Mi bella ilusión

Era domingo y quería dormir, estaba deprimida, asfixiada por la vida y sin ganas de seguir viviendo, para variar. Valeria me sorprendió decidiendo venir a verme, jugamos a juegos de mesa, vimos pelis, etc. Me divertí mucho con ella, realmente me salvó el día. A la mañana siguiente desperté con lágrimas cayendo por mis mejillas, en mi mente...mis padres junto a mi hermana pequeña...¿Por qué la gente bebe?

Los echo de menos, quiero que estén aquí, yo debería haber ido con ellos, deberían estar a mi lado, yo debería estar muerta como ellos...ojalá lo estuviera, Pero no, aquí estoy, como una tonta llorando en mi cuarto, sola en casa...patético. Me enfado conmigo misma, me entristezco, me alegro...creo que me estoy volviendo loca.

A la mañana siguiente decidí ir al instituto, me vestí, " me arreglé", mi miré en el espejo (con más cara de asco que de costumbre si eso es posible) y salí de casa. Refugié mi mente en la música que emergía de mis auriculares, el gorro de mi chaqueta me ocultaba del mundo exterior y mi mirada cabizbaja acompañaba a mi bonita estampa. Los alumnos y profesores me miraban compasivamente, alguno que otro hacía el amago de acercarse pero ninguno con el suficiente valor de llevarlo a cabo, cosa que agradecí.

Pasé las clases dibujando y pintando en mi pequeña libreta forrada de terciopelo burdeos, los profesores intentaron hacer que atendiese poniendo esperanza en sus palabras pero tras un par de miradas se daban por vencidos.

Llegó la hora de ir a casa, anduve con la mirada perdida, crucé erróneamente un paso de peatones en rojo y un coche me golpeó bruscamente, pensé: "por fin", pero no.

Adormecida escuché voces, llantos, pitidos...cuando pude incorporarme tenía una bata blanca puesta. Me pareció ver a mi hermana, pero solo era mi prima junto a mis tíos en el sofá de aquella fría sala. Valeria, la mujer de mi tío, me dio un abrazo con aire desolador, mi tío me preguntó sobre lo sucedido, no recordaba mucho y eso me enfurecía no sabéis de qué manera...Fui muchos días, quizás demasiados, al psicólogo para superar ese "bloqueo post-traumático". 

Tuve que soportar miradas tristes, abrazos compasivos y muecas apenadas; mirase donde mirase, siempre estaban esos ojos dubitativos de hablar conmigo...o eso creía. Una chica, de repente, me esbozaba una sonrisa, me miraba, de abajo hacia arriba y después...sonreía, me hizo sonrojar. Unos segundos más tarde, esta radiante chica, se me acercaba poco a poco, con paso seguro, hacia mi. Mis tíos se alejaron para hablar con la recepcionista (que oportunos). Me quedé sola junto a esa sonriente chica. Esa sonrisa me daba miedo y a la vez me atraía...¿por qué me miraba?¿Me conocía? -¿Quién eres?-pregunté ansiosa - Hola, soy Iris, lesbiana y esquizofrénica diagnosticada hace años, ¿y tú? -Extendió su mano para saludar. Tanto sorprendida como perpleja ofrecí mi mano. Ella estrechó mi mano y con un brusco y seco golpe me acercó hasta que solo quedaron unos centímetros entre las dos...sutilmente susurro - encantada- se alejó sonriente y con andares seguros, sus manos reposaban en sus bolsillos.

 Andaba como en un pase de modelos, pronunciaba los pasos con sus contoneantes caderas...luciéndose ante mi. Un brazo se apoyó sobre hombro -Es preciosa ¿verdad?- Era un chico alto, rubio y de ojos claros (atractivo para muchas aunque esos no son mis gustos como ya podéis comprobar). Inconscientemente dije -si, lo es- Cuidadosamente aparté su brazo de mi hombro y fui hacia mis tíos asustada por la aparición repentina de este chico - Soy Dreik, gracias por preguntar- dijo a lo lejos, yo sonriente dije -Soy Venus, encantada-.

(...)

Me comunicaron que iba a ser ingresada ¿por qué? Yo no tenía nada, no tenía ningún problema mental y podía hacer todo lo que me pidieron (dentro de lo lógico). No pude preguntar demasiado ya que vino una enfermera con una sonrisa de oreja a oreja algo enfermiza. Me cogió del brazo y me llevó hasta hasta una habitación conjunta, me explicó que era para las relaciones sociales y cosas de esas.