Prólogo
Hubo un grito, seguido de un estruendo ensordecedor. La pequeña niña corría de un lado a otro, sin saber a dónde más dirigirse, con lágrimas frescas cayendo por sus mejillas sucias, llenas de raspones y sangre seca. No era su sangre, pero la sentía como suya. La noche era tan oscura como la de aquellos que le habían quitado todo, sin luna o rastros de estrellas; las gruesas nubes llenas de agua lo cubrían todo en el cielo. Estaba a punto de llover y el clima era frío, pero ni eso parecía apagar el calor que la perseguía ni lavar las cenizas en sus rasgadas ropas.
Su hogar, su familia... El dolor en su corazón era tan fuerte, tan real, que parecía que en cualquier momento se saldría de su pecho y se marchitaría. Finalmente, después de varios minutos de estar corriendo por el bosque, sus piernas flaquearon haciendo que tropezara y cayera de golpe. No sintió nada, ni siquiera las piedras que recibieron su caída. Le faltaba el aliento y no era capaz de dejar de llorar.
Gritó con todas sus fuerzas cuando comenzó a llover tempestuosamente. Sintió cómo su garganta se lastimaba y como sus ropas se mojaban rápidamente, pero no se movió. Se abrazó a sí misma, haciéndose un ovillo en el suelo, y se arrastró hasta debajo de un árbol. No podía ver nada más allá que lo que se dignaban a iluminar los rayos a lo lejos.
De pronto, el sonido de pisadas por encima de la tormenta la alertó. Escuchó voces molestas, gritos furiosos y luego ese estruendo que tanto la asustaba: Un disparo. Luego dos. Entró en pánico y no fue capaz siquiera de llorar, sus ojos se habían quedado fijos en un lugar, abiertos como platos, con el sufrimiento y el terror deformando sus facciones infantiles.
Un trueno fue el detonante para que pudiera volver a moverse y escapar. Ellos estaban cerca, los hombres malos venían por ella también. Se levantó manchando sus pequeñas manos de lodo y salió corriendo lo más rápido que podía sin detenerse aunque tropezara, sin voltear atrás aun si esos demonios la llamaran.
Dos disparos más, pisadas, maldiciones lanzadas al aire, gritos. Ella ya no podía seguir, estaba cansada, tenía miedo, no sabía a dónde ir. Y justo cuando tropezó por enésima vez, la vio, y esa cosa a ella también. La bestia estaba detrás de un árbol, encorvada y con las fauces imitando una macabra sonrisa; y si no fuera porque en ese instante un rayo la había iluminado, la pequeña niña no la habría visto. Quizá habría sido mejor así, quizá todo habría sido distinto para ella.
Quizá esa cosa no se la habría llevado.
Quizá habría muerto.
Ella se acercó a la bestia, titubeante. Prefirió lo desconocido antes que lo que tenía tras ella. Antes que todo lo demás.
Aquella cosa pareció sonreír aún más, alargando una de sus enormes garras hacia ella.
Fue entonces que la oscuridad la absorbió.
Y se condenó al olvido.
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Nota de Chi:
¡Hola! Bien, he aquí el comienzo de una de mis nuevas historias de fantasía. :'DD
¿Qué les parece? Sé que es muy corto el prólogo, pero así es mejor, lo hace más kúl. (?) :v
¡Gracias por leer! Recuerden que comentar y votar evita el calentamiento global. (?)
Nos vemos.
Chihaku los ♥ ( ◕/ω/◕ )❀
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Ladrones de leyendas
FantasyEn Výres vive Lander. Lista y valerosa, con una meta que nadie además de ella conoce. Así mismo, en el mundo humano está Kyo Lane, quien vio cómo una horrorosa bestia se llevaba a su hermana. Dos vidas diferentes. Dos jóvenes completamente distin...