When you're smiling

I

Notas:

Hello hello hellooo (léase con voz de la Rupestre) (? 

Ya en serio, holi 8) Hace mil años prometí una continuación para The London Husbands... y pues apenas voy empezando esto (ya hasta voy a acabar la carrera :'v) y bueno, a pesar del tiempo, siento bonito de ver como la primera historia sigue siendo leída y hasta la comentan: La verdad es un apoyo que no merezco pero por el cual estoy grandemente agradecida, me emocionó ver que hasta pude entrar a los Wattys (digo, valí brga pero eso ya no quedó en mi JAJAJ) y pues les agradezco mucho, nunca me imaginé que a alguien le fuera a gustar algo de lo que yo hago <3 

Y pues nada: No me maten por este capítulo (¿sino como voy a escribir lo demás? :p) les juro que ya en el segundo capítulo estará mejor la cosa uwu. Y bueno, si eres alguien que se topó esto por primera vez y no sabes ni que pito hablo, puedes leer la historia sin necesidad de leer la primera parte c: (digo, los flashbacks que uso y voy a usar no están muy rebuscados nwn) pero pues si te quieres echar TLH, comentarla y votarla (? pues no me voy a enojar, vea :v

Y ya para dejarlos leer en paz, las canciones que usé son "So this is heaven" de Richard Himber y I'll never smile again de Frank Sinatra; así las pueden buscar en spotify c: o igual luego les puedo pasar la playlist que me hago con las canciones que me inspiran tanto para hacerme llorar y poder escribir, como para provocar otras emociones que necesito también para inscribir xD 

Gracias por leer, votar y comentar (btw, gracias por las risas que me sacan con sus comentarios JAJA los ami a todos <3 ) c: 

I.
El mundo había sufrido cambios radicales desde el año en que John obtuvo su grado como médico y el consiguiente grado de cirujano: La sociedad había pasado de tener una relación hipócrita con intérpretes y actores a demostrarles gran admiración, las mujeres habían aumentado sus derechos (y con dicho aumento, John había visto la reacción de la comunidad masculina, sus mofas, su indignación e incomodidad... todo algo que él simplemente no comprendía: ¿Que de malo tenía que una mujer opinara? ¿Qué quisiera ejercer su derecho a votar? Hombres y mujeres son seres humanos, entonces no le quedaba claro porque sus compañeros de género se mofaban de tal manera) al menos un poco al grado de que en la actualidad, cuando salía a dar sus caminatas vespertinas junto a Sherlock notaba a las señoritas usar faldas mucho más cortas de lo que él alguna vez imaginó; el mundo se enfrascó en una guerra terrible y al parecer un sujeto en Alemania no había comprendido el desastre que se ocasionó la primera vez y ahora se encontraba profiriendo atrocidades en su país y causando estragos en otros.

"Estaremos bien, John." Es lo que Sherlock le había dicho dos décadas y años atrás cuando ambos se encontraban desayunando en el jardín de la casa y John leyó la noticia sobre cierto archiduque asesinado en un terrible atentado y como aquél fatídico acto había desatado una guerra entre tantos países; por ese entonces John había pasado los sesenta y cinco años y aunque no le preocupaba tanto por si mismo o por Sherlock, vaya que le había preocupado por Ernest un año después.

"¿Cómo estaremos bien? Tenemos a Ernie; sé que ya no está aquí pero es un caballero joven, listo y de un gran carácter. Llegará carta para él." Mencionó John en su momento, Ernest no era su hijo como tal (tras el pasar de los años, Harriet se hartó de una vida sirviendo a alguien más y volvió al estilo que tanto le había capturado cuando apenas tenían para comer y Ernest surgió de una de las tantas jergas en las Harriet se vio envuelta al grado de que, cuando John supo del embarazo de su hermana y le cuestionó el nombre del caballero responsable para buscarle y exigirle cumpliera con sus obligaciones paternales, ella solo supo darle un "Peter" como nombre) pero le había tenido a su cargo desde los 3 años, le había visto crecer, lo había educado y criado para que se convirtiera en el caballero respetable y admirable que era en esos días; obviamente iba a carcomerle la sola idea de verlo en peligro y no poderlo salvar de dicho dilema.