Narra Guillermo:
Me sentía totalmente ridículo en la situación en la que me encontraba. Pero sabía que debía hacer aquello, si quería salvarme de un duro castigo.
Por un momento, él fue a subirse las prendas para taparse, pero no lodejé.
—¡N-no, no! L-lo si-siento... amo... L-lo haré... De veras. —Volví a llevar mi mano hasta su miembro, tocando la punta con delicadeza, más bien rozándola. No quería ver la escena, pero tenía que hacerlo...
Cerré mi mano sobre su pene, apretándolo con fuerza, causando que un pequeño gemido ahogado saliera de mis labios. Estaba muy duro. Él sonrió por mi reacción.
—¿Te gusta? —preguntó con esa sonrisa odiosa en su cara. Maldito cabrón—. Puedes continuar. —Por una vez, agradecí que me ordenara algo. No quería tener que contestar a esa pregunta.
Empecé a mover mi mano alrededor de su masculinidad, aumentando, poco a poco, el ritmo sobre éste, comenzando a oír la respiración agitada del que permanecía en pie, frente a mí.
Me negaba, una y otra vez, a mirarlo a la cara. Pero cómo imaginaba él me obligaría a ello.
—Si vas a mantener... la mirada ahí abajo... —Intentaba hablar con normalidad, como si quisiera mantener su reputación intacta—. Sería mejor que... al menos me la chuparas. —Y otro gemido salió de mi boca. ¿Por qué decía cosas cómo esas? ¿Y por qué mierda, era yo quién gemía y no él? —¿Qué vas a hacer? —preguntó con normalidad, cuando dejé de realizar movimientos con mi mano.
—T-t-te miraré. —Él cerró los ojos y suspiró pesadamente.
—No creo que te merezcas que te libere de tu castigo.
—¿Q-qué? —¿Tendría que hacer algo más? —¿P-por qué?
—Haces demasiado poco. Ni siquiera parece que quisieras evitarlo, más bien cómo si quisiera que te tratase mal.
—Y-ya me tratas mal... —Su mirada, enfadada, bajó hasta encontrarse con la mía —la cual pedía disculpas por lo recientemente dicho—. Ha-haré lo que sea... pero, por favor, no me castigues.
—Pues ya puedes empezar.
Sin pensarlo dos veces, cogí otra vez, su miembro, para llevármelo a la boca. La cerré sobre su pene y me dispuse a empezar. Sabía que en cuanto analizara aquello en mi cabeza, optaría por no hacerlo, así que omití el hecho de reflexionar sobre lo que estaba apunto de hacer.
Mi cavidad bucal, iba acaparando por completo su pene, en un vaivén que fue aumentado por su mano, que movía mi cabeza a su gusto, tironeando de mi cabello, haciéndome un poco de daño.
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Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]
Fiksi PenggemarEsta es la historia de cuatro chicos, de los cuales sus vidas se cruzarán entre ellos, tal como el destino. Samuel es un chico millonario, al cual su padre lo consentía en todo, un día chocaron con un chico, el cual se reconocería como regalo para s...