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F: joder Samantha -dijo llevándose la mano al pecho asustado. Acababa de salir de la ducha, con la toalla enroscada que le cubría de la cadera hasta las rodillas. Samantha había entrado al cuarto de baño sin que el se diese cuenta y se había puesto a maquillarse porque le gustaba más hacerlo en el baño que no en el espejo que tenían en la habitación-

S: tenía que maquillarme -aclaró sin mirarlo, pues hacerse bien el eyeliner requería toda su concentración. Flavio se quedó ahí, observándola los dos minutos que tardó, ver a la valenciana tan quieta y atenta no era algo que sucediese todos los días. Cuando termino giro su cara hacia el moreno, repasándolo con la mirada y percatándose de la marca entre morada y roja que había en su cuello- ven que te tape eso, que no se te va ni duchándote diez veces -le señaló, Flavio se miro en el espejo y negó resoplando, dejando que la rubia cogiera la base de su tono de piel que tenían para estas ocasiones o por si tenía que maquillarse un poco para algún evento o entrevista importante, y se lo tapará a toquecitos-

F: ya te vale samanTHA -dijo remarcando la última sílaba de su nombre, como hacía siempre que la reñía por algo. Ella solo sonrió mientras lo cogía del mentón para inspeccionar que su cuello estuviera perfectamente liso. Cuando termino el le devolvió el gesto.

S: anoche no te apetecía pararme -le pico con una sonrisa burlona encarando una ceja. Flavio rio y se fue negando para cambiarse-

F: anoche era una cosa, y ahora es otra -hablo alto para que ella le escuchase. Samantha salió del baño y apoyó las manos en sus caderas, mirándolo con una cara de suficiencia y sonriendo de lado-

S: a mi no me vengas con cuentos. Ayer estabas en esa entrevista que me mirabas más a mi que al presentador, no te enteraste ni de cómo se llamaba -dijo refiriéndose a la entrevista que había estado haciendo el murciano por directo de twitch sentado en la mesa que tenían en el salón, mientras Samantha estaba tumbada en el sofá revisando sus redes y escuchando a la vez. El se rio, porque si, había estado prestando más atención a la rubia que a las preguntas que le hacían, y no, no sabía cómo se llamaba el entrevistador-

F: te morías de ganas de que apagase el ordenador y comerme la boca -ahora se rio ella, porque eso era exactamente lo que había hecho, y si la entrevista no estuviese siendo en directo lo hubiera hecho cuando escucho a su novio hablar de ella y de su relación tan bien que se le derritió el corazón, ya después pediría que lo cortasen-

S: oye, que yo puedo aguantar mucho tiempo sin sexo eh -al chico esas palabras le parecían más falsas que un billete de un euro. Pues viviendo juntos no tenían la necesidad de aguantar más de dos días, obviando cuando ella tenía la regla, que le apetecía más dormir y comer que ninguna otra cosa y el solo podía hacerle caso porque si Samantha enfadada ya le daba miedo por si sola, con la regla le aterraba-

F: no eres capaz de aguantar ni veinticuatro horas, y lo sabes -La valenciana abrió la boca ofendida. Claro que podría aguantar, no era tan difícil-

S: mañana a las... -miro el reloj de su mobil- nueve y media de la mañana me lo repites -dijo desafiante- es más, vamos a apostarnos algo -a Flavio esa idea le gusto, total, ella iba a perder- si consigo aguantar cocinas tú durante un mes -Flavio se encogió de hombros-

F: pero si cocino yo siempre Samanthi -ella rio y asintió dándole la razón-

S: vale, pues si gano yo... -se quedó pensando hasta que una idea maravillosa cruzó su mente- el domingo no salimos y tú tendrás que estar todo el día desnudo -el moreno asintió, recordando lo mucho que odiaba ella salir los domingos, y que prefería quedarse en la cama. Lo de andar desnudo ya no le hacía tanta gracia, pero bueno-

Quédate hasta el día que lluevan pianos [one shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora