💜Mi primera historia larga en versión Jihope💜
"¿Cómo comparas la necesidad de extrañarte con la de amarte?"
"Simple; Que en ambas la necesidad se trata de ti"
"Donde Jimin necesita a Hoseok y Jungkook como el aire para respirar"
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La cochera de su casa se abrió en automático al presionar el pequeño control que tenía en la mano, adentro su auto y por un momento respiró aliviado de estar en su casa.
Tomando las fuerzas necesarias para el enfrentamiento que tendría con su omega.
Negándose a cargar con su maletín, tomo solamente sus llaves y celular para adentrarse en su casa, dejando que el portón nuevamente se cerrara.
Se detuvo rígido, un semblante de extrañeza cuando no vio a su esposo en la sala esperándolo con su hijo en brazos.
Sin prestarle tanta importancia y imaginándose que probablemente estarían en la habitación de Kookie. Aliviando un poco su desespero, intento ir hacia la cocina por un vaso de agua para bajarse un poco la resequedad en su garganta.
Se detuvo en seco.
El aire le olía diferente, su rostro se desfiguro en una mueca recelosa cuando identifico el aroma reciente de Yoongi por casi toda su casa.
Sintiéndose celoso logro identificar que el aroma llegaba hasta la planta de arriba, a pasos furiosos y decididos se encamino a su habitación de donde provenía tan molesto aroma a canela y limón rallado, sus pasos se envolvieron alarmados cuando pudo notar la desolación en el aire.
Su Hobi, su Hobi olía a dolor.
Una vez llego a la habitación y entro de sopetón se llevo la sorpresa del vacío.
Sus sentidos se pusieron alerta.
Buscando por todo lugar posible.
La cama desecha y cubierta del aroma a Kookie, los gabinetes del armario abiertos le brindaron una sensación de pánico.
Con desespero se acerco a revisarlo, faltaban prendas, aquellas ropas tan coloridas, tiernas y a la vez tan seductoras como faldas, pantaloncillos cortos, jeans ajustados, camisetas y suéteres anchos que Su Hoseok solía llevar en su mayoría por comodidad propia, aquel maquillaje que solía decorarse el hermoso rostro y que algunas veces le gustaba colocarlo en el suyo para practicar, su agenda donde solía anotar los avances de Kook, aquellos labiales de sabor melocotón que le gustaba saborear, no existía una sola pertenencia de Hoseok.
Sintiéndose horrorizado corrió a la habitación de su cachorro, la falta del peluche de conejillo rosa que tanto amaba su hijo, sus ropas que en su mayoría eran enterizos de animalitos que lo hacen ver adorable, la manta que lo acobijada de bt21 y con la que no podía dormir si no la tenía con él, los biberones que aún se negaba a usar por querer seguir siendo el bebé caprichoso de mamá.
No estaban.
No estaba nada de eso.
Se fueron.
Lo dejaron.
Sin explicación alguna.
Apareció quien fue su mejor amigo y desaparecieron.
