Título: Preparación
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— ¡Levanta más el brazo! Eso te dará mayor precisión al momento de soltar la flecha.
— No puedo hacerlo, Arne.
— Sé que puedes, _______, vamos, hazlo.
— ¡No puedo!
— ¡Sé de lo que eres capaz, hazlo!
Tomé una gran bocanada de aire y lo retuve por un par de segundos, mirando fijamente al blanco que estaba varios metros frente a mí y cuando finalmente dejé salir todo ese aire contenido en mis pulmones, disparé la flecha de madera de mi arco.
La flecha recorrió su trayecto hasta el blanco con rapidez y, para mi mala suerte, no cayó en el centro, sino a un lado de este. Maldecí internamente, soltando una patada sin sentido al suelo y logrando levantar una buena cantidad de tierra y pequeñas piedras.
— No te estás concentrando, __________, no lo estás haciendo bien.
— ¿Y cómo quieres que lo haga, Arne? ¿Eh? —pregunté algo enojada, dándome la vuelta para mirarlo directamente a su parche y ojo—. No sé cómo rayos haces esto. Sé ve tan fácil cuando tú manejas tu arco sin ningún problema, ¡yo no puedo! Sinceramente no puedo. Tal vez tú tienes un don brindado por los Dioses y por eso eres tan bueno con el arco, tal vez tu puntería sea ese don, qué sé yo.
— Es cuestión de práctica, __________.
— "Es cuestión de práctica, _________" —imité su frase, en un tono chillón de voz. Algo que Arne detestaba que hiciera en su presencia—. Llevamos haciendo esto desde el Alva, ¿no crees que ya es tiempo de irnos? Estoy cansada.
— No estás cansada —Arne se cruzó de brazos—. Solo estás frustrada porque no pudiste acertarle al blanco al primer intento y por eso tratas de renunciar con la excusa del cansancio. Eso no es algo que yo haría si fallara en el primer intento de algo nuevo, yo no me rendiría.
Arne me dejó sin palabras en la boca, había descubierto mi mentira—. Bien, sí, solo me quiero ir por que no soy capaz de hacer esto. Está bien, sí, tú no te rendirías en algo nuevo, ¿pero qué crees? ¡Yo no soy tú! Además, ¿para qué rayos necesito aprender cómo lanzar un pedacito de madera? Sé pelear muy bien cuerpo a cuerpo, he entrenado desde hace años en eso, hasta podría ganarte en una pelea si es que quieres comprobarlo por tu cuenta.
— Sé que eres una mujer fuerte, __________, no creas que no lo sé. Te has ganado un reputación increíble por tus peleas cuerpo a cuerpo y tus rachas de victorias ininterrumpidas —Arne empezó a caminar lentamente hacia mí—. Te preparo para que seas un arma letal, alguien difícil de derrotar y que podrá salir victoriosa en cualquier enfrentamiento, sin importar quien sea tu contrincante. Para que no necesites de ningún hombre que corra en tu auxilio cuando las cosas se pongan difíciles.