Capítulo 12

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Lily.

- ¡Quiero que me expliques por qué dañaste a mí hija!- Juan Carlos entró furioso a la sala.

- Ella regresó JC, Dana volvió- al decir eso se detuvo en seco.

- Eso no es posible, no puede estar pasando- me miró preocupado.

- Debe saber la verdad, debes contarle todo- negó.

- No, no voy lastimarla de esa forma, prefiero que siga creyendo todas esa historias, no puede saber la verdad.

- ¡Será peor si se entera por alguien más. Ana está en su cuerpo, podría contarle todo en cualquier momento y eso sería el final de tú hija y de todos nosotros!- golpeé la pared, agrietándola.

- ¡Ella no sabrá nada! ¡NADA!- me gritó y le gruñí en respuesta.

- Claro, griten y que toda la manada se entere- entró Kim con el ceño fruncido- la chica de Poché dió una gran idea para evitar que Ana tome el control de su cuerpo- la miramos atentos, olvidándonos del enojo- podríamos darle pequeñas dosis de Flor de diablo y así debilitar a Ana, hasta encontrar una forma de deshacernos de ella sin lastimar a Poché.

- Vaya, la chica si que es inteligente- admití.

- ¿Poché a dicho algo?- preguntó Juan Carlos.

- No, desde aquel recuerdo en dónde vió a Dana y a sus hijas, no ha vuelto a decir algo al respecto. Bueno, al menos a mi no me ha dicho nada- se encogió de hombros.

- Mientras ustedes ven lo de las dosis, yo iré a ver a Poché, debo hablar con ella- cuando pasé a lado de Juan Carlos me tomó del brazo, impidiendo que siguiera mi camino

- Si le dices algo a mi hija y te arrepentirás- me amenazó, lo miré mal y me safé bruscamente de su agarre.

- Vuelves a tocarme o amenazarme y olvidaré que eres mi cuñado- lo amenacé y salí de la sala, azotando la puerta.

Caminé tranquilamente al hospital, mirando todo a mí al rededor. Todos hacían reverencias al verme los cuales yo respondía con un leve asentimiento.

Cada lugar me recordaba a mí hermana, cómo corríamos por toda la manada para escondernos de nuestros padres, cuándo luchábamos para saber quién distrairía nuestros padres para ir a los campos de hadas o quién tendría el control sobre la otra.

- Me haces tanta falta, hermana- me abracé.

Al entrar al hospital todos pararon un momento para hacer una reverencia y luego siguieron con lo suyo.

- ¿Necesita algo, reina?- me preguntó una enfermera al verme.

Aún sigo sin acostumbrarme a que no me miren a los ojos cuando me hablan.

- Sí, quisiera saber el número de la habitación de María José, por favor- pedí.

- Es la habitación 137, por el pasillo izquierdo- respondió.

- Gracias, muy amable- agradecí.

Seguí sus indicaciones. Cuándo llegué a la habitación, abrí lentamente la puerta y ví una escena muy linda.

Poché abrazando a Daniela, mientras la miraba de una manera tan única y especial.

Se parecía tanto a mi hermana que a veces la confundía con ella y me daban tantas ganas de correr a ella y abrazarla. Pero no podía y tampoco era mi hermana.

Poché.

Una de mis cosas favoritas, es verla dormir, parece un angelito y podía mirarla y admirarla sin ninguna restricción.

Se que ella me quiere, puedo verlo en sus ojos y en sus acciones, pero también se que tiene miedo a ser lastimada. Lo que ella aún no comprende es que yo moriría antes de dañarla.

Sí, ella un no sabe que soy su guardián y sé que cuando se entere pensará que solo la enamoré por mi misión. Pero no es así, cada día que pasa busco la manera de decirle la verdad sin que se aleje de mi, sin lastimarla mucho y que su vida no corra peligro.

Trato de reprimir mis sentimientos todo lo que puedo, para que no duela al momento de decirle la verdad y ella quiera irse, pero a veces se me es casi imposible.

Sus ojos me hipnotizan, su risa y su voz me hechizan, sus labios son mi tentación y su cuerpo mi perdición, pero lo que me hace perder la cabeza por ella es cuando frunce el ceño cuando algo no le parece, cuando se emociona al ver algo que le gusta, su rostro de concentración cuando hace algo importante, cuando se enfada conmigo al no hacer algo como me lo ha indicado. Eso hace que me enamore cada día más de ella. Sin importar cuanto trate para evitarlo, siempre caigo ante ella y siempre lo haré.

Duele perder a alguien que quieres, pero duele más perder a alguien que quiere y no tienes. Y yo no quiero eso, no quiero perderla sin siquiera haberla tenido.

- Hace tiempo que no veo esa mirada tan llena de amor y admiración- me exalté.

Miré hacia la puerta y ví a la reina, analizando la escena. Se veía relajada, tranquila, algo extraño

- Lamento mi reacción de hace un rato- se disculpó- sé que no fue la mejor manera de demostrar mi miedo y tampoco de actuar.

- No se preocupe, entiendo- me regaló una pequeña sonrisa, la cual correspondí.

- También quería agradecerte por defenderme de Ana- asentí.

Nos quedamos en un silencio cómodo. Mi vista regresó a Dani, me era muy difícil no prestarle atención, para mí, ella es el ser más hermoso.

- Es tu mate- afirmó- ¿Lo sabe?- asentí.

- Se lo confesé al segundo día que la conocí, pero no me aceptó- suspiré.

- Y por lo que veo, tampoco te rechazó. Así que tienes la oportunidad de conquistarla, lucha por ella, no te rindas- me motivó.

- Usted me prohibió tener todo tipo de acercamiento con ella ¿Por qué me apoya ahora?- pregunté sin entender.

- Me enamoré de alguien prohibido, de alguien que no estaba a mí alcance- respondió- y me rendí ante el primer obstáculo y ahora me arrepiento. Tú tienes la oportunidad y la valentía para luchar por ella, házlo o podrías arrepentirte el resto de de tu vida- su semblante era triste.

Estaba destrozada, arrepentida. No sé cuál es la historia de aquella relación pero le sigue afectando. La herida aún no sanaba.

- Se que un obstáculo es tu misión y no quiero que eso interfiera en tu relación. Así que quedas libre de esto, te destituyo como guardián de Daniela Calle.

- Muchas gracias, reina- asintió.

- Descansa, cuídala mucho porque vendrán tiempos difíciles y debes tener a la tuyos lo más cerca posible- la miré sin entender, pero supe que no diría nada más- y lucha por ese amor, se que es correspondido- dicho eso, salió.

- Ahora no hay nada que me impida conquistarte- susurré mientras acariciaba lentamente la mejilla de Dani- voy a demostrarte cada día lo que traté de ocultar, voy a amarte tanto que olvidarás que algunas vez te hicieron daño, voy a darte mi vida, mi alma, mi amor y mi corazón.







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