El Vacío y la Existencia

Hoja 1

En ocasiones las cosas fluyen de la manera en la que deberían fluir.
Lo notas en cada aspecto, como cada engranaje encaja de la forma en la que debería para hacer funcionar el sistema.

Incluso te atreves a pensar en la posibilidad de estar soñando, la duda surge cuando estás predispuesto a la negatividad.

Me gusta relajarme, cerrar los ojos o mirar un punto fijo, escuchar música y sentir como mi piel se eriza con el rozar de cada nota, lo inmaterial, lo carente de vida, lo que da sentido de libertad a alguien como la melodía que escucho ahora pueden plasmar nuestro sentir cuando el sentir es tan profundo.

Es difícil buscar las palabras que identifiquen un momento, una emoción, la rareza de como somos. Constantemente pierdo el deseo de intentar transmitir mi pensar, mi mente vibra por expulsar eso que no podemos.

Me frustro y doy vueltas, o solo me quedo parado. Fijo como la estatua que adorna el parque, pienso, tal vez no es explicarlo, puede que el intentar dar razón a la razón no sea el camino al autoconocimiento.

Sin embargo, deseoso de la virtud de tal habilidad, solo espero, impaciente pero firme espero, considerando la estadísticamente impredecible búsqueda de mi yo.

Ahora, parado en el punto muerto donde todo comenzó se emite un deseo lleno de la verdad que adorna ese espacio en mi pecho, quisiera ser libre.

Descansas en un páramo irreal, las flores, cientas de ellas, se posan como soldados al borde de lo perfecto, todas con un danzar que ruboriza al viento.

Alguna vez me pregunté como era el paraíso. Puede que nunca tenga esa respuesta en realidad, pero basado en lo vivido creo que tengo una conclusión.

Si la tierra se detiene, si un día todo el rastro de vida y de consciencia desaparece dejando a nuestro geoide lugar sin nada más que agua y tierra. Si el viento sopla las suaves hojas de un mil árboles que replican en su movimiento las cadenas oxidadas y putrefactas otorgadas por otros, si la luz ilumina cada espacio vacio de llanuras, desiertos, montañas y lagos, desvaneciéndose delicadamente para que la luna y su canción se transmitan por la tierra.
Si un día ocurre eso, estaré mirando al paraíso.