2. ANALIZANDO SENTIMIENTOS

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Del uno al diez, Peter: ¿cómo de ridículo has estado ante Tony Stark?

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Del uno al diez, Peter: ¿cómo de ridículo has estado ante Tony Stark?

Tecleó unas anotaciones en el ordenador que tenía en su mesa de trabajo, y volvió a concentrarse en los circuitos que andaba manipulando.

Te dice que te quites la sudadera, y no se te ocurre otra cosa que preguntar si tienes que desnudarte

No dejaba de repasar en su cabeza todas y cada una de las torpezas que, consideraba, había tenido en su encuentro con Stark.

Siempre se sentía torpe y pequeño ante su presencia. Era lo normal cuando admirabas a alguien, ¿verdad?
Peter combatía en su sino contra el miedo a defraudarle, pero sabía que el multimillonario era conocedor de todo su potencial.

Por todos los santos... ¡Le llevó a Alemania a combatir! Y lo hizo bastante bien. No tendría por qué preocuparle que Stark lo viera con malos ojos por el simple hecho de preguntar si tenía que desnudarse para ponerse el nuevo traje.

Eran pocas las veces que le había visto en persona desde que se conocieron, pero a Peter seguía costándole horrores no sentirse intimidado cada vez que el mayor lo miraba.

¿Era intimidado la palabra que andaba buscando? Sin duda se encontraba entre otras tantas que flotaban en su cabeza.

Admiración... Nerviosismo... Ilusión...

¿Ilusión? ¿Se sentía ilusionado cuando Stark requería su presencia? Indudablemente sí, y aquello lo perturbaba, ya que la sensación se asemejaba bastante a la que sentía cuando le gustaba alguna chica.

Es admiración hacia él—se autoconvenció mientras seguía trabajando en el circuito—. Alguien de la talla de Tony Stark, tan renombrado, rico y famoso, y que ha combatido contra tantas amenazas, saliendo siempre airoso y con una voluntad de hierro, nunca mejor dicho... ¿Cómo no voy a sentir admiración?

Estaba a punto de ganar la discusión contra sí mismo cuando, sin quererlo, otro pensamiento intrusivo y disidente irrumpió:

Si fuera simplemente admiración, Peter, ¿por qué no te sientes igual de cohibido delante de Otto Octavius?

Intentó recordar cuándo fue la última vez que se sintió agitado delante de su jefe. El único recuerdo que generaron sus neuronas fue el de su entrevista de trabajo. Lejos de ahí, sus sensaciones trabajando junto a él no eran, ni de lejos, similares a las que Iron-Man le hacía experimentar.

¿Por qué no se le erizaba la piel en presencia de su jefe? ¿Por qué no se le secaba la boca? ¿Por qué no bailaban mariposas en su estómago?

La admiración que sentía hacia Stark era innegablemente alta, mas no conseguía superar la que profesaba hacia el doctor Octavius. Peter llevaba años siguiendo su trayectoria, desde que fundara Oscorp junto a su ex compañero y amigo, Norman Osborn, quien lo traicionó y dejó al margen de la empresa, enriqueciéndose y obteniendo suficiente poder y admiración como para ser, actualmente, el alcalde de Nueva York.

TÓXICOS (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora