Todo esto empezó el 1 de Abril de 2005, en Sevilla a las 17:04 de la tarde. Iba a ser la única hija de mis padres para siempre. Yo tenía que nacer el 17 de Marzo, 2 semanas antes, y los médicos, al ver que yo no nacía, iban a inducirle el parto a mi madre el 31 de marzo, y así lo hicieron, venían mis padres y mi abuela paterna. Mi madre ingresó al hospital a las 9 de la mañana y no le dejaron comer ni beber nada, entonces, por la noche, la llevaron a otra habitación donde había otras dos mujeres, y allí, había una enfermera, que le prometió darle a mi madre comida.
Al día siguiente, vinieron mi tita y mi abuela materna, y el médico le dijo a mi madre que iban a inducirle al día siguiente el parto de nuevo, pero de una forma distinta. El médico le estuvo haciendo varias preguntas ese día: que desde cuando mantenía relaciones sexuales, que cuanto llevaba con mi padre... e incluso que si estaba segura de tenerme, lo que molestó a mi madre, ya que ella no podía estar más segura. Pero ese día, el 1 de Abril a las 15:45, mi madre notaba que le dolía el trasero, y era que mi cabeza ya estaba a punto de salir, de hecho, estaba medio fuera. Mi abuela llamó a los médicos, y vienen a las 16:15 porque tenía el presentimiento de que yo estaría a punto de nacer, y los médicos no venían, y vino una enfermera y la llevó a monitores, dejándola allí.
Luego mi madre llama gritando a los médicos, y viene un matrón. Entonces, la llevaron al paritorio a las 16:55. Empezó a empujar, sin dolores, y mi padre se puso en shock, sin grabar, ni darle la mano a mi madre, ni nada; se le puso la cara de los colores de lo que salió por ahí. Yo me hice caca, y me llevaron a bañar. Naci totalmente sana, después de 9 meses y 2 semanas. Mi padre me dio el primer biberón. Yo era delgadita y larga, y fui la que más pesó de mis primos hermanos maternos. Mi madre tenía pensados varios nombres: Lucía, Marta, Natalia... Pero finalmente, escogió el suyo: Miriam.
Crecí en una familia de clase media. Durante mi más temprana infancia, vivía en casa de mi abuela materna, hasta que nos mudamos a Alcalá de Guadaira, donde crecí. Con 4 meses, en el carro, me echaba para delante, porque quería verlo todo. Empecé a hablar muy pronto, al año. A andar, a los 18 meses. Lloraba por todo.
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Miri sin filtros.
Teen FictionMi autobiografía de principio a fin. Mi intención es enseñaros que cada vida es distinta, algunas más fáciles que otras, y que la vida es una lucha constante.