Capítulo 38: Una Alianza Inesperada

212 21 42
                                    

Tempanito por primera vez :)

=Astrid=

Las luces provenientes de los autos de policia alumbraban mi cara hasta un punto que pensé en quedar ciega. También el que no pestañara ayudaba bastante.

Físicamente estaba sentada en la entrada de la casa de Hipo, mentalmente estaba en otro universo trantando de darle sentido a lo que acababa de suceder.

Habiamos llamado a la policía apenas salimos del shock de haber reencontrado al extraño del bosque, sinceramente me había olvidado de él por todo el caos que parece gustar aparecer en mi vida. Hipo fue a buscar unas cuerdas en el jardín y con dificultad lo atamos a una silla. Fue una de las cosas más difíciles que he hecho, no entiendo la manía de los asesinos en hacerlo, son fuerzas inútilmente desperdiciadas.

Para alivio de ambos Cruz fue el primero en llegar, ya que, según él, estaba en la estación, mientras que su leal compañero descansaba en casa por un día exitoso laboralmente.

—¿Quién se supone que ataco a quien?—había preguntado alternando la vista entre el hombre inconsciente y nosotros

—Él obviamente—dije, ofendida. Cruz desvió la mirada a la mano de Hipo que aún sostenía el sarten—. Y él me defendió, espera unas horas y verás mi cuello morado

—Descuida les creo—dijo mostrando ambas palmas en zona de paz, al ver que me calme sacó una libreta junto con un lápiz y me miró—. ¿Qué sucedió? De comienzo a fin

Y eso hice, no tenía por qué hacer lo contrario y complicar las cosas, además sino lo hacia tendria que hacerlo con Jane y no gracias.

Mientras le contaba cuando Hipo llegó y le dio un sartenazo a la cabeza a mi atacante muy similar a Rapunzel, pude notar como Cruz le dedicaba una mirada de soslayo a mi novio, desconfiado.

Hipo no pareció notarlo, él estaba muy centrado mirándome con preocupación, una sincera y genuina preocupación. Le sonreí tratando de calmarlo y de paso lo intentaba conmigo.

Al terminar mi relato Cruz me miró transmitiendo sus dudas respecto al castaño a mi lado, pero a diferencia de él yo no tenía dudas.

¿Cierto?

Sí, fue extraño que apareciera en el momento justo cuando pensé que moriría, pero esperaba que fuera su fabuloso instinto y no otra cosa como piensa el detective Cruz.

Sabía que hacia su trabajo, tenía razones para sospechar, tal vez yo también hubiera sospechado al estar en su posición, pero yo conocía a Hipo, ha estado conmigo desde el inicio, tuve mi tiempo de conocerlo y confiaba en todos los lados de su personaje que me había mostrado. Y me sentía agradecida por ser una de las afortudas a quien le permitía verlo así como es.

Sacudí mi cabeza eliminando cualquier duda que haya creado y me centré en el presente. El presente donde Hipo está sentado a mi lado, aun con el sartén como si se lo hubieran pegado a la mano.

Lo escaneé, su postura como estatua de lo quieto que está, como si todavía no creyera que golpeó a un tipo, mirada en los policías aunque su mente sé que esta en otra parte. Sonreí de lado intentando subirme el animo y de paso a él también.

—Eres bueno con esa cosa, Flynn Rider—dije señalando el sartén con la cabeza—. Todo un guerrero

—¿Qué? Con está cosa vieja, pff...—hizo un ademan con la mano restándole importancia pero a la vez aumentando su confianza—. Soy un maestro, todo por mi Rapunzel—me siguió la broma

—¿Cómo supiste que estaba en problemas?—pregunté observándolo con atención por cualquier reacción, pero se mantuvo tranquilo

—No lo sé, fue un presentimiento, le envié la lista a Heather y corrí a casa—contestó sincero—. No debí dejarte sola—mencionó con un deje de culpa y con cuidado tomó una bolsita de hielo que tenia en mi mano, hizo mi trenza a un lado y aplicó con delicadeza en mi cuello para que no me esforzara

Un Misterio en BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora