CAPÍTULO 23.

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Después de un maldito examen de cálculo voy rápidamente a la oficina de mi entrenador para recordarle que ayudaré al director con la demostración de la nueva actividad y por suerte me dijo que se cancelaba el entrenamiento. Isamar me trae mi maleta del gimnasio pues después iba a ir, ahora la ropa me va a servir para esto. La defensa personal es algo que me gusta y no solo porque papá me haya obligado, lo disfruto y me gusta patear traseros de una forma limpia. Papá muchas veces me ha regañado porque me enojo y comienzo a dar golpes sin pensar mis movimientos, aún no logró dominar eso a la perfección, pero a decir verdad me controlo mucho más que antes. Soy muy impulsiva. Uno de mis más grandes retos es poder quitarle el arma a mi papá.

Cuando llegó al gimnasio hay muchos más alumnos de los que creí y al entrar me reciben algunos silbidos. Mis amigos e Isamar están en la primera fila de las gradas.

— Buenas tardes chicos. — Comienza el director. — Él es Dane Olson y será uno de los entrenadores. — Es un hombre que se ve bastante musculoso, con el cabello algo canoso al igual que su barba. — Esto solo será una demostración sin golpes.

• Aburrido, pero igual sirve. •

Solo es para mostrarles lo que pueden lograr hacer al lado de Dane y otro entrenador que aún no llega. — Eso me llama la atención. Escucho mientras dice algunas de las cosas más destacadas del hombre que será el entrenador. — Lo hará al lado de la señorita Marbella Küchle. — Estrecha mi mano.

— ¿En qué nivel te encuentras? — Alza una ceja.

— Entrenamiento con la DEA, mi padre es el director. — Asiente.

— Entonces será más fácil, yo también entrené un tiempo con ellos. — Asiento con una sonrisa arrogante.

• Esto se pone mejor. •

Me derriba un par de veces y yo lo hago otras. Logro quitarle con un poco de dificultad una simulación de arma invirtiendo los papeles justo como papá me enseñó y gano yo dejándolo derribado en la lona. Comienzan a aplaudir, mis amigos saben de lo que soy capaz de hacer.

— Buen trabajo. — Vuelve a estrechar mi mano. — Quizá deberías hacer lo mismo con el otro entrenador. — Alzo una ceja, eso sí me interesa.

— ¿Y quién es? — Hablo alto para logren escucharme.

— Yo. — Gritan a mi espalda y el escalofrío en la espalda regresa al escuchar esa voz firme que debo aceptar me intimida un poco.

— ¿Tú? — Me giro cruzando los brazos y alzando una ceja arrogante.

— Yo, pequeña. — Dice en un susurro para que solo yo pueda escuchar eso último.

— Stephen es el claro ejemplo de que un alumno puede superar al maestro y lo hizo mucho mejor que yo. — Dice Dane y Stephen sonríe arrogante.

— Muéstrame lo que tienes. — No me gusta que me reten.

— Hijo, creó que... — Comienza su padre.

— Esta bien, no creó que me vayas a golpear, ¿Oh sí? — Alzo una ceja y suelta una carcajada.

— Por supuesto que no Marbella. — Trago saliva cuando dice mi nombre de esa manera.

• ¿Imagina cómo se escuchará gimiendo? •

Es algo que quiero averiguar. Algunos me miran con cara de pena y el director algo preocupado.

• Querida, creo que estamos en problemas. •

Que sea más alto y fuerte que yo no me intimida. Bueno, un poco, pero dijo que no iba a golpearme.

SOY TU PECADO. (BP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora