dudo, pero... lo tomo y de un jalón lo bebió hasta toser. Sandro soltó una risa tomando el vaso.
–No deberías estar nerviosa Hera, sabes que lo que haremos aquí. –dice quitándose el saco, desbotonado su camisa solo dejándolo los dos últimos botones.
Sus dedos juegan rodeando su cintura, aspirando su olor en ese cabello, ondulado. Hera hace lo mismo su esencia con aquella loción en se pecho desnudo, saboreó con la vista ver esa parte de su cuerpo, queriendo tocar.
–Me gusta más tu cabello tipo explosión –susurra con su aliento caliente detrás de su oreja.
Erizando su piel quedando tan chinita, su sexo hormiguea, sus labios rozan la cubertura de su cuello hasta su hombro, y ella solo gime estirando su cuello hacia atrás, el suelta un risa tan perversas.
Volvió a jugar con sus dedos recorriendo sus hombros desnudos.
–Dime Hera después de esto cambiaras de opinión –beso sus hombro con tanta pasión hasta succionar su piel dejando esa parte roja.
Los manos de Hera subieron temblando hasta tocar su cadera, ese cuerpo duro de Sandro, sus pies retrocedieron llevándola hasta la habitación, justo en la entrada se detuvo.
Jugo con su barbilla, mirando los ojos café de Hera, no la había viso tan bien como hasta ahora, peno que era una mujer sin gracias alguna, pero era hermosa, tenía ciertos lunares en su rostro que acaricio con su pulgar.
–Sand... –la callo con un beso
Hera respondió tan radio, era como si sus labios estuvieran programados a sus besos, no como con el juez, que la tomo desprevenida, pero con Sandro no fue lo mismo, este beso sabía lo más delicioso.
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HIBRIDO
Werewolf- Deberías renunciar, no tienes madera para esto bruja- burlo con cizaña - Talvez pero me gusta los riesgos, pequeño lobo - Eso lo veremos pequeña bruja - salió de ahí entre risas Ella le daria una de todas y es donde mas le duele, jamás juegues co...