¡ya basta lee minho!

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Los involucrados en el contrabando de información yacían por inercia postrados en las sillas metálicas del pasillo principal junto a la puerta de dirección. El único de los chicos que no se hallaba presente en esa ocasión era Minho, sí. Este se hallaba apresado y capturado tras las puertas de la dirección, dejando en un reducido porcentaje las posibilidades de poder ser liberados sin prejuicios ya que, posiblemente estaban especulando los profesores que habían logrado dar con ellos al fin.

- Entonces, señor Lee, dado a los acontecimientos y los hechos recientes.- sus orbes avellana se posaron una vez más en su rígida persona.- ¿Algo más que quiera añadir para arremeter en la defensa de sus cómplices? Ellos podrían salir intactos de todo este embrollo, sin embargo en su caso es muy diferente.

- ¿Diferente?¿A qué se refiere con eso?- su voz no sonó tan firme como las otras veces, pero supo disimularlo con su aparente rostro indiferente.

- Sencillo.- respondió tomando su figura fuerte e impotente, recalcando quién tenía las riendas del tema en ese momento.- Está de sobra nombrar todos sus inconvenientes, tanto entre profesores como entre alumnos. Usted tiene un historial remarcado y tachado en todos los sentidos que el consejo de padres ha dicho que usted es un caso perdido.- suspiró con notable cansancio, masajeando sus sienes con esmero y dedicación.- Pero a pesar de todos los comentarios hacia usted para difamarlo, hacerlo ver como una escoria dentro del entorno educativo, aún no me doy por vencido contigo, Lee.- miró con intensidad al chico que estaba paralizado en su silla. Sin emitir sonido alguna, esperando alguna réplica que nunca llegó.- Sé que en tí, detrás de toda esa fachada caótica que te cargas diariamente, hay un alfa con potencial y determinación a logar todos sus fines. Eres perseverante y resistente, y aunque eso es una ventaja tienes un pequeño defecto.- Minho lo vió con incredulidad, sus ojos brillando con genuina curiosidad.- Eres terco y obstinado a escuchar consejos.

Lee resopló en respuesta, incapaz de argumentar algo en contra de esa evidente realidad, se sentía raro, como si estuviese recibiendo una reprimenda de sus padre, siendo ésta más severa.

El director era estricto en su mayoría, siempre dando a creer que lo era todo el tiempo, pero Minho-hasta ahora-había sido el único espectador de sus pequeños e inconscientes deslices, cosa que no le había preocupado en lo absoluto, al contrario, se sentía agradable vereda faceta del directa Park, que aunque la idea sonara terriblemente espeluznante, le había simpatizado un poco. Solo un poco.

- Bien, tus compañeros no saldrán perjudicados de esto, tendrán su excelente calificación. Sin embargo, contigo tendré que al menos implementar un castigo por tu incompetencia.- lo miró ceñudo y a la vez agotado de los mismos encuentros.- En ve de seguirle la corriente al señor Sehun y copiar, debiste estudiar un poco e intentar retener algo en esa cabezota, que Merlín sabrá para qué la usas, dios, Minho, ya no tienes diez años.

- Sé que no los tengo, director, solo lo hice simplemente por un asunto de suma importancia.- se encogió de hombros sin inmutarse por la regañina.- Aunque ver la cara horrorizada de la pasa arrugada no tenga precio.- sonrió con malicia, levantándose elegantemente de su sitio, tomando rumbo hacia la salida.- Puede que usted vea lo que otros, e incluso yo no puedo ver, pero eso no disminuirá nuestras reuniones... temo que nos seguiremos viendo, querido director.

Sin mirar atrás y sin detenerse salió de la oficina sin autorización, ignorando olímpicamente el graznido del mayor al otro lado de la puerta.

- ¡YA BASTA LEE MINHO!