#29. Verdades y anhelos.

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—Tino <<Santino>> —escucho que me hablan desde la habitación.


Inmediatamente me levanto del sillón y le digo a Donatella que me espere, camino hasta la habitación y me encuentro a Kathy cerrando de nuevo los ojos pero a una Fiorella despierta y jugando con sus manitas.


Me aproximo hasta la cama y la cargo en mis brazos. La pequeña sonríe al verme y sus bracitos me agarran del cuello.


—Tino, Tino, Tino, te quelo <<Santino, Santino, Santino, te quiero>> —canta Fiorella en mi oído al tiempo que salimos de la habitación.


Me siento en el sillón bajo la mirada expectante de Donatella.


—Ella es Fiorella —aclaro, volteo y siento en mis piernas a la niña para que vean lo linda que es.


Mi jefa abre los ojos asombrada y sonríe cuando la pequeña se esconde en mi pecho.


—Teno hame, Tino <<Tengo hambre, Santino>> —susurra en mi oído la ojidiferente-color.


—Vamos a platicar a la cocina, Donatella, es que Fiorella tiene hambre —pido y ella asiente.


Le hace una seña a sus trabajadores para que se queden en el sillón y caminamos hasta la cocina.


Abro el refrigerador y saco dos duraznos, siento a Fiorella en la encimera y le doy un salero para entretenerla.


—¿En qué estábamos? 


Saco un cuchillo y un pelador de un cajón. Parto lo duraznos a la mitad, les quito el hueso, después agarro el pelador y le empiezo a quitar la cáscara.


De reojo veo que se acerca a Fiorella, la ve fijamente y le acaricia los cabellos castaño-rubios.


—Es muy linda —asiento dándole la razón—. ¿Y el padre? 


Miro a Donatella a los ojos y para después contestar sin muchos detalles:


—Se murió.


—Ohhh...


—¿De quién más son las huellas? —pregunto y termino de pelar los duraznos, los meto en la licuadora y antes de comenzar a moler, cargo a Fiorella para que no se asuste con el ruido.


La abrazo y aprieto el botón, la pequeña se asusta un poco pero se abraza a mi cuello. Rápidamente se muele y apago el botón, aún con Fiorella en mis brazos busco un platito y al encontrarlo hecho la papilla en el, después tomo una cuchara pequeña de un cajón y la pongo en el plato con papilla. Siento a la niña en la encimera y le comienzo a dar la papilla.


—La otra huella no era de uno de la mafia, pero Bruce lo está investigando —comenta después de un rato.

En la tierra como en el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora