02/03/2021

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Me encontraba presente dentro de una hermosa casa, sitio en donde tenía lugar una reunión nocturna de un grupo de artistas: Allí, un hombre muy parecido a mi hermano mayor me llevaba hasta una sala con una laptop, y él realizaba un extraño procedimiento con las manos (Aunque sin tocar la laptop) por medio del cual dicho aparato quedaba libre de virus: En unas bancas situadas al lado de la mesa en la que se encontraba la laptop aparecían numerosas piedras preciosas de diferente color, las cuales eran barridas por aquel hombre, que las hacía desaparecer con un solo movimiento de sus manos, aunque sin tocarlas.

Sin embargo, una de las piedras quedó sin desaparecer: Está tenía color azul claro, y por mucho que el hombre parecido a mi hermano trataba de hacerla desaparecer, no lo conseguía.

— ¿Lo ves? —Decía yo entonces, que en aquel instante me sentía mucho más pequeño en comparación con aquel otro hombre, como si me hubiese convertido en niño otra vez—. Te dije que ese virus no se podía borrar.

Pero el otro hombre negaba esta afirmación, afirmando que si encontraría la manera de deshacerse de este virus, el cual yo presentía de manera inconsciente que había salido de la página web Youtube.

Tras un par más de intentos fallidos, el hombre decía que luego se encargaría de aquel asunto, mientras yo volvía a la reunión, convertido ya no en niño sino en un hombre: En la sala comedor, la anfitriona de la fiesta, una mujer joven que usaba gafas y tenía el cabello negro amarrado realizaba una especie de brindis en mi honor, que volvía la atención hacia mí.

Acto seguido, ella me regalaba numerosos libros, entre los cuales se encontraba un pequeñísimo libro de poemas con dibujos en muchas de sus páginas, el cual después de una rápida hojeada se volvía mi favorito de todos aquellos regalos, que yo agradecía efusivamente a la anfitriona de la fiesta.

Una voz preguntaba la razón por la cual yo había sido invitado a aquella fiesta, y esa voz se sumaban otras más, formulando preguntas similares, algo que me hacía sentirme un tanto cohibido al respecto. En cambio, la anfitriona respondía de forma sonriente y calmada que yo había realizado una excelente pintura para un concurso relacionado con una exposición hecha en otra de las habitaciones de aquella casa, sitio en el cual yo aparecía repentinamente, observando numerosas pinturas en las paredes, las cuales representaban con gran realismo y detalle las cabezas de unas tortugas marinas.

En medio de semejantes obras, yo descubría la pintura de mi autoría, que a mí me resultaba demasiado sencilla en comparación, la cual parecía estar hecha con acuarelas, representando un arrecife cercano a una playa en donde tenía lugar el encuentro de un muchacho pelirrojo con el cabello en punta con una extraña criatura que nacía de un huevo, una suerte de híbrido entre un bebé humano y una tortuga.

El rostro de aquel híbrido era por demás sereno, semejante al de un buda, pero el chico se mostraba un tanto sorprendido, e inclusive asustado ante semejante aparición.

Noté además que el rostro del híbrido era más realista y detallado que el del niño, que más bien parecía un personaje sacado de los cómics de Tintín o incluso un garabato infantil debido a la simpleza de sus rasgos: Sus ojos, nariz y boca eran apenas unas líneas.

Diario de Sueños y PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora