La difusa luz del sol, opacada por las nubes, entraba por las rendijas de la ventana, iluminando tenuemente la habitación, provocando murmullos de una dormida Ligia que luchaba por no despertar. Abrió los ojos, rindiéndose finalmente ante aquel nuevo día, observando la estancia a su alrededor. La ausencia de los mellizos llamó su atención, hasta que el sonido de unas suaves risas y las voces de Kendra, junto a otra voz más joven, llegaron a ella. Acomodándose una manta a su alrededor, salió en busca del origen de aquella voz.
Una pequeña cabecita rubia se movía al compás de las risas de Ragnar, Ligia no tardó mucho en reconocerla. Con el cuerpo aún adormecido, se acercó a la pequeña, hasta sentarse a su lado.
-Hola, Asa.
-Hola. – La pequeña se levantó torpemente, inclinándose, en un intento de reverencia.
-Tranquila, no hace falta. – Ligia acarició el rostro de la niña.
-Eres una reina, hay que inclinarse ante una reina...
-Cierto... – Ligia dejó escapar un a suave risa de entre sus labios. – Pero creo que también soy tu tía... Y no tienes que inclinarte ante tu tía. – Acercó una silla a ella, indicándole que se sentara a su lado. – ¿Cómo estás? – Asa simplemente elevó sus hombros como respuesta. – No pasa nada, tranquila – Le ofreció una cálida sonrisa a la pequeña.
-Me ha ayudado mucho – Kendra se acercó a ambas, con Irvette en brazos. – Con Ragnar, canta una nana muy bonita.
-¿Sí? ¿Me la enseñas? – Asa asintió alegre, bajándose de la silla y acercándose a mecer la cuna del pequeño mientras cantaba con voz suave.
Ligia caminaba tranquila por la playa, observando jugar a Asa con la arena húmeda. Kendra permanecía a su lado, manteniendo una pequeña parte de su atención enfocada en los mellizos, al cuidado de una de las sirvientas.
-¿En qué piensa?
-¿Qué? - Ligia agitó suavemente su cabeza, intentando volver a la realidad.
-Eso mismo... – Comentó con una sonrisa torcida. – Está perdida en sus pensamientos... ¿En qué piensa?
-Pienso en si me perdonareis algún día...
-¿Por qué debería perdonarla? No ha hecho nada.
-Os he separado Atargatis
-¿Qué? ¡No! – Kendra se detuvo, quedando frente a Ligia. – Quiero decir, sí, Atargatis y yo estamos ahora separadas, pero no es tú culpa. – Caminó junto a unas rocas para sentarse. – Ambas decidimos voluntariamente acompañarte, ambas entendemos nuestro papel, nuestro deber. – Kendra se apartó un mechón de cabello del rostro. – Atargatis se habría ido igualmente, pues sabe que su deber está con las princesas. Y yo me habría quedado igualmente, mi lugar está aquí, junto a mi reina. – Suspiró suavemente. – Es lo que estaban intentando decirte, el mundo no reposa sobre tus hombros, no tienes que decidir todo por nosotras, ni culparte de todos los males. Nosotras también tomamos nuestras decisiones, conocemos las consecuencias, los riesgos. – Tomó las manos de ligia con cuidado y cariño. – Cuando decidí acompañarte sabía el precio, que me alejaría de mi familia, que ninguna relación lejana a tu circulo duraría, mi vida anterior desaparecería... Y aún así, acepté, porque es mi vida, fue mi decisión y lo sigue siendo. – Ligia abrazó fuertemente a la joven guerrera.
-En ocasiones me cuesta recordarlo – Murmuró, aun manteniendo el abrazo.
-Lo sé – Kendra se apartó despacio, acomodándose en aquella roca. – Ondina me contó algunas cosas Sobre vuestra infancia... Cómo te educaron.
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The soul of the sea
Fanfic¿Y si los vikingos no hubieran estado solos en sus drakkars? Las aguas son profundas y ocultan secretos. Historia basada en la serie Vikings. Esta historia contiene personajes de la serie Vikings y personajes de mi propia invención. Aviso: Puede co...