Prólogo

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Un día, eres solamente un estudiante de mercadotecnia y publicidad. Presentando tus últimos semestres, listo para emprender tu vida laboral y lograr levantar la economía de tu familia...

Pero al siguiente, enlazas tu futuro con un Alfa del cual sólo conoces su nombre, su molesta insistencia y su "fama".

Esa, era la suerte de Min YoonGi.

No supo cuándo ocurrió, en qué momento de su vida cometió el error, o qué fue lo que exactamente cometió. Su mente no podía concentrarse en los pasos que daba hacia el altar, sus oídos no lograban captar el sonido de las campanas anunciando su llegada.

Lo único que lo mantenía firme a la tierra, era el brazo que su madre entrelazaba con el suyo.

— La cabeza en alto YoonGi, espalda erguida y sonríe, al menos finje que eres feliz.

¿Cómo podía fingir algo que no se encontraba en la más mínima fibra de su ser? Odiaba todo eso.

Sin embargo, como si de una máquina se tratase, acató las órdenes de su madre, mejorando su postura pero sintiéndose inmediatamente decaído al poder ver a través del velo.

Velo que le parecía de lo más ridículo usar. Pero desde el momento que el contrato fue firmado, él dejó de tener voz y voto con respecto a sí mismo.

A la lejanía pudo observar una figura de anchos hombros, quien tampoco parecía prestarle atención a su alrededor, ni siquiera parecía notar que YoonGi se acercaba.

Ambos chicos estaban siendo víctimas de las ambiciones de sus padres, tal vez uno estaba más interesado que el otro, pero seguían siendo víctimas...

No, solamente había una víctima ahí y esa víctima era dejada con tal cuidado hacia el Alfa, como si fuese un tesoro.

Fue una propuesta de la cual ambos serían beneficiados, un estratégico plan para mantener todo bajo control.

Pero con eso, todos los ideales que tuvieron en un futuro, se venían abajo en ese preciso segundo, en el cual sus manos se juntaron, fingiendo una inexistente emoción ante la "esperada" llegada del "Sí acepto", YoonGi pudo notar la decaída mirada del Alfa que trataba de verle a través de su velo, claro, era como si intentase descifrar las emociones del Omega, ellos no se conocían, al menos no profundamente, eran dos casi desconocidos a punto de juntar sus vidas para la eternidad; en ese momento terminaban los planes de cada uno, terminaban los sueños de encontrar aquella pasión, aquella pareja destinada, aquel amor incondicional.

Aquellos sueños parecían esfumarse cual neblina.

Ambos regresaron a la cruda realidad, en cuanto el hombre frente a ellos mencionó el nombre del Alfa, preguntándole si aceptaba casarse con el Omega a quien sostenía entre sus manos.

El Alfa... se llamaba Kim SeokJin.

El Alfa que le había propuesto un matrimonio obteniendo a cambio la protección económica que tanto su familia necesitaba, le proponía terminar su carrera, conseguir una maestría y doctorado sin miedo a perder el año por falta de pagos. 

Un trabajo en una de las mejores empresas de publicidad o tal vez en la tienda departamental más prestigiosa del país.

Le ofrecía todo, pero le arrebataba todo también.

YoonGi había rechazado aquello la primera vez que llegó, ni siquiera sabía quién era, pero aún así se atrevió a proponerle tal cosa. El Omega le había llamado estúpido, loco y pervertido, justo antes de propiciarle una cachetada, ¿Cómo pudo tener el coraje de aquello?

Sin embargo, la segunda vez, no pudo rechazarlo, había sido tan insistente, que inclusive sus madres habían llegado a su hogar, ya no era una propuesta, era una orden.

Matrimonio [JinSu/TaeGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora