Endless Love.

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Muchas veces, demasiadas como para ser contadas, Megumi pensó que su vida era una especie de entretenimiento para los dioses, que entre estos existía un acuerdo recíproco donde se turnaban para ver quién podría hacerlo sufrir más, ver cuál de todos ellos lograba, finalmente, romperlo.

Megumi también pensó en no darles el gusto de verlo destruido, roto. Él va a pelear contra ellos. Que se jodan los dioses.

Es por eso que se va a alejar de Sukuna. Es por eso que necesita alejarse de Sukuna.

Decidió que era lo más simple de hacer, al fin y al cabo, los dioses -jodidos dioses- nunca podrían quitárselo si, en principio, nunca lo tuvo. A diferencia de todos los demás, no podrán arrebatárselo, no podrán hacer que lo abandonen. Ya nadie será capaz de dejarlo solo, porque Megumi se asegurará de estar siempre solo.

Si no está no se puede ir ¿Verdad?

Si Sukuna no está, Megumi no tendrá que preocuparse por el momento en que Sukuna recoja sus cosas y sencillamente desaparezca de su vida porque se dio cuenta de que Megumi no vale la pena, que Megumi nunca valió la pena, que el tiempo que paso con él fue un desperdicio.

Si Sukuna no está... Megumi no tendrá que preocuparse de cuanto tiempo le tomará hasta llegar al momento en que estará llorando sobre un ataúd abierto, viendo el rostro de Sukuna inmóvil, frío, hermoso. Sin vida.

Solo que no fue tan sencillo como pensó. Percances que insistían en truncar su plan seguían apareciendo, el primero: Sukuna mismo. Él, al parecer, no dejará que Megumi se distancie así como así, sin dar explicación. Está bien, no importa, Megumi es terco, lo logrará.

Megumi comenzó por reducir las veces en que contestaba los mensajes de textos, se le hizo lo más fácil, puesto que, para empezar, ni él ni Sukuna eran grandes fanáticos de la tecnología, no se escribían con regularidad así que durar días sin un solo mensaje era común, cuando dejó de contestar de forma absoluta, Sukuna no le dio importancia, no sospechó, y Megumi pudo nombrar como éxito la primera fase de su plan.

Fue solo en la segunda fase que todo comenzó a fallar.

La idea era evitar encontrarse con Sukuna lo más que pudiera, así que dejo de ir a los lugares que Sukuna acostumbraba a frecuentar. Dejó de visitar a Yuuji, compañero de clases a quien ha aprendido a aceptar como una constante a su alrededor –no, no es un amigo, Megumi no sería capaz de hacerle eso a Yuuji- y el hermano gemelo de Sukuna.

Megumi agradeció lo grande que es la universidad donde ambos estudiaban y que sus facultades tienen una considerable distancia la una de la otra, las posibilidades de encontrarse casualmente eran prácticamente nulas, todos sus encuentros anteriores fueron, básicamente, planificados o porque Megumi acompañaba a Yuuji en la búsqueda de su hermano- Megumi se aseguró de tener una excusa lista para cada una de las ocasiones en las que Yuuji preguntaba-.

Hasta que se hizo obvio lo mucho que Megumi eludía a Sukuna. Sukuna lo notó. Todos lo notaron. Ah, joder, hasta Yuuji lo notó -el chico es un santo, bendito sea, pero no es muy observador a los sentimientos ajenos-.

Yuuji fue el primero en cuestionar que pasaba, sucedió en una tutoría de Gojo sensei, Nobara también estaba allí, los tres fueron tomados por total sorpresa.

—Oye, Fushiguro — llamó, inusualmente serio — ¿Pasa algo contigo y Sukuna ? Pensé que ustedes dos ya eran amigos ¿Sukuna hizo algo?

Gojo sensei dejo de hacer pucheros por haber sido interrumpido, su rostro hizo una mueca extraña mientras miraba a Megumi. La cara de Nobara reflejaba curiosidad.

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