Capítulo 5: Venganza

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 5: "Venganza"

Jadeó creyendo que se iba a ahogar, posó su vista en su hermana que tenía el rostro más pálido que nunca, casi desfigurado, con los ojos casi saliéndose de sus cuencas, mirando fijamente y con horror al desconocido.

- Así que... esa es la verdad... - Volvió a murmurar. La muchacha oyó los pasos firmes y lentos aplastando las hojas en el suelo, y que cada vez se acercaba a ella. De pronto sintió un extraño calor casi ardiente en su espalda y dio un brinco sobresaltada al sentir la mano grande, pesada, firme y áspera, en su hombro. La presión fue tan grande que a Kagome le pareció que se hundía en el suelo. –... Y la hermanita pequeña... ayudando a su pobre hermana...

- Inuyasha...- Gimió Kikyo estirando su mano, pero la perla azul de su anillo de bodas brillo en su delgado dedo, delatándose.

Inuyasha observó en shock un instante el anillo que nunca antes había estado ahí, en el dedo donde va la alianza de matrimonio. Ya no había nada más que saber... ahora entendía todo.

- ¡¡Cállate!!- Ordenó, y Kagome pegó otro brinco del susto. Estaba aterrada, asustada y completamente paralizada... como si de pronto tuviera al mismo demonio a su lado.- ¡¡Maldita!! ¡¡¡Mentirosa!!! ¿¿Así que todo era mentira??

- No... escúchame, Inuyasha... te explicaré...- Murmuró la mujer, muy asustada, como nunca en su vida. – No es... lo que tú crees...

El hombre alzó la barbilla, adoptando orgullo aunque lo hacía solo porque estaba herido... muy herido. Se sentía tan estúpidamente engañado.

- ¿Así que por eso la excusa? Oh... ahora entiendo...- De pronto pareció que se había olvidado de Kagome, apartó la mano de ella y caminó con lentitud diabólica hacia la mujer, que lo miraba aterrada.- No... ahora... comprendo... – Agudizó su mirada en la suya y de pronto la tomó tan fuerte de los hombros empujándola contra la pared. Kagome corrió a él intentando defender a su hermana.

- ¡Suéltela! ¡déjela!- Le tomó un brazo intentando alejarlo de Kikyou, pero él hizo un ademán brusco que la empujó sin siquiera pensar y ella cayó a un lado sintiendo las piedrecillas traspasar la tela de su vestido, provocando una dolorosa rasmilladura en un codo y las rodillas.

Miró al hombre desde el suelo completamente en shock. Él tenía ahora a su hermana contra la pared, las manos se habían ido hasta su cuello, Kikyou estaba muy pálida, su cuello era como una fina rama agarrada por sendas tenazas. Kagome quiso gritar para pedir ayuda, pero la voz no le salió. Horrorizada, su corazón era una bomba a punto de estallar al ver la brutalidad descontrolada de ese hombre... y el casi amoratado rostro de su hermana.

- Maldita mentirosa... – Sus ojos demoníacos brillaron con rencor-... jugaste conmigo... me usaste, perra...- Bramó con veneno, el rostro desfigurado y llego de odio. De pronto sintió algo en su cintura, miró a un lado y vio la mano pequeña y blanca que se apoderaba de su pistola. Entonces miró tras suyo. Apuntándole con el arma pero con la mano temblorosa, la "princesita" estaba resuelta a defender a la muy basura de su hermana.

- ¡Suéltela o disparo!- Gritó, con el rostro sucio, el flequillo desordenado y cayéndose en los ojos, los ojos brillosos y oscuros, fijos en sus pupilas.- Suéltela...- Musitó nuevamente apretando el dedo en el gatillo. Aunque ella nunca había utilizado un arma, había visto muchas veces como se manejaba una. – Le dispararé si no lo hace...- Agregó, con la voz débil y la mano temblándole por completo.

Culpable o NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora