Capítulo 5

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Por lo general, cuando se trataba de un torneo cerca de la costa, Edo solía quedarse en su yate, de esa forma evitaba tener que sonreír y ser amable cuando era obvio que no quería hacerlo, justo como ahora. Sin embargo, creía que esa era la intención de Saiou, con las supuestas peticiones que hizo para ese torneo. Ahora no sabe que es peor, si no poder comer a solas o tener que ver a Ryo Marufuji.

Si bien Edo no participaba en Tag Duels, como el profesional que era, sabía de la existencia de la carta "Intercambio de pareja", una carta trampa diseñada para torneos en equipo que como su nombre lo indicaba, le permitía cambiar de pareja, bajo la única condición de que la persona del equipo contrario estuviera de acuerdo. Edo Phoenix, sencillamente, no se encontraba prefiriendo a alguien más y, por lo tanto, no encontraba un motivo para usarla. Es más, le molestaba.

-¿Estarás ahí todo el desayuno?- escuchó una voz detrás de él. Edo no se percató de que se había quedado de píe en la entrada de la terraza en donde desayunaban todos. Se dijo que era mejor si no se movía, sentía el cuello tan tenso que en cualquier momento podría romperlo si giraba a verlo.

-Vamos, Edo, comamos juntos. Rara vez estás con nosotros y esta vez nadie está luchando por su vida.

La voz de Asuka era suave pero firme, tenía razón. Por lo general solía evitar un lugar cuando escuchaba el apellido Marufuji, pero esta vez era diferente, estaba con sus amigos, bueno... si es que le pueden llamar así a alguien tan desconsiderado como él. Suspiró resignado y se giró lo suficiente para mirar a Asuka que le sonreía, él le sonrió de vuelta por instinto.

-Edo, Asuka, Ryo ¡Vengan! - La voz de Fubuki hizo que todos se giraran en su dirección.

La chica puso los ojos en blanco al escuchar el grito de su hermano y todos se movieron en su dirección esperando que se callara en cualquier momento.

-Tu hermano sabe cómo ganar atención. – susurró Edo. Ignorando al hombre que caminaba detrás de él.

-No te imaginas...

-Vamos, chicos, quiten esa cara larga. - Los recibió Fubuki una vez que llegaron a la mesa.

-Hablábamos de ti- respondió Asuka tajante.

El mayor de los Tenjouin ignoró el comentario y comenzó a hablar de la ocasión en la que trabajó con Edo, algunos meses atrás.

-Todo el set estaba vuelto loco. ¡No tienen idea! Nunca me había sentido tan remplazado como en aquella ocasión.

Nadie en la mesa creyó ese comentario, pero debatirlo sería una causa perdida.

-No fue la gran cosa, aparecí apenas unos segundos. – respondió Edo antes comer un poco de sandía.

-Y según mi hermano, eso fue lo que te bastó para obtener los números de todas las chicas de la producción. – añadió Asuka cómplice.

-Mi corazón quedó roto- dijo Fubuki teatralmente. – Pero puedo compartir. - y luego la señal de la victoria.

Asuka lo miró ofendida. Edo creyó que se atragantaría pronto, si continuaba metiendo fruta en su boca, sin masticar. La verdad es que estaba acostumbrado a tener la atención de desconocidos, pero no sabía cómo actuar cuando tenía la atención de tantas personas cercanas a él, era extraño, incómodo y nuevo.

Edo hizo lo que mejor sabía hacer en esas situaciones: alzó la barbilla y giró la cabeza de lado.

-No fue gran cosa. - dijo simplemente, se encogió de hombros y agradeció que uno de los meseros se acercase a ofrecer más té.

Fubuki continúo parloteando sobre ese día de grabación en la serie que protagonizaba, mientras Edo esquivaba las preguntas con respuestas monosílabas o encogimiento de hombros.

Edo sabía más de duelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora