El difunto felino
Napoleón está muerto.
¡¡He matado al gato de la bruja!!
Grito mirando con miedo el cadáver de Napoleón desparramado en el mosaico de la cocina. Su cuerpo se encuentra en posición teatral al tener los ojos en blanco, la panza a la vista con medio filete entre sus dientes; su lengua cuelga de lado mientra de su boca sale espumas blanquecina por el veneno adquirido.
Mis manos tiemblan mientras mi cabeza comienza a maquinar qué haré con el difunto Napoleón. Mis ojos vagan todos los puntos de la cocina, esquivando al felino que comienza a llenar la estancia con un olor pestilente. Ese olor que desprende me hace recordar a su dueña; doña Josefa, alias la bruja.
___ ¡Condenado gato mira dónde me metiste! ¿Por que te comiste ese filete que no era para tí?__ gimo.
No podré llevarlo a Josefa y menos dejarlo en la casa. Así que mi única opción es sepultar su cadáver rechoncho en el patio, sin levantar sospecha del lamentablemente gatocidio. Vestida de negro como camuflaje, con guante en la manos y una cruz colgando en mi cuello; comienzo a escabar rezando a todos los santos por su protección.
¡Ay San Pedro, líbrame de todo mal, San Juan protégeme de brujería...
Terminando de excavar la tumba de Napoleón con el sudor goteando de mi rostro, a pesar del frío de la noche mi cuerpo se calienta por la adrenalina y terror a ver salir una manada de gatos de los arbustos que aullan ruidosamente. Sus ojos rojos resplandecientes como la luna que nos alumbra, los gatos a igual de quien los acompaña se avecinan velozmente a mi dirección.
¡¡Ay San Rodolfo líbrame de esta persecusión!!
Rezo corriendo de las manos de la bruja y el espíritu de Napoleón.
ESTÁS LEYENDO
Los Gritos del Alma ( Borradores )
Random《 Algunas vez pudiste compartir aquellos aquellos que quisiste siempre gritar pero tenia miedo de no ser comprendida 》