—Applejuice, es hora—. Catra cayó de la litera, estrellando su hombro contra el frío suelo. Se retorció ante el dolor, pero se levantó y se acomodó el uniforme, observando a la guardia—. La oficial Grayskull llegó para hacer el retiro y comenzar con su arresto domiciliario. Apúrese—. Dicho esto, se retiró de la celda.
La morena sentía la adrenalina mezclada con nervios recorrer su cuerpo, y no era la mejor combinación a su criterio.
Una vez terminó de asearse y quitarse aquel ridículo traje naranja, caminó hacia la puerta de salida, siendo observada por el resto de los encarcelados. Salió de aquella cárcel con la cabeza en alto, mirando a sus alrededores para encontrarse con la oficial, vestida de manera casual y con lentes de sol, mascando un chicle. Estaba apoyada contra la puerta del copiloto, observando la nada misma.
Catra sólo rodó los ojos, acercándose al auto, pensando en lo típico y cliché que aquella escena era.
—¿Vamos?—dijo con una mirada seria en su rostro, observando a la rubia quitarse sus gafas.
—Sí, vamos.
El viaje hacia la casa fue técnicamente tranquilo, por no decir silencioso e incómodo. Catra no quería preguntar sobre sus pertenencias puesto a que asumía estarían ya en el hogar de la candente ojiceleste que conducía aquel auto.
Llegó a un edificio ubicado cerca de la comisaría. No muy alto, tal vez unos 10 pisos, rústico y con muchas plantas en los balcones de los departamentos.
Subieron al ascensor. Catra se limitó a mantener su mirada a su izquierda, pensando en que no quería cruzar su mirada con Adora. Aún así, observó su vestimenta por el reflejo con más detalle, deteniéndose por unos segundos en aquellos brazos, mordiéndose el labio por inercia. Continuó su recorrido hasta que se cruzó con una sonrisa socarrona y ojos pícaros. El sonrojo la invadió y no pudo evitar cerrar sus ojos, deseando volver a aquella celda donde no sucedían aquellas cosas.
—Llegamos. Entra—. La morena se encontraba tan distraída que ni siquiera miró el piso en el que se bajaron, pero pudo ver la letra C frente a la puerta, sonriendo levemente ante la ironía—. Según tu pulsera, el rango es el edificio, no puedes salir de éste a menos que tengas permiso judicial, ¿sí?—. Adora comenzó a hablar sobre las reglas y la rutina de su hogar, por lo que Catra la escuchaba con atención, queriendo acomodarse sin invadir demasiado.
Se sentía incómoda en aquella situación. No quería contarle de sus sospechas a la rubia ya que temía por su vida, pero si no lo hacía, habían muy pocas posibilidades de que ésta, mucho menos sus compañeros, encuentren al verdadero culpable.
—¿Comprendes?—. Asintió, viendo cómo Adora se dirigía a la cocina, preparando el almuerzo.
Un repentino ladrido la sorprendió en grandeza. No se llevaba muy bien con los perros.
—Oh. Él es Swift Wind, pero le digo Swiftie. Es bueno, no muerde—. Desde el sillón, miraba con cautela al can, identificándolo como un Shiba Inu. Acercó su mano temerosa, recibiendo un lengüetazo de su parte.
—Iugh—dijo, limpiando su mano en su remera. Bueno, mejor dicho, en la remera de Adora—. Uhm... ¿sabes dónde están mis cosas?—se dirigió a la rubia, quien asintió con un pedazo de pan en la boca. Masticó, tragó, y luego respondió.
—Están en la comisaría, luego de almorzar iré y te traeré todo. Puedes acomodarte en la habitación, si quieres. Recorrer el departamento...—. Asintió sin muchas ganas, comenzando a caminar por el pequeño lugar. Una habitación decente, ordenada. Rió levemente, eso cambiaría con ella allí. Le llamó la atención el que haya una sola cama, para colmo, matrimonial.
Ignorándolo por el momento, continuó con el "house tour".
Un elegante armario ocupaba el espacio de techo a suelo de madera de pino. Una ventana, las paredes de blanco, sábanas celestes, un pequeño escritorio y 3 repisas apiladas con macetas, algunos libros y frascos con maquillaje y demás.
Pasó al baño, pensando en lo limpio que éste lucía. Azulejos blancos y azul marino, linda combinación. Una ducha con bañera, pequeño espejo, cesto de ropa sucia, lo típico.
No parecía que un cachorro viviera allí con ella. No había pelos en ningún lado, sólo un pequeño colchón y una casita junto al sillón con juguetes, además de sus platos de agua y comida junto a la heladera.
Volvió al living, encontrando la mesa preparada y algunos sándwiches. Sonrió levemente, tomando asiento frente a ella.
Comieron en silencio, escuchando por lo bajo música proveniente del parlante ubicado frente al sillón. Las miradas curiosas no faltaron en el proceso, pero Catra decidió simplemente centrarse en el sabor de los bifes de carne.
—Ah, cierto...—soltó luego de unos minutos, ganando la atención de la rubia—. ¿Dónde dormiré?
—En mi habitación—dio otro mordisco al sándwich, masticó, tragó y continuó—. Es un sillón-cama—señaló con el pulgar—. Dormiré allí, así no te molesto durante la madrugada.
—¿Cómo?—preguntó, elevando una ceja. ¿Qué hacía durante la madrugada que posiblemente podría despertarla?
—Al parecer, soy sonámbula. Y, no sólo eso, sino que también tengo pesadillas, por lo que sería mejor para ambas que yo duerma en la sala y tú en la habitación con el pestillo puesto—. En el silencio que volvió a aparecer, la morena terminó su sándwich.
—Disculpa si molesto en preguntar, pero... ¿De qué son tus pesadillas, exactamente?—. Su mentón se encontraba sobre el apoyabrazos del sofá, mirando directo a donde Adora se encontraba, guardando los vasos limpios.
—Pues...—. La rubia no pudo evitar soltar una pequeña risa de ironía—. Son recuerdos, más que pesadillas. Un recuerdo que se repite, una y otra vez, sin dejarme vivir en paz—mencionó con rabia, abriendo la pequeña ventana de la cocina—. El asesinato de mis padres.
—Lamento haber preguntado, no-
—No es necesario que te disculpes, sólo tenías curiosidad—. La conversación terminó allí. Catra se limitó a observar una película empezada en la televisión cuyo nombre no sabía, mientras Adora alimentaba a Swiftie y continuaba con su rutina, regar las plantas, pasar la escoba bajo la mesa, bañarse e ir a la comisaría por protocolo.
«Puede que estos días sean aburridos», pensó, haciendo un puchero con sus labios y rodando sus ojos en completa pereza.
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Detrás de rejas [Catradora]
FanfictionAdora patrulla las calles de Brightmoon en la noche, como le habían asignado sus superiores, cuando se encuentra con una persona inesperada... En una situación inesperada. -A-Adora... No creerás que yo la maté... ¿v-verdad? Advertencia: menciones co...