16 Galeones

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Llegó febrero, pero el profesor de defensas contras las artes oscuras no volvió.

Desde el ataque a su hijo, las especulaciones eran cada vez más fuertes: El ataque fue una advertencia para qué el viejo profesor se viera obligado a dejar su puesto en el colegio.
Los de quinto no sabían quién iba a prepararlos para lo que quedaba de clases y los TIMOS se acercaban.
Los de séptimo entraron en pánico por los EXTASIS y los merodeadores pasaban horas y horas intentando escuchar cada novedad del mundo mágico fuera de los muros de Hogwarts... Hubo un hueco académico difícil de llenar y tal vez fue eso lo que llevó a Lily Evans a replantearse varias cosas en su cabeza.


La primera, era que durante cinco años, considero a James Potter una pérdida absoluta del tiempo y estaba completamente equivocada. Ya no tenía las fuerzas suficientes para negar lo que sentía por él y aunque tuviera un carácter bastante fuerte, las peleas que solían tener, eran inexistentes. El mundo comenzaba a ser real y sus sentimientos también. Lo único que le daba temor era que James exagere a lo "James Potter" su salida a Hogsmeade. No había fijado fecha porque Lily no volvió a sacar el tema, pero sabía que él estaba pensando en aquello.


La segunda cosa que no dejaba de pensar, era que la decisión que había tomado de alejarse de Severus, había sido una de las cosas más dolorosas pero necesarias de su vida. Lily observó las actitudes del grupo de amigos de Severus, parecían regodearse de la noticia del profesor.
Los juegos de niños, dejaron de ser juegos y los niños comenzaron a ser potenciales magos oscuros. Lo peor de todo, era que se estaba germinando dentro del castillo.
Lily pensó, analizó, observó y determinó qué en el corto plazo, iba a tener que prepararse. Aún no sabía de qué exactamente, pero debía estarlo.
Pero primero, lo primero. James

-...No contaste esos galones. ¿Estas completamente seguro de que sacaste todo el oro de tu maleta? – Pregunto Remus llevando la cuenta en un pergamino el oro que tenía Sirius.

-Esto es ridículo - se quejó James mirando a su amigo.

-Ridículo eres tú y deja de copiar mi trabajo - le dijo Marlenne dándole la espalda a James.

- ¿Acaso no es adorable? Mckinnon te defiende, Pads – se burló James.

- ¡Solo defiendo mi propio trabajo...! - exclamó Marlenne.

Tenía que ser menos obvia, porque ella no aguantaba las burlas de su "amistad" con Sirius. Si es que así lo podía llamar.
Habían acordado que las pocas horas libres que tenían, las aprovecharán para hacer la pila de deberes que tenían, pero no parecía funcionar muy bien. Sirius se negaba a hacerlos, James quería copiarse de Marlenne y Mary había convencido a Remus de hacer los suyos ya que Me duele tanto la cabeza... ¿Crees que puedes darme algo de cariño para que se me vaya...? Y así consiguió que el chico haga todo lo que ella pedía, pensando que podía retardar sus verdaderas intenciones.

Lily levantó la mirada de los pergaminos de Peter, qué estaban llenos de errores y miró las cuentas que hacía Remus sobre el oro que le quedaba a Sirius en sus bolsillos. A las chicas les pareció un tanto triste, pero Sirius tenía la cabeza erguida y no le importaba tener solo dos Knuts en su bolsillo.

-Entonces, Moony... ¿Cuál es mi estado financiero? – preguntaba Sirius acostado sobre un sillón, limpiando su varita. No le importaba mucho, pero tenía que saber las cosas que tendría que resignar.

-Bueno... - dijo en voz baja Remus mirando el pergamino y las monedas de la mesa - Tienes unos... 16 galeones y 15 Sickles - Se quedaron mudos y Sirius lanzó una carcajada

-Espera amigo... - buscó en su bolsillo y sacó un Sickles adicional - 16 y 16, me gusta más así.

- ¿Tus padres... no te darán más nada? - preguntó Marlenne un tanto preocupada. Pero de nuevo, tenía que ser menos obvia.

Merodeadores superando las expectativasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora