Artemisa

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Título: Por la eternidad

Título: Por la eternidad

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Cuando fui reclutada para ser una doncella de Artemisa, lo último que esperaba era caer completamente enamorada de alguien, a tal de punto de poder dar mi vida por ese alguien sin dudarlo si quiera por un segundo.

Pero lo que aún menos esperaba era caer enamorada de ella.

De Artemisa.

Y lo más sorprendente fue que ella también de mí.

Antes de unirme a las Cazadoras de Artemisa, por azares del destino, mi camino se cruzó con el de Percy Jackson, el hijo de Sally Jackson y Poseidón. Luego de salvarle el trasero un par de veces gracias a mis poderes, nos volvimos amigos y aliados, diciéndole a Percy que, cuando sea que me necesitara, me invocara con un pequeño collar de piedras del inframundo que le obsequié.

Como hija de Hécate, heredé la Nigromancia de mi madre, entre otros de poderes, como la Mistioquinesis. Básicamente, podía controlar la magia y a los muertos a mi voluntad, aunque aún no podía hacerlo tan bien como mi madre, pero sí podía defenderme bien en una batalla gracias a ellos. 

Aunque hasta ahora sigo cuestionándome la identidad de mi padre, sin embargo, no iba a cuestionar en nada a mi madre, después de todo lo que hizo por mí y todo lo que me enseñó, si ella cree que lo mejor para mí es no decirme su identidad, entonces yo no soy nadie para decirle lo contrario. Posiblemente sea un ser humano, un brujo de los tantos que adoran a mi madre y por eso ella nunca me habló de mi tiempo de vida, pero bueno, ya llegará el momento en el que ella decida decírmelo.

Regresando al punto, Percy, justo como le dije unos meses antes, me invocó gracias al collar y aparecí justo a su lado, el día que el Dr. Espino o Mantícora, como es más conocido, lo estaba atacando a él y a sus amigos. A pesar de haber resistido por mucho tiempo, dar una buena batalla y haber usado mis poderes hasta su máximo desempeño, el Dr. Espino nos hubiera asesinado aquel día si no hubiera sido por las flechas mágicas de las Cazadoras y la aparición repentina de nada más y nada menos que Artemisa en aquel bosque.

Sí, Artemisa, la diosa griega de la caza, la luna, lo salvaje, la castidad, la virginidad y las doncellas, ¿acaso me olvido de algo? Es diosa de muchas cosas. La hija de Leto y Zeus, que nació en la isla de Delos, junto a su hermano menor Apolo, odiada por Hera desde antes de su nacimiento. La diosa que obligó a su padre, Zeus,  jurar concederle lo que quisiera como regalo de cumpleaños cuando llegó al Olimpo. Así, cuando este accedió, Artemisa le pidió ser una doncella eterna, un arco y flechas, un grupo de seguidoras, y perros de caza. Y Zeus se lo otorgó.

Había oído mucho de ella, había leído mucho sobre ella, pero verla en persona... Wow, era mucho más hermosa de cómo la retrataban en los libros. Era joven, hermosa, fuerte y todas las características propias de una diosa como ella. Tenía la apariencia de una joven de mi edad, aunque, por obvias razones históricas, ella era muchísimo mayor que yo.

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