⠀ 𔓕⠀ ⠀⠀ ⠀ taekook.
jungkook decide que quiere volver a ser él quien lleve las riendas de su vida, aún si es un omega casado y con un hijo adulto. huye de los abusos que vive a diario y en el camino conoce a su alfa predestinado; ¡es un granjero!
"...
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❛ Mi corazón pide a gritos tu corazón. Estoy solo, pero tú puedes salvarme. ❜
Pasa la lengua por sus rojizos belfos y suelta un quejido cuando sus papilas gustativas detectan el metálico sabor de la sangre. Su labio estaba roto y parecía que no sanaría hasta dentro de unos días. Fija su azulada mirada en la pantalla de su teléfono móvil e intenta pronunciar nuevamente las palabras que le muestran.
— A ta-... table... For two, pleeease.
Un sonido emitido por el aparato le hace saber que su pronunciación no es la esperada y ha reprobado esa prueba. Bufa por la frustración que siente, reiniciando el nivel y escuchando la voz de un nativo decir la misma oración, con una clara diferencia en como pronuncia cada palabra. Pasan largos minutos en los que intenta y fracasa, una y otra vez.
— ¡A table for two, please!
Le gritó al celular y este por fin marcó como correcto, pasando por fin aquel nivel en el que estuvo tanto tiempo estancado.
Sonríe con orgullo, y en cuanto oye la puerta principal ser abierta, baja las escaleras.
La mueca no abandona su rostro al ver a su querido hijo entrar a la vivienda.
— ¡Cariño! ¿Cómo estuvo tu día?
Los ojos del chico viajan por su rostro, parando ocasionalmente en las marcas violáceas que se encuentran desperdigadas en su rostro y cuello, también pasando por los rasguños en sus muñecas, para finalmente mirarle a los ojos con indiferencia.
— Como siempre.
El alfa pasa de Jungkook para subir las escaleras y encerrarse en su habitación.
— ¡L-la cena está en la cocina!
Suspira y camina hasta sentarse en el viejo sofá de la sala de estar. Su propia mirada de ojos claros baja hasta posicionarse en los arañazos que portan sus brazos pálidos y debe cerrar los ojos, sacude su cabeza queriendo que los recuerdos de hace tres noches se vayan y dejen de atormentarle de una vez por todas.
Mira a través del ventanal y no puede evitar los pensamientos que llegan a su mente, siempre siendo una tortura. ¿Cuál es su propósito en ese mundo? No lo tiene claro y llega a creer que aunque perdiera la vida en ese preciso instante, nada cambiaría. Es el omega más inútil. Él intentó un sinfín de manualidades, idiomas y diversas actividades, buscando algo en lo que fuera bueno, sin tener resultados positivos. Estaba predestinado al fracaso, sin duda.
El aroma picante de su propia tristeza comienza a esparcirse en la habitación, y es en el momento exacto en el que la marca en su cuello duele como el infierno. Lleva una de sus manos allí y las lágrimas ruedan por sus mejillas ante aquel picor insoportable. Era como si estuvieran pateando sus costillas con botas militares, su lobo aullando con desespero y gimiendo por la forma horrible en que queman sus entrañas. Muerde sus maltratados labios para ahogar un alarido apenas y ya está tumbado en el sofá retorciéndose de aquel dolor casi indescriptible. La mordida está de un color casi verdoso, y ha de ser porque el lazo que le une a su alfa aún no termina por romperse.
